Psicología

La terapeuta de parejas y autora del best-seller Cría en cautividad, Esther Perel, que ha asesorado a parejas durante muchos años, ha llegado a la conclusión de que nuestros fracasos en el amor se deben a sentimientos intransigentes. Ella expresa los conceptos erróneos más comunes que impiden que se encuentre el amor verdadero.

1. Los cónyuges que se aman siempre se dicen la verdad.

¿Vale la pena decirle a su ser querido que tiene kilos de más y arrugas? ¿O humillar a su cónyuge con una confesión sobre una vieja aventura? La honestidad puede ser muy cruel, y el conocimiento puede doler.

Recomiendo que los clientes no le cuenten a sus parejas sobre cosas que es poco probable que digieran y olviden rápidamente. Antes de exponer todos los entresijos, evalúe el posible daño de sus palabras. Además, la máxima apertura reduce nuestra atracción mutua y crea el notorio efecto de “parientes cercanos”.

2. Los problemas sexuales indican problemas de relación.

Generalmente se acepta que las parejas emocionalmente sanas llevan una vida sexual activa, y la falta de sexo está necesariamente asociada a un declive en la esfera de los sentimientos. No siempre es así.

El amor y el deseo pueden estar relacionados, pero también pueden entrar en conflicto o desarrollarse en paralelo, y esta es la paradoja de la atracción erótica. Dos personas pueden estar muy apegadas fuera del dormitorio, pero su vida sexual puede ser muy insípida o simplemente inexistente.

3. El amor y la pasión van de la mano

Durante siglos, el sexo en el matrimonio fue percibido como un «deber marital». Ahora nos casamos por amor y después de la boda esperamos que la pasión y la atracción no nos abandonen por muchos años más. Las parejas cultivan un sentido de intimidad emocional, esperando que haga que su vida sexual sea aún más brillante.

Para algunas personas, esto es cierto. La seguridad, la confianza, la comodidad, la constancia estimulan su atracción. Pero para muchas cosas son diferentes. El contacto afectivo cercano mata la pasión: la despierta una sensación de misterio, de descubrimiento, de cruzar algún puente invisible.

La conciliación del erotismo y la vida cotidiana no es un problema que debamos resolver, es una paradoja que hay que aceptar. El arte es aprender a estar «lejos y cerca» en el matrimonio al mismo tiempo. Esto se puede lograr creando su propio espacio personal (intelectual, físico, emocional), su jardín secreto, en el que nadie entra.

4. La sexualidad masculina y femenina son inherentemente diferentes.

Muchos creen que la sexualidad masculina es primitiva y está más determinada por los instintos que por las emociones, y el deseo femenino es cambiante y requiere condiciones especiales.

En realidad, la sexualidad masculina está tan involucrada emocionalmente como la sexualidad femenina. La depresión, la ansiedad, la ira o, por el contrario, el sentimiento de enamoramiento afectan fuertemente el impulso sexual. Sí, es más probable que los hombres utilicen el sexo como antiestrés y regulador del estado de ánimo. Pero al mismo tiempo, están muy preocupados por su propia viabilidad y el temor de no complacer a su pareja.

No pienses en los hombres como biorobots: están tan involucrados emocionalmente como tú.

5. La unión ideal se basa en la igualdad

En uniones felices, las personas se complementan y no luchan por la igualdad de derechos y oportunidades. Exaltan las cualidades únicas de sus socios sin tratar de demostrar su superioridad sobre ellos.

Vivimos en una era de autocrítica y dedicamos demasiado tiempo a la autoflagelación y a la búsqueda de imperfecciones en las personas y las relaciones. Pero por nuestro propio bien, vale la pena aprender a criticar menos y apreciar más lo que tenemos: nosotros mismos, nuestra vida, nuestra pareja y nuestro matrimonio.

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