Síndrome de reye

Síndrome de reye

Qué es ?

El síndrome de Reye es una enfermedad no inflamatoria poco común que puede causar daños graves al hígado y al cerebro. Si la enfermedad no se trata rápidamente, puede causar daño cerebral irreversible o incluso ser letal para el individuo.

Los sujetos más afectados por el síndrome de Reye son los niños y los adultos jóvenes menores de 20 años. Sin embargo, ya se han identificado casos de adultos mayores. (1)

La prevalencia de esta patología en Francia (número de casos de la enfermedad en un momento determinado, en una población determinada) asciende a 0.08 casos por cada 100 niños.

En los Estados Unidos se ha propuesto un vínculo de causa y efecto cuando se toma aspirina y se desarrolla el síndrome de Reye.

Esta correlación se evaluó luego en Francia (entre 1995 y 1996). Este último permitió el censo de 8 niños menores de 15 años que padecían este síndrome y tomaban aspirina. Sin embargo, el cuestionamiento de la relación beneficio / riesgo de la aspirina no fue efectivo a pesar de una advertencia. Esta atención particular a la prescripción de aspirina se refiere a los niños con enfermedades virales, como varicela, influenza, etc.

En este sentido, la ANSM (Agencia Nacional de Sanidad y Medicamentos) ha establecido que no se debe administrar ácido acetilsalicílico (aspirina) a niños que padecen este tipo de virus a menos que todas las demás medidas hayan fallado. . Además, en caso de vómitos, trastornos neurológicos, alteraciones de la conciencia o comportamiento anormal, este tratamiento debe suspenderse. (3)

Síntomas

Los síntomas más comúnmente asociados con el síndrome de Reye son: (1)

- vómitos sin motivo subyacente;

- indolencia: falta de interés, entusiasmo y energía;

- somnolencia;

- aumento de la respiración;

- ataques de epilepcia.

Estos síntomas "generales" a menudo aparecen solo unos días después de la infección viral.

En algunos casos, estos primeros síntomas pueden progresar a otros más graves: (1)

- trastornos de la personalidad: irritabilidad, agitación, comportamiento agresivo, etc.

- un estado de confusión y ansiedad que a veces puede asociarse con alucinaciones;

- pérdida del conocimiento que puede provocar un coma.

La consulta de un médico debe ser precoz ante la sospecha de este síndrome en el niño.

Aunque este tipo de síntomas no necesariamente se asocian con el síndrome de Reye, es necesario verificar la hipótesis para confirmar o no el desarrollo de la patología. En este caso, es imperativo advertir al médico de la posible ingesta de aspirina en la infancia que puede estar ligada al desarrollo de este síndrome. Además, si el niño no ha recibido previamente una prescripción para la ingesta de aspirina, se puede excluir la posibilidad de desarrollo de la enfermedad. (1)

Los orígenes de la enfermedad

Actualmente se desconoce el origen exacto del síndrome de Reye. Sin embargo, la mayoría de los casos de la enfermedad afectan a niños y adultos jóvenes (menores de 20 años) que se recuperan de una infección viral, y más particularmente de influenza o varicela. Además, estos pacientes tenían prescripción de aspirina en el tratamiento de esta infección viral. En este sentido, el tratamiento con aspirina de una virosis la convierte en la causa más frecuente.

 Un elemento adicional en el desarrollo de esta patología da como resultado pequeñas estructuras dentro de las células: las mitocondrias, que se encuentran dañadas.


Estas estructuras celulares proporcionan la energía necesaria para el desarrollo celular. Son particularmente importantes para el buen funcionamiento del hígado. De hecho, las mitocondrias también filtran toxinas del torrente sanguíneo y también participan en la regulación del azúcar en sangre (niveles de azúcar) en el cuerpo.

En el contexto en el que estos procesos reguladores hepáticos se ven afectados, el hígado puede destruirse. La destrucción del hígado es el resultado de la producción de sustancias químicas tóxicas. Al pasar por el torrente sanguíneo, estas toxinas pueden dañar todo el organismo y más particularmente el cerebro. (1)

Otras enfermedades también pueden ser la causa de los síntomas asociados con el síndrome de Reye. En este sentido, el diagnóstico de este tipo de síndrome puede descartarse en determinadas circunstancias. Estas otras patologías incluyen:

- meningitis: inflamación de las membranas protectoras que recubren el cerebro y la médula espinal;

- encefalitis: inflamación del cerebro;

- enfermedades que agrupan trastornos metabólicos que repercuten en las reacciones químicas del organismo. La más común es: acil-CoA deshidrogenasa de cadena media (MCADD).

Los factores de riesgo

El principal factor de riesgo para el síndrome de Reye es principalmente tomar aspirina cuando se trata una infección viral similar a la gripe o varicela en niños o adultos jóvenes.

Prevención y tratamiento.

El diagnóstico de esta enfermedad comienza con un diagnóstico diferencial a la vista de la sintomatología que presenta el paciente así como de su historia, en particular en lo que se refiere a la ingesta de aspirina durante el tratamiento de una infección viral.

Los análisis de sangre y orina también pueden permitir el diagnóstico del síndrome de Reye en el sentido de que las toxinas características de la patología pueden encontrarse en estos fluidos corporales. La presencia de estas sustancias nocivas para el cuerpo es una fuente de funcionamiento anormal del hígado.

Otras pruebas también pueden ser objeto de demostración del síndrome:

- el escáner, que permite resaltar cualquier inflamación en el cerebro;

- una punción lumbar, durante la cual se toma una muestra de líquido cefalorraquídeo de la médula espinal y se analiza para verificar la posible presencia de bacterias o virus;

- una biopsia de hígado, en la que se toma una muestra de tejido hepático y se examina al microscopio para determinar la presencia o ausencia de células asociadas con el síndrome de Reye.

El tratamiento de la enfermedad debe implementarse tan pronto como se haga el diagnóstico.

El objetivo del tratamiento es minimizar los síntomas y permitir que los órganos vitales realicen sus funciones, así como proteger al cerebro de los posibles daños que pueda ocasionar la enfermedad.

Se pueden administrar una gran cantidad de medicamentos, generalmente por vía intravenosa, como:

- electrolitos y líquidos, que permiten restablecer el equilibrio de sales, minerales y nutrientes en el cuerpo (especialmente la glucemia en el torrente sanguíneo);

- diuréticos: para ayudar al hígado en su funcionamiento;

- desintoxicantes de amoniaco;

- anticonvulsivos, en el tratamiento de ataques epilépticos.

La ayuda respiratoria también se puede recetar en el entorno donde el niño tiene dificultad para respirar.

Una vez que la inflamación en el cerebro desaparece, las otras funciones vitales del cuerpo generalmente regresan a la normalidad. (1)

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