Psicología

Cuando pensamos en cómo debería ser una relación ideal, a menudo imaginamos un conjunto de estereotipos que no tienen nada que ver con la realidad. La escritora Margarita Tartakovsky cuenta cómo distinguir las relaciones saludables de las ideas sobre ellas.

“Las relaciones saludables no tienen que funcionar. Y si todavía tiene que trabajar, entonces es hora de dispersarse. “Tenemos que tener una gran compatibilidad. Si se necesita terapia, entonces la relación ha terminado”. «El socio debe saber lo que quiero y lo que necesito.» «Las parejas felices nunca discuten; las peleas arruinan las relaciones.»

Estos son solo algunos ejemplos de conceptos erróneos sobre las relaciones saludables. Creo que es importante recordarlos, porque los pensamientos influyen en cómo nos comportamos y percibimos la unión. Al pensar que la terapia es solo para aquellos que están cerca del divorcio y que tienen problemas reales, es posible que se esté perdiendo una forma de mejorar las relaciones. Al creer que la pareja debe adivinar lo que necesita, no habla directamente de los deseos, sino que se anda con rodeos, sintiéndose insatisfecho y ofendido. Finalmente, pensando que no se necesita ningún esfuerzo para desarrollar una relación, intentarás terminarla a la primera señal de conflicto, aunque podría fortalecer su vínculo.

Nuestras actitudes pueden ayudarte a acercarte a tu pareja, pero también pueden obligarte a alejarte y sentirte miserable. Los expertos identifican varios signos importantes de una relación saludable que todos deberían conocer.

1. Las relaciones saludables no siempre son equilibradas

Según la terapeuta familiar Mara Hirschfeld, las parejas no siempre se apoyan por igual: esta proporción puede no ser 50/50, sino 90/10. Digamos que su esposa tiene mucho trabajo y tiene que quedarse en la oficina todos los días hasta la noche. En este momento, el esposo se encarga de todas las tareas del hogar y cuida a los niños. A la madre de mi esposo le diagnostican cáncer el próximo mes y él necesita apoyo emocional y ayuda en la casa. Entonces la esposa se incluye en el proceso. Lo principal es que ambos socios se apoyen mutuamente en tiempos difíciles y recuerden que esa relación no es para siempre.

Hirschfeld está seguro de que debe evaluar con seriedad cuántos recursos está gastando actualmente en las relaciones y hablar de ello abiertamente. También es importante mantener la confianza en la familia y no tratar de discernir malas intenciones en todo. Entonces, en una relación sana, la pareja no piensa “ella está en el trabajo porque no le importa un carajo”, sino que “realmente necesita hacer esto”.

2. Estas relaciones también tienen conflictos.

Las personas somos complejas, cada quien tiene sus propias creencias, deseos, pensamientos y necesidades, por lo que los conflictos en la comunicación no se pueden evitar. Incluso los gemelos idénticos con el mismo ADN, que se criaron en la misma familia, a menudo tienen un carácter completamente diferente.

Pero, según el psicoterapeuta Clinton Power, en una pareja saludable, los miembros de la pareja siempre discuten lo que sucedió, porque con el tiempo el conflicto no resuelto solo empeora y los cónyuges experimentan arrepentimiento y amargura.

3. Los cónyuges son fieles a sus votos matrimoniales

El psicólogo Peter Pearson cree que aquellos que escribieron sus propios votos matrimoniales ya tienen la receta perfecta para el matrimonio. Estas promesas son mejores que los consejos dados a los recién casados ​​por sus seres queridos. Dichos votos prescriben estar juntos en la alegría y en la tristeza, y te recuerdan que siempre debes ser un compañero amoroso.

Muchas promesas son difíciles de cumplir: por ejemplo, ver siempre solo lo bueno en una pareja. Pero incluso si en una pareja saludable uno de los cónyuges tiene momentos difíciles, el segundo siempre lo apoyará: así es como se crean relaciones sólidas.

4. La pareja siempre es lo primero

En otras palabras, en tal pareja saben cómo priorizar, y el socio siempre será más importante que otras personas y eventos, cree Clinton Power. Supongamos que ibas a reunirte con amigos, pero tu pareja quiere quedarse en casa. Así que reprogramas la reunión y pasas tiempo con él. O el cónyuge quiere ver una película que a usted no le interesa, pero deciden verla juntos de todos modos para pasar este tiempo juntos. Si admite que últimamente no se siente conectado contigo, cancelas todos tus planes para estar con él.

5. Incluso las relaciones sanas pueden doler.

Mara Hirschfeld dice que uno de los socios a veces puede hacer un comentario irónico, mientras que el otro se pone a la defensiva. Gritar o ser grosero en este caso es una forma de defensa propia. La mayoría de las veces, la razón es que su pareja fue abusada por un padre cuando era niño y ahora es sensible al tono y las expresiones faciales de la otra persona, así como a los comentarios evaluativos.

El terapeuta cree que tendemos a reaccionar de forma exagerada ante situaciones en las que nos sentimos no amados, no deseados o indignos de atención; en resumen, aquellas que nos recuerdan viejos traumas. El cerebro reacciona de manera especial a los desencadenantes que se asocian con la primera infancia y con quienes nos criaron. “Si la conexión con los padres era inestable o impredecible, esto puede afectar la visión del mundo. Una persona puede sentir que el mundo no es seguro y que no se puede confiar en las personas”, explica.

6. Los socios se protegen mutuamente

Clinton Power está seguro de que en tal unión, los cónyuges no solo se protegen mutuamente de experiencias dolorosas, sino que también se cuidan a sí mismos. Nunca se harán daño, ni en público ni a puerta cerrada.

Según Power, si tu relación es realmente sana, nunca te pondrás del lado de alguien que ataca a tu pareja, sino que, por el contrario, te apresurarás a proteger a tu ser querido. Y si la situación plantea dudas, discútalas con su pareja en persona, y no delante de todos. Si alguien se pelea con su amante, no desempeñará el papel de intermediario, sino que le aconsejará que resuelva todos los problemas directamente.

En resumen, una unión sana es aquella en la que ambos están dispuestos a correr riesgos emocionales ya trabajar constantemente en la relación con amor y paciencia. En cualquier relación, hay lugar tanto para los errores como para el perdón. Es importante reconocer que tú y tu pareja son imperfectos y eso está bien. Las relaciones no tienen que ser perfectas para satisfacernos y hacer que la vida tenga sentido. Sí, a veces ocurren conflictos y malentendidos, pero si la unión se basa en la confianza y el apoyo, puede considerarse saludable.

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