“Aquí habrá una ciudad jardín”: para qué sirven las ciudades “verdes” y la humanidad podrá abandonar las megaciudades

“Lo que es bueno para el planeta es bueno para nosotros”, dicen los urbanistas. Según un estudio de la empresa internacional de ingeniería Arup, las ciudades verdes son más seguras, las personas son más saludables y su bienestar general es mayor.

Un estudio de 17 años de la Universidad de Exeter en el Reino Unido encontró que las personas que viven en suburbios verdes o áreas verdes de las ciudades son menos propensas a enfermedades mentales y se sienten más satisfechas con sus vidas. La misma conclusión es apoyada por otro estudio clásico: los pacientes que han sido operados se recuperan más rápido si las ventanas de su habitación dan al parque.

La salud mental y las tendencias agresivas están estrechamente relacionadas, por lo que también se ha demostrado que las ciudades verdes tienen niveles más bajos de delincuencia, violencia y accidentes automovilísticos. Esto se explica por el hecho de que el tiempo dedicado al movimiento y la comunicación con la naturaleza, ya sea un paseo por el parque o un paseo en bicicleta después del trabajo, ayuda a una persona a lidiar con las emociones negativas y la hace menos conflictiva. 

Además del efecto general de mejora de la salud psicológica, los espacios verdes tienen otra propiedad interesante: estimulan a una persona a caminar más, trotar por la mañana, andar en bicicleta y la actividad física, a su vez, ayuda a mantener la salud física de las personas. En Copenhague, por ejemplo, al construir ciclovías en toda la ciudad y, como resultado, mejorar el nivel de salud de la población, fue posible reducir los costos médicos en $12 millones.

Desarrollando esta cadena lógica, podemos suponer que la productividad laboral de la población mental y físicamente sana es mayor, lo que conduce a un aumento en el nivel de bienestar de las personas. Se ha demostrado, por ejemplo, que si coloca plantas en el espacio de la oficina, la productividad de los empleados aumentará en un 15%. Este fenómeno se explica por la teoría de la restauración de la atención propuesta en los años 90 del siglo pasado por los científicos estadounidenses Rachel y Stephen Kaplan. La esencia de la teoría es que la comunicación con la naturaleza ayuda a superar la fatiga mental, aumentando el nivel de concentración y creatividad. Los experimentos han demostrado que un viaje a la naturaleza durante un par de días puede aumentar en un 50% la capacidad de una persona para resolver tareas no estándar, y esta es una de las cualidades más buscadas en el mundo moderno.

Las tecnologías modernas nos permiten ir más allá y mejorar no solo la condición de una persona y de la sociedad en su conjunto, sino también hacer que las ciudades sean más respetuosas con el medio ambiente. Las innovaciones en cuestión se relacionan principalmente con la reducción del consumo de energía y agua, la mejora de la eficiencia energética, la reducción de las emisiones de carbono y el reciclaje de residuos.

Por lo tanto, ahora se están desarrollando activamente las "redes inteligentes", que permiten administrar la producción y el consumo de electricidad en función de las necesidades actuales, lo que aumenta la eficiencia general y evita el funcionamiento inactivo de los generadores. Además, dichas redes pueden conectarse simultáneamente a fuentes de energía permanentes (redes eléctricas) y temporales (paneles solares, aerogeneradores), lo que permite tener acceso ininterrumpido a la energía, maximizando el potencial de los recursos renovables.

Otra tendencia alentadora es el aumento del número de vehículos que funcionan con biocombustibles o electricidad. Los vehículos eléctricos de Tesla ya están conquistando rápidamente el mercado, por lo que es muy posible argumentar que en un par de décadas será posible reducir significativamente las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera.

Otra innovación en el campo del transporte, que, a pesar de lo fantástico, ya existe, es el sistema de transporte automático de personas. Los pequeños coches eléctricos que circulan por vías especialmente asignadas para ellos pueden transportar un grupo de pasajeros del punto A al punto B en cualquier momento y sin detenerse. El sistema está totalmente automatizado, los pasajeros solo indican el destino al sistema de navegación y disfrutan de un viaje completamente ecológico. De acuerdo con este principio, el movimiento se organiza en el aeropuerto de Londres Heathrow, en algunas ciudades de Corea del Sur y en la Universidad de West Virginia en los EE. UU.

Estas innovaciones requieren inversiones importantes, pero su potencial es enorme. También hay ejemplos de soluciones más económicas que también reducen la carga de la urbanización sobre el medio ambiente. Éstos son sólo algunos de ellos:

— La ciudad de Los Ángeles reemplazó alrededor de 209 farolas con bombillas de bajo consumo, lo que resultó en una reducción del 40 % en el consumo de energía y una reducción de 40 toneladas en las emisiones de dióxido de carbono. Como resultado, la ciudad ahorra $10 millones al año.

– En París, en apenas dos meses de funcionamiento del sistema de alquiler de bicicletas, cuyos puntos estaban repartidos por toda la ciudad, unas 100 personas comenzaron a recorrer más de 300 kilómetros diarios. ¿Te imaginas el poderoso efecto que esto tendrá en la salud humana y el medio ambiente?

– En Freiburg, Alemania, el 25% de toda la energía consumida por la población y las empresas de la ciudad se genera a partir de la descomposición de la basura y los desechos. La ciudad se posiciona como una "ciudad de fuentes de energía alternativas" y está desarrollando activamente la energía solar.

Todos estos ejemplos son más que inspiradores. Demuestran que la humanidad cuenta con los recursos intelectuales y tecnológicos necesarios para minimizar su impacto negativo sobre la naturaleza, y al mismo tiempo mejorar su propia salud mental y física. Las cosas son pequeñas: ¡pasa de las palabras a los hechos!

 

Deje un comentario