Emoliente: ¿un uso eficaz contra el eccema?

Emoliente: ¿un uso eficaz contra el eccema?

El eccema es una enfermedad paralizante muy común. No existen medios pequeños para atenuar las repercusiones y el uso regular de emolientes, entre los ataques que caracterizan esta afección crónica, es fundamental.

Eczema, ¿qué es?

El eccema se caracteriza por enrojecimiento y picazón. A veces se forman pequeñas ampollas en las superficies afectadas. Es una condición incapacitante, especialmente porque la enfermedad puede haber comenzado muy temprano. Los bebés y los niños pueden verse afectados: es la dermatitis atópica.

Por tanto, es una enfermedad crónica y evoluciona en brotes. Los brotes deben tratarse médicamente (tratamiento local o general) pero entre brotes el uso de emolientes puede ser de gran ayuda.

No todos los eczemas son iguales

Es importante enumerar el tipo de eccema que tiene. De hecho, los emolientes existen en varias formas y están indicados precisamente para cada tipo de eccema. Es muy fácil elegir el correcto porque la indicación está escrita en el empaque del producto.

  • Volvamos a la dermatitis atópica, que afecta a 1 de cada 10 niños a partir de los 3 meses. Los emolientes se pueden usar en bebés entre los brotes, pero también al comienzo de un pequeño enrojecimiento con picazón y tirantez. Una simple hidratación del rostro o del cuerpo aporta un calmante apreciable;
  • Existen eccemas de contacto provocados por la presencia de alérgenos (metales en joyas y relojes, perfumes, esmaltes de uñas, etc.): los pacientes aprenden con bastante facilidad a evitarlos;
  • El eccema de contacto crónico termina agrietando la piel, que se espesa, se oscurece y pueden aparecer grietas en las manos y los pies;
  • Finalmente, rociar agua termal puede aliviar la picazón en la piel.

Emolientes en el eccema, ¿para qué?

Los emolientes (del latín emolir suavizar) son una sustancia que hidrata, suaviza y suaviza la piel. Vienen en forma de:

  • Árbol;
  • Ungüentos
  • Aceites;
  • Cremas;
  • Emulsiones;
  • Leche.

El uso de un emoliente entre los brotes de eccema limita tanto su frecuencia como su intensidad.

En esta lista, cuanto más seca es la piel, más se hace la elección hacia la parte superior de esta lista.

El emoliente:

  • mejora el estado de la piel;
  • luchar contra la evaporación excesiva y, por tanto, contra la sequía;
  • protege la piel de las agresiones externas y fortalece así su función de “barrera”;
  • limitar el número, la frecuencia y la intensidad de las recaídas.

Finalmente, el emoliente es el tratamiento básico para el eccema.

¿COMO SE USA?

Los emolientes “muestran” sus propiedades: las texturas son variables. Los más ricos son los ceratos y los bálsamos. Las más ligeras son las cremas y las leches. La elección se hace en función del grado de sequedad de la piel, de la estación y de los deseos del día (no siempre queremos “untar” de la misma manera). Elegimos productos que contengan la menor cantidad de ingredientes posible, sin fragancia y no alergénicos. Sin embargo, debe contener agua, agentes captadores de agua en la piel y capaces de producir una película impermeable contra, finalmente, las sustancias grasas mejorando la cohesión de las células, restaurando la elasticidad de la piel.

Alguna información para saber:

  • Algunos emolientes son recetados por el médico y, por lo tanto, reembolsables, pero las “preparaciones magistrales” proporcionadas por el farmacéutico tienen una vida útil máxima de un mes;
  • No todos los productos son aptos para todo tipo de pieles: es posible solicitar muestras para tener una mejor idea de su eficacia;
  • El trabajo se hace después de la ducha;
  • El uso es diario: la regularidad de su uso todos los días garantiza su mayor utilidad;
  • En la práctica, el emoliente se calienta en sus manos y se extiende sobre la zona afectada procediendo a pequeños, lentos y regulares masajes;
  • Se usa entre convulsiones. No es un tratamiento para el brote de eccema (el médico prescribirá un corticosteroide tópico local en los brotes simples).

Lucha contra un triple sufrimiento

Una vez más, el eccema es una enfermedad inflamatoria crónica individual que no es contagiosa.

El sufrimiento de los afectados es:

  • físico (las formas infectadas son muy dolorosas);
  • psicológico (especialmente en la adolescencia, dificultades en las relaciones románticas y miedo a las cicatrices);
  • social: las lesiones faciales y el rascado disuaden a algunas personas ignorantes de acercarse a los pacientes "eccematosos" pensando que son contagiosos.

Razones de más para minimizar las molestias inherentes a esta enfermedad y se recomienda encarecidamente el uso de emolientes que retrasen los brotes y los hagan menos dolorosos.

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