Mi hijo quiere un perro

Su hijo ha estado hablando de tener un perro durante varias semanas. Cada vez que cruza uno en la calle, no puede evitar repetir su pedido. Nos asegura que lo cuidará y lo cuidará. Pero sigues dudando. Para Florence Millot, psicóloga y psicoeducadora * en París, es bastante normal que un niño quiera un perro, especialmente alrededor de los 6-7 años. “El niño entra en CP. Se forman grupos de amigos. Puede sentirse un poco solo si tiene dificultades para integrar uno. También está más aburrido que cuando era pequeño. Puede ser hijo único o en una familia monoparental ... Cualquiera sea la razón, el perro juega un papel emocional real, un poco como una manta.

Abrazos y cariño

El perro comparte la vida diaria del niño. Juega con él, lo abraza, actúa como su confidente, le da confianza en sí mismo. Acostumbrado a recibir órdenes en casa y en la escuela, el niño puede invertir roles. “Allí, es él quien es el maestro. Encarna la autoridad y educa al perro diciéndole qué está permitido y qué no. Le da poder », Añade Florence Millot. No es cuestión de pensar que él se hará cargo de todos los cuidados. Es demasiado joven para eso. “Es difícil para un niño darse cuenta de las necesidades de otro porque es egocéntrico por naturaleza. Sea lo que sea que el niño prometa, es el padre quien cuidará al perro a largo plazo ”, advierte la psicóloga. Sin mencionar que el niño puede perder interés en el animal después de un tiempo. Así, para evitar posibles conflictos y desengaños, puedes acordar con tu hijo que le dé la cena al perro y te acompañe cuando quiera sacarlo. Pero debe seguir siendo flexible y no verse como una limitación. 

“Sarah había estado pidiendo un perro durante años. Creo que, como hijo único, lo imaginaba como un compañero de juegos y un confidente constante. Nos enamoramos de un pequeño spaniel: juega con él, a menudo lo alimenta, pero somos su padre y yo quienes la educamos y la sacamos de noche. Es normal. " 

matilde, mamá de Sarah, 6 años

Una elección reflexiva

Por tanto, la adopción de un perro debe ser ante todo una elección de los padres. Hay que medir con cuidado las distintas limitaciones que esto implica: el precio de compra, el coste del veterinario, la alimentación, las salidas diarias, el lavado, la gestión de las vacaciones… Si la vida diaria ya es difícil de gestionar en este momento, ¡mejor esperar un poco! Asimismo, es importante estar bien informado antes elija un animal adaptado a su vivienda y a su estilo de vida. Anticípate también a los problemas: el niño puede envidiar a este compañero que requiere la atención de los padres, el cachorro puede perjudicar su negocio… Y si te crack, la psicóloga sugiere practicar unas sesiones con un adiestrador de perros desde el principio, para que todo está yendo bien. 

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