¿Por qué es importante enseñar la modestia en los niños?

Los niños de hoy crecen bajo la enorme influencia de las redes sociales, que no solo nos unen, sino que también nos ofrecen innumerables herramientas para promocionarnos y promocionarnos. ¿Cómo ayudarlos a crecer amables y no obsesionados únicamente con ellos mismos? Inculcarles modestia, incluso al evaluarse a sí mismos y sus habilidades. Esta cualidad puede abrir nuevos horizontes para un niño.

¿Qué distingue a las personas humildes? Los investigadores destacan dos aspectos. A nivel personal, estas personas tienen confianza en sí mismas y están abiertas a nueva información. No actúan con arrogancia, pero tampoco se devalúan. A nivel social, se enfocan en quienes los rodean y los aprecian.

Recientemente, la psicóloga Judith Danovich y sus colegas realizaron un estudio con 130 niños de 6 a 8 años. Los investigadores primero pidieron a los niños que calificaran su conocimiento en 12 preguntas. Algunos de ellos estaban relacionados con la biología. Por ejemplo, se les preguntó a los niños: "¿Por qué los peces solo pueden vivir en el agua?" o «¿Por qué algunas personas tienen el pelo rojo?» Otra parte de las preguntas estaba relacionada con la mecánica: “¿Cómo funciona un ascensor?” o "¿Por qué un automóvil necesita gasolina?"

Luego, a los niños se les dio un médico o un mecánico como compañero para evaluar cuántas preguntas podría responder su equipo. Los propios niños eligieron quién del equipo respondería cada pregunta. Los científicos consideraron más modestos a los niños que calificaron su conocimiento como más bajo y delegaron las respuestas a las preguntas a un compañero de equipo. Después de una ronda de preguntas y respuestas, los científicos evaluaron la inteligencia de los niños mediante una prueba rápida de coeficiente intelectual.

Los niños que delegaron las respuestas a las preguntas a un compañero tenían más probabilidades de notar y analizar sus errores con más cuidado.

La siguiente etapa del experimento era un juego de computadora en el que era necesario ayudar al cuidador del zoológico a atrapar a los animales que se habían escapado de las jaulas. Para ello, los niños tenían que pulsar la barra espaciadora cuando veían determinados animales, pero no orangutanes. Si pulsaban la barra espaciadora cuando veían un orangután, contaba como un error. Mientras los niños jugaban, se registraba su actividad cerebral mediante un electroencefalograma. Esto permitió a los investigadores ver qué sucede en el cerebro de los niños cuando cometen un error.

Primero, los niños mayores mostraron más modestia que los participantes más jóvenes. En segundo lugar, los niños que calificaron su conocimiento de manera más modesta resultaron ser más inteligentes en las pruebas de coeficiente intelectual.

También notamos la relación entre el comportamiento de los niños en diferentes etapas del experimento. Los niños que delegaron las respuestas a las preguntas a un compañero notaron y analizaron sus errores con mayor frecuencia, como lo demuestra el patrón de actividad cerebral característico del análisis consciente de errores.

Los resultados del estudio sugieren que la modestia ayuda a los niños a interactuar con los demás y adquirir conocimientos. Al reducir la velocidad para notar y analizar su error en lugar de ignorarlo o negarlo, los niños humildes convierten una tarea difícil en una oportunidad de desarrollo.

Otro descubrimiento es que la modestia va de la mano con la determinación.

Los investigadores también sugieren que los niños modestos notan y aprecian mejor esta cualidad en los demás. Las científicas Sarah Aga y Christina Olson organizaron una serie de experimentos para comprender cómo los niños perciben a otras personas. Se pidió a los participantes que escucharan a tres personas responder preguntas. Uno respondió con arrogancia, sin tener en cuenta las creencias de otras personas. El segundo es reservado y desconfiado. El tercero mostró modestia: estaba lo suficientemente confiado y al mismo tiempo dispuesto a aceptar otros puntos de vista.

Los investigadores preguntaron a los participantes si les gustaban estas personas y si les gustaría pasar tiempo con ellas. Los niños de 4-5 años no mostraron ninguna preferencia particular. Los sujetos de 7-8 años preferían una persona modesta a una arrogante. Los niños de 10 a 11 años preferían la modestia a la arrogancia e indecisión.

Los investigadores comentaron los resultados: “Las personas humildes son importantes para la sociedad: facilitan las relaciones interpersonales y el proceso de resolución de conflictos. Modestos al evaluar sus habilidades intelectuales, las personas desde una edad temprana son percibidas positivamente por los demás.

Otro descubrimiento es que la modestia va de la mano con el propósito. En un estudio realizado por el psicólogo Kendall Cotton Bronk, los niños orientados a objetivos mostraron modestia en las entrevistas con los miembros del equipo de investigación. Una combinación de humildad y determinación les ayudó a encontrar mentores y trabajar con compañeros de ideas afines. Esta cualidad implica la voluntad de pedir ayuda a los demás, lo que permite que los niños logren sus objetivos y, en última instancia, se desarrollen.

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