Ptérigion

Ptérigion

Un pterigión es una masa de tejido que crece al nivel del ojo, con mayor frecuencia en la esquina interna. Se trata de una lesión que suele ser benigna, pero que a veces puede extenderse y afectar la agudeza visual. El manejo depende de la gravedad de la lesión.

¿Qué es el pterigión?

Definición de pterigión

Un pterigión se refiere a un crecimiento de tejido a nivel de la conjuntiva, es decir, una masa de tejido que se desarrolla al nivel de la membrana transparente que cubre el blanco del ojo.

En la mayoría de los casos, el pterigión se desarrolla en la esquina interna del ojo y no causa ningún síntoma. Sin embargo, a veces se propaga, llega a la córnea (una estructura transparente ubicada en la parte frontal del globo ocular) y altera la visión.

Causas y factores de riesgo

Hasta la fecha, el origen del desarrollo de un pterigión no está claramente establecido. Sin embargo, se han identificado factores externos que pueden favorecer su aparición. Entre ellos, el principal factor de riesgo es la exposición excesiva al sol. La exposición al viento, polvo, arena, contaminación, suciedad, alérgenos y productos químicos también parece tener un impacto en el desarrollo de un pterigión.

Diagnóstico de pterigión

El diagnóstico de pterigión se basa en un simple examen clínico. Puede ser confirmado por un oftalmólogo.

Se estima que el desarrollo de un pterigión afecta principalmente a personas que están expuestas regularmente al sol. Este crecimiento de tejido en el ojo se observa con mayor frecuencia en personas que pasan mucho tiempo al aire libre y viven en países con climas cálidos y soleados.

Los síntomas del pterigión

Crecimiento de tejido en el ojo.

El desarrollo de un pterigión se caracteriza por la aparición de una pequeña masa de tejido en el blanco del ojo. Esto generalmente se desarrolla en la esquina interna del ojo, pero a veces se puede ver en la esquina externa.

En la mayoría de los casos, la presencia de un pterigión no causa molestias. El crecimiento permanece localizado en el rabillo del ojo.

En la etapa inicial, el pterigión permanece asintomático. Solo provoca el desarrollo de un pequeño bulto en la parte blanca del ojo que suele pasar desapercibido y no causa molestias. Este crecimiento benigno aparece con mayor frecuencia en el rabillo del ojo, pero también puede desarrollarse en el rabillo externo del ojo.

Posibles irritaciones

A veces, el pterigión continúa expandiéndose. La masa de tejido rosa y blanca tiende a causar una sensación desagradable en el ojo. Puede observarse:

  • hormigueo;
  • una sensación de ardor;
  • una sensación de presencia de cuerpos extraños.

Estos síntomas se acentúan durante la exposición al sol. El pterigión se enrojece y puede producirse un desgarro.

Posibles alteraciones visuales

En los casos más graves, la masa de tejido se extenderá hasta la córnea y alterará su estructura. La deformación de la curvatura de la córnea da como resultado una visión reducida.

Tratamientos para el pterigión

Seguimiento del oftalmólogo

Cuando el pterigión no se disemina y no causa ninguna molestia, no se aplica ningún tratamiento. Solo se recomienda un control oftalmólogo regular para prevenir cualquier desarrollo del pterigión.

Tratamientos farmacológicos

Si el pterigión se disemina y causa molestias, los síntomas se pueden tratar con diferentes tratamientos:

  • lagrimas artificiales;
  • gotas para los ojos antiinflamatorios;
  • ungüento ocular con corticosteroides.

Tratamiento quirúrgico

Se necesita cirugía si el pterigión se vuelve demasiado grande y afecta la visión. La operación consiste en realizar un autoinjerto conjuntival: se extrae la parte dañada de la conjuntiva y se sustituye por tejido sano extraído del interesado. Sin embargo, esta técnica eficaz presenta un riesgo de recurrencia. Es importante tomar medidas preventivas para evitar que el pterigión vuelva a desarrollarse.

Prevenir el pterigión

Para prevenir el desarrollo de pterigión, es recomendable proteger los ojos de diversas agresiones externas (rayos ultravioleta, viento, polvo, polución, suciedad, alérgenos, productos químicos, etc.). Por lo tanto, se recomienda, en particular, contactar con un óptico para elegir un par de gafas de sol con buena protección contra los rayos UV. También es recomendable humedecer las estancias de su lugar de vida para evitar atmósferas demasiado secas, y luchar en lo posible contra los depósitos de polvo en su interior.

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