Crisis de diferente época: cómo sobrevivir y seguir adelante

En la vida de todos hay períodos en los que las metas parecen inalcanzables y los esfuerzos son inútiles. Los períodos de recesión duran más de un día y ocurren más de una vez, a veces anulando todas las aspiraciones. ¿Cómo lidiar contigo mismo? ¿Cómo dar un paso más? Algunas formas simples pero efectivas ayudarán a no perder la fe en ti mismo.

“Todo está mal conmigo, ya tengo 25 años y nada se ha hecho para la eternidad”, “Pasó otro año y todavía no soy millonario / no soy una estrella de Hollywood / no estoy casado con un oligarca / no soy un presidente / no un premio Nobel”. Tales pensamientos visitan a una persona que se enfrenta a una crisis, lo que en psicología se llama existencial.

La distancia entre la ambición y la realidad parece infranqueable. Surge la sensación de que la vida se vive en vano, no del modo en que uno quisiera. Año tras año, los sueños siguen siendo sólo sueños y no se producen cambios significativos. ¿Sensación familiar?

Aunque la situación pueda parecer desesperada, existe una receta para salir de la crisis. Está probado en el campo e incluye solo cuatro pasos.

1. Recuerde que tales períodos han ocurrido antes. Hubo caídas, y después de ellas, subidas, y te las arreglaste. Así que este es un estado temporal que pasará. Analiza cómo lograste salir del impasse la última vez, qué hiciste, qué no hiciste. Los períodos de desesperación no matan, pero dan lugar a la reflexión: ¿qué puede hacer para avanzar más hacia su objetivo previsto?

2. Compara: ¿qué soñaste hace un año, qué tienes ahora? El éxito de los demás siempre se nota. Desde fuera parece que otras personas consiguen todo más rápido. El truco es simple: todo lo que te rodea está justo frente a tus ojos, por lo que los cambios no son visibles y parece que no hay progreso.

Para evaluar adecuadamente sus esfuerzos, busque una foto antigua y compárela con lo que ve ahora. ¿Recuerdas cómo era la vida hace un año? ¿Qué problemas resolviste, qué metas te propusiste, en qué nivel estabas? Tal vez, antes no podías comprar mantequilla para el pan, pero hoy te preocupa que las perlas sean pequeñas.

Por eso es tan importante recordar tu etapa anterior y compararla con la actual. ¿Cualquier progreso? ¿Entonces soñaste con conseguir lo que tienes ahora? Aprende a no subestimar tus logros.

3. Imagina que tu éxito aumenta exponencialmente. Todos los días, el número de pasos dados se multiplica por un número fijo. Por ejemplo, hoy estás en la celda 1, mañana 1 x 2, pasado mañana 2 x 2. Y luego, a la celda 8, luego a la 16, e inmediatamente a la 32. Cada paso siguiente no es igual al anterior. Cada resultado multiplica el anterior solo si te mueves a propósito en una dirección. Esto es lo que le permite lograr resultados grandiosos, incluso si al principio solo había uno. Por lo tanto, cuando la ola de desánimo comience a surgir de nuevo, recuerda que una progresión geométrica inevitablemente conducirá a un resultado. Lo principal es no parar.

4. Utiliza la técnica de los «pequeños pasos». Para evaluar su eficacia, primero hablemos de las hormonas: dopamina y serotonina. Imagina que estás en el punto A y miras tu preciado objetivo, que te espera en el punto Z, y hay un abismo entre ellos. El punto I está demasiado lejos del principio, demasiado poco realista e inalcanzable, y esto provoca apatía y depresión.

¿Por qué? Porque el cuerpo se niega a dar energía a las acciones «no rentables». “Es imposible”, dice el cerebro y apaga la actividad en esa dirección. La dopamina es responsable de la motivación y las acciones activas en nuestro cuerpo. Esta es la llamada "hormona que promete felicidad", brinda placer por la anticipación de la recompensa, por el proceso de avanzar hacia la meta.

Es la dopamina la que te hace avanzar, pero si por algún tiempo las acciones no traen un resultado evidente, la meta aún está lejos, la serotonina está conectada. Esta hormona se libera cuando recibes la recompensa prometida. Si el camino hacia la meta se vuelve demasiado largo, el nivel de serotonina cae y la dopamina cae después. Resulta que como no hay recompensa, no hay motivación, y viceversa: no hay motivación, no hay recompensa.

Estás decepcionado: nada funcionará, es hora de parar. ¿Qué hacer?

Aprende el arte de los «pequeños pasos». Es fácil ver que entre el punto de partida A y el de destino I hay muchas otras letras igualmente importantes, por ejemplo, B, C y G. Cada una de ellas es responsable de una celda específica. Se da el primer paso, y ahora estás en B, se da el segundo, y ya estás en G. Si no mantienes el punto inaccesible I frente a tus ojos todo el tiempo, sino que te concentras en el punto más cercano, entonces puedes evitar la trampa de la dopamina y la serotonina.

Entonces, habiendo dado un paso, estarás donde querías estar y estarás satisfecho. La serotonina trae recompensas, sientes la alegría del éxito y el cerebro da el visto bueno para la próxima dosis de dopamina. Parecería simple y claro: ir a pequeños pasos, sin esforzarse en largas distancias. ¿Por qué algunos tienen éxito y otros no? El hecho es que muchas personas intentan llegar inmediatamente al punto I, saltándose todos los demás pequeños objetivos en el camino hacia él.

Ten paciencia y vencerás. Felicítese por cada pequeña victoria, celebre cada pequeño progreso y recuerde que todo es posible, pero no de inmediato.

Deje un comentario