La enfermedad de Krabbe

La enfermedad de Krabbe

La enfermedad de Krabbe es una enfermedad hereditaria que afecta los nervios del sistema nervioso. Afecta aproximadamente a 1 de cada 100 personas y con mayor frecuencia afecta a los bebés. Es causada por el mal funcionamiento de una enzima que daña la vaina de mielina.

¿Qué es la enfermedad de Krabbe?

Definición

La enfermedad de Krabbe es un trastorno hereditario que destruye la vaina que rodea las células nerviosas (mielina) del sistema nervioso central (cerebro y médula espinal) y periférico.

En la mayoría de los casos, los signos y síntomas de la enfermedad de Krabbe se desarrollan en bebés antes de los 6 meses, lo que generalmente resulta en la muerte a los 2 años. Cuando se desarrolla en niños mayores y adultos, el curso de la enfermedad puede variar ampliamente.

No existe cura para la enfermedad de Krabbe y el tratamiento se centra en la atención de apoyo. Sin embargo, los métodos de trasplante de células madre han mostrado cierto éxito en los bebés que reciben tratamiento antes de que comiencen los síntomas y en algunos niños mayores y adultos.

La enfermedad de Krabbe afecta aproximadamente a 1 de cada 100 personas. La forma infantil representa el 000% de los casos en las poblaciones del norte de Europa. También se conoce como leucodistrofia de células globoides.

Causas de la enfermedad de Krabbe

La enfermedad de Krabbe es causada por una mutación en un gen particular (GALC) que produce una enzima específica (galactocerebrosidasa). La ausencia de esta enzima provocada por la mutación conduce a la acumulación de productos (galactolípidos) que destruirán los oligodendrocitos, células que están en el origen de la formación de la mielina. La subsiguiente pérdida de mielina (un fenómeno llamado desmielinización) evita que las células nerviosas envíen y reciban mensajes.

¿Quién es el más afectado?

La mutación genética asociada con la enfermedad de Krabbe solo causa la enfermedad si el paciente tiene ambas copias mutadas del gen heredadas de los padres. Una enfermedad resultante de dos copias mutadas se denomina trastorno autosómico recesivo.

Si cada padre tiene una copia mutada del gen, el riesgo para un niño sería el siguiente:

  • Un riesgo del 25% de heredar dos copias mutadas, lo que conduciría a la enfermedad.
  • Un riesgo del 50% de heredar de una sola copia mutada. El niño es entonces portador de la mutación pero no desarrolla la enfermedad.
  • Un riesgo del 25% de heredar dos copias normales del gen.

Diagnóstico de la enfermedad de Krabbe

En algunos casos, la enfermedad de Krabbe se diagnostica en recién nacidos con pruebas de detección antes de que aparezcan los síntomas. Sin embargo, en la mayoría de los casos, la aparición de los síntomas se desencadena primero antes de una prueba, con una exploración posterior de las posibles causas.

Las pruebas de laboratorio

Se envían una muestra de sangre y una biopsia (pequeña muestra de piel) a un laboratorio para evaluar el nivel de actividad de la enzima GALC. Un nivel de actividad muy bajo o nulo puede reflejar la presencia de la enfermedad de Krabbe.

Aunque los resultados ayudan al médico a hacer un diagnóstico, no proporcionan evidencia de la rapidez con la que puede progresar la enfermedad. Por ejemplo, una actividad GALC muy baja no significa necesariamente que la enfermedad progresará rápidamente.

Electroencefalograma (EEG)

Un EEG anormal puede reforzar la hipótesis de una enfermedad.

Pruebas de imágenes

Su médico puede ordenar una o más pruebas de diagnóstico por imágenes que pueden detectar la pérdida de mielina en las áreas afectadas del cerebro. Estas pruebas incluyen:

  • Imágenes por resonancia magnética, una tecnología que utiliza ondas de radio y un campo magnético para producir imágenes tridimensionales detalladas.
  • Tomografía computarizada, una tecnología de radiología especializada que produce imágenes bidimensionales.
  • El estudio de la conducción nerviosa, que mide la rapidez con la que los nervios pueden enviar un mensaje. Cuando la mielina que rodea los nervios está alterada, la conducción nerviosa es más lenta.

Prueba genética

Se puede realizar una prueba genética con una muestra de sangre para confirmar un diagnóstico.

Las pruebas genéticas para evaluar el riesgo de tener un hijo con la enfermedad de Krabbe se pueden considerar en ciertas situaciones:

  • Si los padres son portadores conocidos, pueden solicitar pruebas genéticas prenatales para determinar si es probable que su hijo desarrolle la enfermedad.
  • Si uno o ambos padres son probablemente portadores de una mutación del gen GALC debido a antecedentes familiares conocidos de enfermedad de Krabbe.
  • Si a un niño se le diagnostica la enfermedad de Krabbe, una familia puede considerar la realización de pruebas genéticas para identificar a sus otros hijos que podrían desarrollar la enfermedad más adelante en la vida.
  • Los portadores conocidos, que utilizan fertilización in vitro, pueden solicitar pruebas genéticas antes de la implantación.

Cribado neonatal

En algunos estados, una prueba para la enfermedad de Krabbe es parte de un conjunto estándar de evaluaciones para recién nacidos. La prueba de detección inicial mide la actividad de la enzima GALC. Si la actividad de la enzima es baja, se realizan pruebas GALC de seguimiento y pruebas genéticas. El uso de pruebas de detección en recién nacidos es relativamente nuevo.

