¿Cómo se relacionan la empatía y la creatividad?

Todos estamos familiarizados con la palabra “empatía”, pero pocos conocen el nombre de la mujer radical que introdujo esta palabra en el idioma inglés.

Violet Paget (1856 - 1935) fue una escritora victoriana que publicó bajo el seudónimo de Vernon Lee y es conocida como una de las mujeres más inteligentes de Europa. Acuñó el término “empatía” al notar lo absorta que estaba su pareja Clementine Anstruther-Thompson contemplando el cuadro.

Según Lee, Clementine “se sintió a gusto” con la pintura. Para describir este proceso, Li usó el término alemán einfuhlung e introdujo la palabra “empatía” en el idioma inglés.

Las ideas de Lee resuenan fuertemente con el creciente interés actual en cómo la empatía se relaciona con la creatividad. Desarrollar tu propia creatividad es una forma de entenderte a ti mismo y a los demás. En el siglo XIX, se utilizó el término poético “imaginación moral” para este proceso.

Imaginar significa formarse una imagen mental, pensar, creer, soñar, retratar. Esto es tanto una idea como un ideal. Nuestros sueños nos pueden llevar de pequeños actos de empatía a una noble visión de igualdad y justicia. La imaginación enciende la llama: nos conecta con nuestra creatividad, nuestra fuerza vital. En un mundo de creciente conflicto global, la imaginación es más importante que nunca.

“El gran instrumento del bien moral es la imaginación”, escribió el poeta Percy Bysshe Shelley en su A Defense of Poetry (1840).

La imaginación moral es creativa. Nos ayuda a encontrar mejores formas de ser. Es una forma de empatía que nos anima a ser más amables y amarnos a nosotros mismos y a los demás. “La belleza es verdad, la verdad es belleza; eso es todo lo que sabemos y necesitamos saber”, escribió el poeta John Keats. “No estoy seguro de nada más que de la santidad de los afectos del corazón y de la verdad de la imaginación”.

Nuestra imaginación moral puede conectarnos con todo lo que es verdadero y hermoso en el mundo, en nosotros mismos y en los demás. “Todas las cosas dignas, todos los actos dignos, todos los pensamientos dignos son obras de arte o imaginación”, escribió William Butler Yeats en una introducción a la poesía de William Blake.

Shelley creía que podemos fortalecer nuestras habilidades de imaginación moral “de la misma manera que el ejercicio fortalece nuestros cuerpos”.

Entrenando la Imaginación Moral

Todos podemos participar en ejercicios especiales para el desarrollo de la imaginación moral.

Empieza a leer poesía. Ya sea que lo lea en línea o encuentre un libro viejo polvoriento en casa, Shelley afirmó que la poesía puede "despertar y expandir la mente misma, convirtiéndola en un receptáculo para miles de combinaciones incomprensibles de pensamiento". Es “el heraldo, compañero y seguidor más confiable del despertar de los grandes hombres para un cambio de mentalidad beneficioso”.

Releer. En su libro Hortus Vitae (1903), Lee escribió:

“El mayor placer de leer está en releer. A veces casi ni siquiera se trata de leer, sino de pensar y sentir lo que hay dentro del libro, o lo que salió de él hace mucho tiempo y se instaló en la mente o el corazón”.

Alternativamente, una "lectura consciente" más activa puede generar empatía crítica, un método deliberado de pensamiento diseñado para ser neutral en cuanto a valores.

Ver películas. Toca la magia de la creatividad a través del cine. Relájese regularmente con una buena película para ganar fuerza, y no tenga miedo de que esto lo convierta en un adicto a la televisión. La escritora Ursula Le Guin sugiere que si bien ver una historia en una pantalla es un ejercicio pasivo, aún nos lleva a otro mundo en el que podemos imaginarnos por un tiempo.

Deja que la música te guíe. Si bien la música puede no tener palabras, también desarrolla empatía en nosotros. Según un estudio reciente publicado en la revista Frontiers, “la música es un portal al mundo interior de los demás”.

La danza también puede ayudar a desarrollar lo que se conoce como “empatía cinestésica”. Los espectadores pueden imitar internamente a los bailarines o modelar sus movimientos.

Finalmente, dé rienda suelta a su propio flujo creativo. No importa cuáles sean tus habilidades. Ya sea pintando, escribiendo, haciendo música, cantando, bailando, haciendo manualidades, “solo la imaginación puede acelerar la existencia de algo que permanece oculto”, escribió la poeta Emily Dickinson.

El arte consiste en este proceso alquímico y transformador. La creatividad nos ayuda a encontrar nuevas, verdaderas y mejores formas de ser. “Podemos ser creativos, imaginando y eventualmente creando algo que aún no existe”, escribió Mary Richards, autora de Abriendo nuestro ojo moral.

La autora Brené Brown, popularizadora de la empatía en la actualidad, argumenta que la creatividad es esencial para “vivir desde el corazón”. Ya sea un cuadro o una colcha de retazos, cuando creamos algo damos un paso hacia el futuro, creemos en el destino de nuestras propias creaciones. Aprendemos a confiar en que podemos crear nuestra propia realidad.

¡No tengas miedo de imaginar y crear!

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