Nacimiento: los beneficios del contacto piel con piel

7 buenas razones para estar piel a piel con tu bebé

El contacto piel con piel después del nacimiento, pero también más adelante, proporciona a los bebés, y especialmente a los prematuros, muchos efectos positivos. Los estudios también han demostrado los beneficios de esta práctica en el vínculo madre-hijo y, de manera más general, en el bienestar de los padres.

La piel con piel calienta al bebé al nacer 

Colocado piel con piel con su madre, el bebé recupera la temperatura (37 C) del útero materno (y esta se mantiene), su frecuencia cardíaca y respiración se estabilizan, su nivel de azúcar en sangre es más alto. Si la madre no está disponible de inmediato, como una cesárea, el contacto piel a piel con el padre también ayuda a mantener caliente al bebé recién nacido.

Le da al bebé buenas bacterias.

En contacto directo con la piel de su madre, el bebé está contaminado por su “flora bacteriana”. Se trata de "bacterias buenas" que le permitirán combatir infecciones y desarrollar sus propias defensas inmunológicas.

Piel con piel tranquiliza al bebé

El nacimiento representa un trauma para el niño. El paso del útero materno al exterior hace que el bebé pierda el rumbo. El contacto temprano y prolongado entre madre e hijo es, por tanto, una necesidad fisiológica para el recién nacido. El calor del cuerpo, el olor de la madre o del padre, el sonido de sus voces ayudarán a tranquilizarlo y facilitarán su transición al mundo exterior. Cuando regrese a casa, es recomendable practicar el contacto piel con piel con la mayor frecuencia posible para continuar ayudando al bebé a adaptarse a su nueva vida.

El contacto temprano facilita el inicio de la lactancia materna

El contacto piel con piel después del nacimiento desencadena un comportamiento muy específico en el recién nacido. Instintivamente se arrastrará hacia el pezón y luego tomará el pecho tan pronto como esté listo. Este comportamiento ocurre en promedio después de aproximadamente una hora de contacto ininterrumpido de piel a piel. Cuanto más a menudo ponemos a nuestro bebé piel con piel, más también promovemos el flujo de leche, que generalmente ocurre dentro de los tres días posteriores al parto.

La piel con piel mejora el bienestar del recién nacido

Los bebés piel con piel tienen significativamente menos episodios de llanto que los que se colocan en una cuna y la duración de estos episodios es mucho más corta. Un estudio realizado en recién nacidos de 4 horas mostró que aquellos que se beneficiaron de una hora de contacto piel con piel presentaron, en comparación con un grupo de control separado, una mejor organización conductual y un sueño más tranquilo. .

Piel con piel promueve el apego entre padres e hijos

La proximidad desencadena la secreción de oxitocina, la hormona del apego, que facilita el establecimiento del vínculo madre-hijo. La liberación de esta hormona también promueve el reflejo de eyección de la leche que ayuda a mantener una buena lactancia.

Tranquiliza y tranquiliza a la madre

Piel con piel influye directamente en el comportamiento de la madre que se siente más calmada cuando su bebé está en contacto con ella. La secreción de oxitocina mencionada anteriormente permite este mecanismo. Piel con piel, la madre y el bebé también producirán endorfinas. Esta hormona que no es otra que una morfina natural, reduce la ansiedad y aporta sensación de liberación, bienestar y euforia. También se ha demostrado que piel con piel reduce el estrés en las madres cuyos bebés han sido ingresados ​​en una sala neonatal. 

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