Evolución y posibles complicaciones

En los niños con enfermedad de Krabbe avanzada se pueden desarrollar una serie de complicaciones, incluidas infecciones y dificultades respiratorias. En las últimas etapas de la enfermedad, los niños quedan discapacitados, permanecen en sus camas y terminan en un estado vegetativo.

La mayoría de los niños que desarrollan la enfermedad de Krabbe en la infancia mueren antes de los 2 años, con mayor frecuencia por insuficiencia respiratoria o complicaciones por la pérdida completa de la movilidad y una marcada disminución del tono muscular. Los niños que desarrollan la enfermedad más tarde en la infancia pueden tener una esperanza de vida algo más larga, generalmente entre dos y siete años después del diagnóstico.

Síntomas de la enfermedad de Krabbe

Los primeros signos y síntomas de la enfermedad de Krabbe en la primera infancia pueden parecerse a varias enfermedades o problemas de desarrollo. Por lo tanto, es importante obtener un diagnóstico rápido y preciso si su hijo presenta algún signo o síntoma de la enfermedad.

Los signos y síntomas más comúnmente asociados con niños mayores y adultos no son específicos de la enfermedad de Krabbe y requieren un diagnóstico oportuno.

Las preguntas que hará el médico sobre los síntomas son las siguientes:

  • ¿Qué signos o síntomas ha notado? ¿Cuándo empezaron?
  • ¿Han cambiado estos signos o síntomas con el tiempo?
  • ¿Ha observado algún cambio en la atención de su hijo?
  • ¿Tu hijo ha tenido fiebre?
  • ¿Ha notado una irritabilidad inusual o excesiva?
  • ¿Ha notado algún cambio en los hábitos alimenticios?

Las preguntas, especialmente para niños mayores o adultos, pueden ser:

  • ¿Ha experimentado su hijo algún cambio en su rendimiento académico?
  • ¿Tuvo dificultades con las tareas normales o relacionadas con el trabajo?
  • ¿Su hijo está recibiendo tratamiento por algún otro problema médico?
  • ¿Su hijo ha comenzado recientemente un nuevo tratamiento?

En la mayoría de los casos, los signos y síntomas de la enfermedad de Krabbe aparecen en los primeros meses después del nacimiento. Comienzan gradualmente y empeoran gradualmente.

Los signos y síntomas habituales al inicio de la enfermedad (entre los dos y los seis meses de vida) son los siguientes:

  • Dificultades de alimentación
  • Gritos inexplicables
  • Irritabilidad extrema
  • Fiebre sin signos de infección.
  • Vigilancia disminuida
  • Retrasos en las etapas de desarrollo
  • Espasmos musculares
  • Control deficiente de la cabeza
  • Vómitos frecuentes

A medida que avanza la enfermedad, los signos y síntomas se vuelven más graves. Pueden incluir:

  • Desarrollo anormal
  • Pérdida progresiva de audición y vista.
  • Músculos rígidos y tensos
  • Pérdida gradual de la capacidad de tragar y respirar.

Cuando la enfermedad de Krabbe se desarrolla más tarde en la infancia (de 1 a 8 años) o en la edad adulta (después de los 8 años), los signos y síntomas pueden variar ampliamente e incluyen:

  • Pérdida progresiva de la visión con o sin neuropatía periférica
  • Dificultad para caminar (ataxia)
  • Parestesia con sensación de ardor
  • Pérdida de la destreza manual
  • Debilidad muscular

Como regla general, cuanto más temprana sea la edad de aparición de la enfermedad de Krabbe, más rápido progresará la enfermedad.

Algunas personas diagnosticadas durante la adolescencia o la edad adulta pueden tener síntomas menos graves, siendo la debilidad muscular una condición primaria. Es posible que no tengan ninguna alteración en sus capacidades cognitivas.

Es importante hacer un seguimiento del niño para monitorear su desarrollo, en particular:

  • su crecimiento
  • Su tono muscular
  • Su fuerza muscular
  • Su coordinacion
  • Su postura
  • Sus capacidades sensoriales (visión, audición y tacto)
  • Su dieta

Tratamiento

Para los bebés que ya han desarrollado síntomas de la enfermedad de Krabbe, actualmente no existe ningún tratamiento que pueda alterar el curso de la enfermedad. Por lo tanto, el tratamiento se centra en controlar los síntomas y brindar cuidados de apoyo.

Las intervenciones incluyen:

  • medicamentos anticonvulsivos para controlar las convulsiones;
  • medicamentos para aliviar la espasticidad muscular y la irritabilidad;
  • fisioterapia para minimizar el deterioro del tono muscular;
  • suministro de nutrientes, por ejemplo, mediante el uso de una sonda gástrica para suministrar líquidos y nutrientes directamente al estómago.

Las intervenciones para niños mayores o adultos con formas más leves de la enfermedad pueden incluir:

  • fisioterapia para minimizar el deterioro del tono muscular;
  • terapia ocupacional para lograr la mayor independencia posible con las actividades diarias;
  • trasplante de células madre hematopoyéticas que pueden mantener la mielina mediante la producción de enzimas GALC. Provienen de la sangre del cordón umbilical, de la médula ósea de un donante o de las células madre sanguíneas circulantes.

Esta terapia puede mejorar los resultados en los bebés si el tratamiento se inicia antes de que comiencen los síntomas, es decir, cuando se hace un diagnóstico después de que se prueba una prueba de detección del recién nacido. Los bebés que aún no presentan síntomas y reciben un trasplante de células madre tienen una progresión más lenta de la enfermedad. Sin embargo, todavía tienen dificultades significativas para hablar, caminar y otras habilidades motoras.

Los niños mayores y los adultos con síntomas leves también pueden beneficiarse de este tratamiento.

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