La grieta de la bolsa de agua

La grieta de la bolsa de agua

Durante el embarazo, cualquier pérdida de líquido transparente e inodoro requiere asesoramiento médico, ya que puede significar que la bolsa de agua está agrietada y el feto ya no está protegido contra las infecciones.

¿Qué es la grieta de la bolsa de agua?

Como todos los mamíferos, el feto humano se desarrolla en un saco amniótico formado por una doble membrana (corion y amnios) que es translúcida y llena de líquido. Claro y estéril, este último tiene varios roles. Mantiene al feto a una temperatura constante de 37 ° C. También se utiliza para absorber ruidos del exterior y posibles golpes en el estómago de la madre. Por el contrario, protege los órganos de este último de los movimientos del feto. Este medio estéril también es una valiosa barrera contra ciertas infecciones.

La doble membrana que constituye la bolsa de agua es resistente, elástica y perfectamente hermética. En la gran mayoría de los casos no se rompe de forma espontánea y francamente que durante el parto, cuando el embarazo ha llegado a su fin: esta es la famosa “pérdida de agua”. Pero puede suceder que se agriete prematuramente, generalmente en la parte superior de la bolsa de agua, y luego deje que pequeñas cantidades de líquido amniótico fluyan continuamente.

Causas y factores de riesgo del crack

No siempre es posible identificar el origen de una rotura parcial del bolsillo de las pieles. De hecho, muchos factores pueden estar en el origen del agrietamiento. Las membranas pueden haber sido debilitadas por una infección urinaria o ginecológica, por una distensión de sus paredes (gemelos, macrosomía, presentación inusual, placenta previa), por un trauma relacionado con una caída o un choque en el abdomen, por un examen médico ( punción del cordón, amniocentesis)… También sabemos que fumar, porque interfiere en la buena producción de colágeno esencial para la elasticidad de las membranas, es un factor de riesgo.

Síntomas de la grieta de la bolsa de agua

La grieta en la bolsa de agua puede reconocerse por ligeras pérdidas continuas de líquido. A las mujeres embarazadas a menudo les preocupa no poder diferenciarlas de la pérdida de orina y la secreción vaginal, que tienden a ser más comunes durante el embarazo. Pero en el caso de pérdida de líquido amniótico, el flujo es continuo, transparente e inodoro.

Manejo de la fisura de la bolsa de agua

Si tienes la más mínima duda, no dudes en acudir a la sala de maternidad. Un examen ginecológico, si es necesario complementado con un análisis del líquido que fluye (prueba con nitrazina) permitirá saber si la bolsa de agua está agrietada. Una ecografía también puede mostrar una posible disminución en la cantidad de líquido amniótico (oligoamnios).

Si se confirma el diagnóstico, el manejo de la fisura depende de su tamaño y del término del embarazo. Sin embargo, en todos los casos requiere un reposo absoluto en posición acostada, la mayoría de las veces con hospitalización para garantizar un seguimiento óptimo. El objetivo es, de hecho, prolongar el embarazo lo más cerca posible de su término, garantizando al mismo tiempo la ausencia de infección.

Riesgos y posibles complicaciones para el resto del embarazo

En caso de rotura de la bolsa de agua, el líquido en el que evoluciona el feto deja de ser estéril. La infección es, por tanto, la complicación más temida de la fisura y este riesgo explica el establecimiento de una terapia antibiótica asociada a un seguimiento periódico.

Si la fisura ocurre antes de las 36 semanas de amenorrea, también expone el riesgo de prematurez, de ahí la necesidad de un reposo absoluto y la implementación de diversos tratamientos, en particular para acelerar la maduración de los pulmones fetales y prolongar el embarazo.

En cuanto a la futura madre, la fisura aumenta el riesgo de infección y con mayor frecuencia requiere una cesárea.

 

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