A los 3 años: la edad del por qué

Descubriendo el mundo

Al comienzo de su vida, un niño no es realmente consciente del mundo que lo rodea. Le damos de beber cuando tiene sed, lo vestimos cuando tiene frío, sin necesidad de que comprenda la relación causa-efecto. Luego se da cuenta del mundo exterior poco a poco, su cerebro comienza a funcionar cada vez más racionalmente. El niño se propone descubrir el mundo, se vuelve hacia los demás y busca cada vez más interactuar con su entorno. También es a esta edad cuando madura su lenguaje. De ahí una avalancha de preguntas para intentar comprender lo que le rodea.

Sea paciente con su hijo

Si el niño hace todas estas preguntas es porque necesita respuestas. Por eso hay que tener paciencia y tratar de responder a cada una de ellas según su edad. Ciertas explicaciones que son demasiado profundas o que se dicen demasiado pronto podrían sorprenderlo. Lo más importante es no poner nunca al niño en dificultades. Si llega al desbordamiento, ofrézcase a responder estas preguntas más tarde o remítalo a otra persona. Esto les ayudará a recordar que a usted le importan sus preguntas. Por otro lado, tampoco trates de explicarle todo. Es mejor esperar hasta que te pregunte espontáneamente. Esto a menudo significará que es lo suficientemente maduro para escuchar la respuesta.

Establece una relación de confianza con tu hijo a partir de los 3 años.

Los temas discutidos por los niños son a menudo impredecibles y sus preguntas pueden confundirlo, como las relativas a la sexualidad, por ejemplo. Si te hacen sentir incómodo, díselo a tu hijo y usa medios tortuosos como libros. Prefiera aquellos con diagramas en lugar de fotos, es más probable que lo sorprendan. Lo mejor es siempre intentar dar la respuesta más exacta posible. También sepa que con sus preguntas, su hijo también lo está probando. Así que no te sientas culpable si no sabes qué responder, esta es la oportunidad de demostrarle que no eres todopoderoso e infalible. Al ser sincero en sus respuestas, establecerá un vínculo de confianza con su hijo.

Dile la verdad a tu hijo

Ésta es una de las principales ideas de Françoise Dolto: la importancia del habla verdadera. El niño entiende intuitivamente lo que decimos, e incluso un niño muy pequeño es capaz de detectar el acento de la verdad en nuestras palabras. Por lo tanto, evite responder preguntas importantes, como la sexualidad o enfermedades graves, de una manera demasiado evasiva o, peor aún, mintiéndoles. Esto puede crearle una angustia terrible. Brindarle las respuestas más exactas posibles es la mejor manera de dar sentido a la realidad y, por tanto, de tranquilizarlo.

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