León Tolstoi y el vegetarianismo

“Mi dieta consiste principalmente en avena caliente, que como dos veces al día con pan de trigo. Además, en la cena tomo sopa de repollo o sopa de patata, gachas de trigo sarraceno o patatas hervidas o fritas en aceite de girasol o mostaza, y compota de ciruelas pasas y manzanas. El almuerzo que tomo con mi familia se puede reemplazar, como traté de hacer, con una avena, que es mi comida principal. Mi salud no solo no ha sufrido, sino que ha mejorado significativamente desde que dejé la leche, la mantequilla y los huevos, así como el azúcar, el té y el café”, escribió León Tolstoi.

Al gran escritor se le ocurrió la idea del vegetarianismo a los cincuenta años. Esto se debió al hecho de que este período particular de su vida estuvo marcado por una dolorosa búsqueda del significado filosófico y espiritual de la vida humana. “Ahora, al final de mis cuarenta, tengo todo lo que se suele entender por bienestar”, dice Tolstoi en su famosa Confesión. “Pero de repente me di cuenta de que no sé por qué necesito todo esto y por qué vivo”. Su trabajo en la novela Anna Karenina, que reflejaba sus reflexiones sobre la moral y la ética de las relaciones humanas, se remonta a la misma época.

El ímpetu para convertirse en un vegetariano acérrimo se dio cuando Tolstoi fue testigo involuntario de cómo se sacrificaba un cerdo. El espectáculo conmocionó tanto al escritor por su crueldad que decidió acudir a uno de los mataderos de Tula para experimentar aún más sus sentimientos. Ante sus ojos, un toro joven y hermoso fue asesinado. El carnicero levantó la daga sobre su cuello y apuñaló. El toro, como si lo hubieran derribado, cayó sobre su vientre, rodó torpemente sobre un costado y golpeó convulsivamente con los pies. Otro carnicero se le echó encima por el lado opuesto, le inclinó la cabeza hacia el suelo y le cortó el cuello. La sangre roja y negra brotó como un balde volcado. Entonces el primer carnicero empezó a desollar el toro. La vida aún latía en el enorme cuerpo del animal, y grandes lágrimas rodaban de los ojos llenos de sangre.

Esta terrible imagen hizo que Tolstoi se replanteara mucho. No podía perdonarse a sí mismo por no haber evitado la matanza de seres vivos y, por lo tanto, se convirtió en el culpable de su muerte. Para él, un hombre educado en las tradiciones de la ortodoxia rusa, el principal mandamiento cristiano –“No matarás”– adquirió un nuevo significado. Al comer carne animal, una persona se involucra indirectamente en el asesinato, violando así la moral religiosa y moral. Para clasificarse en la categoría de personas morales, es necesario liberarse de la responsabilidad personal por la matanza de seres vivos: dejar de comer su carne. El propio Tolstoi rechaza por completo la comida animal y cambia a una dieta libre de matanzas.

A partir de ese momento, en varias de sus obras, el escritor desarrolla la idea de que el significado ético - moral - del vegetarianismo radica en la inadmisibilidad de toda violencia. Él dice que en la sociedad humana, la violencia reinará hasta que cese la violencia contra los animales. El vegetarianismo es por tanto una de las principales vías para acabar con el mal que está pasando en el mundo. Además, la crueldad con los animales es un signo de un bajo nivel de conciencia y cultura, una incapacidad para sentir y empatizar verdaderamente con todos los seres vivos. En el artículo "El primer paso", publicado en 1892, Tolstoi escribe que el primer paso hacia la mejora moral y espiritual de una persona es el rechazo de la violencia contra los demás, y el comienzo del trabajo sobre uno mismo en esta dirección es la transición a una dieta vegetariana.

Durante los últimos 25 años de su vida, Tolstoi promovió activamente las ideas del vegetarianismo en Rusia. Contribuyó al desarrollo de la revista Vegetarianism, en la que escribió sus artículos, apoyó la publicación de diversos materiales sobre vegetarianismo en la prensa, dio la bienvenida a la apertura de tabernas y hoteles vegetarianos y fue miembro honorario de numerosas sociedades vegetarianas.

Sin embargo, según Tolstoi, el vegetarianismo es solo uno de los componentes de la ética y la moralidad humanas. La perfección moral y espiritual solo es posible si una persona renuncia a una gran cantidad de caprichos a los que subordina su vida. Tales caprichos Tolstoi atribuyó principalmente a la ociosidad y la glotonería. En su diario, apareció una entrada sobre la intención de escribir el libro "Zranie". En él ha querido expresar la idea de que la desmesura en todo, incluida la comida, supone una falta de respeto por lo que nos rodea. La consecuencia de esto es un sentimiento de agresión en relación con la naturaleza, con su propia especie, con todos los seres vivos. Si las personas no fueran tan agresivas, cree Tolstoi, y no destruyeran lo que les da vida, la armonía completa reinaría en el mundo.

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