Fórmula de catástrofe ecológica

Esta ecuación es sorprendente en su simplicidad y tragedia, hasta cierto punto incluso fatal. La fórmula se ve así:

Deseo ilimitado del bien X El crecimiento imparable de las posibilidades de la sociedad humana 

= Catástrofe ecológica.

Surge una contradicción absurda: ¿cómo puede ser esto? Después de todo, ¿la sociedad alcanza nuevos niveles de desarrollo y el pensamiento humano tiene como objetivo mejorar la vida y preservar el mundo que nos rodea? Pero el resultado de los cálculos es inevitable: una catástrofe ambiental global está al final del camino. Se puede discutir durante mucho tiempo sobre la autoría de esta hipótesis, su fiabilidad y relevancia. Y puedes considerar un ejemplo vívido de la historia.

Ocurrió hace exactamente 500 años.

1517. Febrero. El valiente español Francisco Hernández de Córdoba, al frente de una pequeña escuadra de 3 barcos, en compañía de los mismos hombres desesperados, parte hacia las misteriosas Bahamas. Su objetivo era estándar para ese momento: recolectar esclavos en las islas y venderlos en el mercado de esclavos. Pero cerca de las Bahamas, sus barcos se desvían del rumbo y se dirigen a tierras inexploradas. Aquí los conquistadores se encuentran con una civilización incomparablemente más avanzada que en las islas adyacentes.

Entonces los europeos se familiarizaron con los grandes mayas.

Los “Exploradores del Nuevo Mundo” trajeron aquí la guerra y enfermedades extravagantes, que completaron el colapso de una de las civilizaciones más misteriosas del mundo. Hoy sabemos que los mayas ya estaban en un profundo declive cuando llegaron los españoles. Los conquistadores quedaron asombrados cuando abrieron grandes ciudades y majestuosos templos. El caballero medieval no podía imaginar cómo las personas que vivían en los bosques se convirtieron en propietarios de tales edificios, que no tienen análogos en el resto del mundo.

Ahora los científicos discuten y plantean nuevas hipótesis sobre la muerte de los indígenas de la Península de Yucatán. Pero uno de ellos tiene la mayor razón de ser: esta es la hipótesis de una catástrofe ecológica.

Los mayas tenían una ciencia e industria muy desarrollada. El sistema de gestión era muy superior al que existía por aquellos días en Europa (y el principio del fin de la civilización se remonta al siglo XIX). Pero poco a poco la población fue aumentando y en un momento determinado se rompió el equilibrio entre el hombre y la naturaleza. Los suelos fértiles escasearon y el problema del suministro de agua potable se agudizó. Además, una terrible sequía golpeó repentinamente al estado, lo que empujó a la gente fuera de la ciudad hacia los bosques y las aldeas.

Los mayas murieron en 100 años y fueron dejados vivir su historia en la selva, deslizándose hasta la etapa primitiva de desarrollo. Su ejemplo debería seguir siendo un símbolo de la dependencia del hombre de la naturaleza. No debemos permitirnos sentir nuestra propia grandeza sobre el mundo exterior si no queremos volver de nuevo a las cuevas. 

17 de septiembre de 1943. En este día, se lanzó oficialmente el Proyecto Manhattan, que llevó al hombre a las armas nucleares. Y el impulso de estos trabajos fue la carta de Einstein fechada el 2 de agosto de 1939, enviada al presidente estadounidense Roosevelt, en la que llamaba la atención de las autoridades sobre el desarrollo del programa nuclear en la Alemania nazi. Posteriormente, en sus memorias, el gran físico escribió:

“Mi participación en la creación de una bomba nuclear consistió en un solo acto. Firmé una carta al presidente Roosevelt enfatizando la necesidad de experimentos a gran escala para estudiar la posibilidad de construir una bomba nuclear. Era plenamente consciente del peligro para la humanidad que significaba el éxito de este evento. Sin embargo, la posibilidad de que la Alemania nazi pudiera haber estado trabajando en el mismo problema con la esperanza de tener éxito me hizo decidir dar este paso. No tenía otra opción, aunque siempre he sido un pacifista acérrimo”.

Entonces, en un sincero deseo de vencer el mal que se extiende por todo el mundo en forma de nazismo y militarismo, las mentes más grandes de la ciencia se unieron y crearon el arma más formidable en la historia de la humanidad. Después del 16 de julio de 1945, el mundo inició un nuevo segmento de su camino: se realizó una explosión exitosa en el desierto de Nuevo México. Satisfecho con el triunfo de la ciencia, Oppenheimer, quien estaba a cargo del proyecto, le dijo al general: “Ahora la guerra ha terminado”. El representante de las fuerzas armadas respondió: “Lo único que queda es lanzar 2 bombas sobre Japón”.

Oppenheimer pasó el resto de su vida luchando contra la proliferación de sus propias armas. En momentos de experiencias agudas, “pidió que le cortaran las manos, por lo que creó con ellas”. Pero es muy tarde. El mecanismo está funcionando.

El uso de armas nucleares en la política mundial pone a nuestra civilización al borde de la existencia cada año. Y este es solo uno, el ejemplo más llamativo y tangible de la autodestrucción de la sociedad humana.

A mediados de los 50. En el siglo XIX, el átomo se volvió "pacífico": la primera planta de energía nuclear del mundo, Obninsk, comenzó a proporcionar energía. Como resultado de un mayor desarrollo: Chernobyl y Fukushima. El desarrollo de la ciencia ha llevado la actividad humana al ámbito de los experimentos serios.

En un sincero deseo de hacer del mundo un lugar mejor, derrotar el mal y, con la ayuda de la ciencia, dar el siguiente paso en el desarrollo de la civilización, la sociedad crea armas destructivas. Tal vez los mayas murieron de la misma manera, creando “algo” para el bien común, pero en realidad, aceleraron su fin.

El destino de los mayas prueba la validez de la fórmula. El desarrollo de nuestra sociedad -y vale la pena reconocerlo- va por un camino similar.

¿Hay una salida?

Esta pregunta sigue abierta.

La fórmula te hace pensar. Tómese su tiempo: lea sus elementos constitutivos y aprecie la aterradora verdad de los cálculos. En el primer encuentro, la ecuación golpea con fatalidad. La conciencia es el primer paso para la recuperación. ¿Qué hacer para evitar el colapso de la civilización?..

Deje un comentario