Mi hijo ya no quiere ir a la escuela

Su hijo tiene problemas para vivir la separación del capullo familiar

Se siente perdido. Siente que si lo pones en la escuela es para deshacerte de él. No lo ve bien, sobre todo si te quedas con su hermanito o su hermanita en casa. Por otro lado, siente tu culpa por dejarlo en la escuela todo el día, y esto lo consuela en su sentimiento de abandono.

Dale algunos puntos de referencia. Evite dejarlo demasiado rápido por la mañana. Llévalo por su clase, dale tiempo para mostrarte sus dibujos y para que se calme. Háblale de su día: cuándo va al recreo, dónde comerá, quién lo recogerá por la noche y qué haremos juntos. Si es posible, por un tiempo, interrumpa o acorte sus días, pidiendo a alguien que venga a buscarlo a última hora de la mañana para que no se quede en la escuela durante el almuerzo y la siesta.

Su hijo está decepcionado con la escuela

Estreses que son difíciles de soportar. Estaba encantado de unirse a las grandes ligas, había invertido mucho en este maravilloso lugar donde pensaba que estaba haciendo cosas extraordinarias. ¿Ya se veía rodeado de mil amigos? Está desilusionado: los días son largos, debe comportarse, respetar las reglas y participar en actividades de aprendizaje temprano cuando quiere jugar a los autos ... Tiene muchos problemas para hacer frente a las limitaciones de la vida en clase. Y además, tienes que ir casi todos los días.

Promociona la escuela ... sin exagerar. Por supuesto, depende de usted restaurar la imagen de la escuela mostrándole todos sus aspectos positivos y mostrándole lo maravilloso que es aprender. Pero nada te impide simpatizar un poco con su consternación: “Es cierto que a veces, lo encontramos largo, estamos hartos y nos aburrimos. Yo también, cuando era pequeño, me pasó. Pero pasa, y ya verás, pronto estarás muy feliz de encontrarte con tus amigos todas las mañanas. »Identifique a uno o dos compañeros de clase y ofrezca a sus madres un viaje a la plaza al final del día, solo para fortalecer sus lazos. Y sobre todo, evita criticar a la escuela o al profesor.

Su hijo no se siente con ganas de ir a la escuela

Algo pasó. Se equivocó, la maestra le hizo un comentario (incluso benigno), un amigo lo dejó caer o se burló de él, o peor aún: rompió un vaso en la mesa o se orinó en el pantalón. Durante esas primeras semanas de escuela, a una edad en la que la autoestima se está construyendo, el menor incidente adquiere proporciones dramáticas. Abrumado por un sentimiento de vergüenza, está seguro de que la escuela no es para él. Que nunca encontrará su lugar allí.

Haz que hable y ponlo en perspectiva. Este repentino disgusto con la escuela, cuando ayer todo iba bien, debe desafiarte. Deberá insistir gentilmente en que esté de acuerdo en decirle lo que lo molesta. Una vez que haya confiado, no se ría y diga: “¡Pero está bien! “. Para él, que lo vivió, es algo grave. Tranquilícelo: “Es normal al principio, no podemos hacer todo bien, estamos aquí para aprender…” Trabaje con él para encontrar la manera de evitar que el incidente vuelva a suceder. Y dile lo orgulloso que estás de verlo crecer.

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