Psicología

Muchos padres sueñan que su hijo se convertirá en el segundo Einstein o Steve Jobs, que inventará una cura para el cáncer o una forma de viajar a otros planetas. ¿Es posible ayudar a un niño a desarrollar el genio?

En primer lugar, estipulemos a quién consideramos un genio. Este es un hombre cuya invención cambia el destino de la humanidad. Como escribió Arthur Schopenhauer: “El talento da en el blanco que nadie puede dar, el genio da en el blanco que nadie ve”. ¿Y cómo criar a una persona así?

La naturaleza del genio sigue siendo un misterio, y nadie ha encontrado aún una receta sobre cómo hacer crecer un genio. Básicamente, los padres intentan empezar a desarrollar a su hijo casi desde la cuna, apuntarse a varios cursos y clases, elegir el mejor colegio y contratar a cientos de tutores. ¿Funciona? Por supuesto que no.

Baste recordar que la mayoría de los genios crecieron en condiciones menos que ideales. Nadie buscó los mejores maestros para ellos, no creó condiciones estériles y no los protegió de todas las adversidades de la vida.

En el libro “Geografía del genio. Dónde y por qué nacen las grandes ideas”, el periodista Eric Weiner explora los países y las épocas que dieron al mundo grandes personajes. Y en el camino, demuestra que la confusión y el caos favorecen a los genios. Presta atención a estos hechos.

El genio no tiene especialización.

Los límites estrechos dificultan el pensamiento creativo. Para ilustrar esta idea, Eric Weiner recuerda la antigua Atenas, que fue el primer semillero de genios del planeta: “En la antigua Atenas no había políticos profesionales, jueces ni siquiera sacerdotes.

Todo el mundo podía hacer de todo. Los soldados escribieron poesía. Los poetas fueron a la guerra. Sí, hubo una falta de profesionalismo. Pero entre los griegos, este enfoque amateur valió la pena. Sospechaban de la especialización: triunfó el genio de la sencillez.

Es oportuno recordar aquí a Leonardo da Vinci, quien fue al mismo tiempo inventor, escritor, músico, pintor y escultor.

El genio no necesita silencio

Tendemos a pensar que una gran mente solo puede trabajar en el silencio absoluto de su propia oficina. Nada debería interferir con él. Sin embargo, los investigadores de las universidades de Columbia Británica y Virginia han demostrado que un ruido de fondo bajo (hasta 70 decibelios) ayuda a pensar fuera de la caja. Entonces, si necesita una solución creativa, intente trabajar en una cafetería o en un banco del parque. Y enséñale a tu hijo a hacer los deberes, por ejemplo, con la tele encendida.

Los genios son muy prolíficos.

Literalmente rebosan de ideas, pero no todas son fatídicas. Un descubrimiento está precedido por varios inventos completamente inútiles o hipótesis erróneas. Sin embargo, los genios no tienen miedo a los errores. Son incansables en su trabajo.

Y a veces hacen su principal descubrimiento por accidente, en el proceso de trabajar en algo completamente diferente. Así que no tengas miedo de ofrecer nuevas soluciones y enseñar a tu hijo a trabajar no solo por el resultado, sino también por la cantidad. Por ejemplo, la invención de Thomas Edison, una lámpara incandescente, estuvo precedida por 14 años de experimentos fallidos, fracasos y decepciones.

Pensamientos brillantes vienen a la mente mientras camina

Friedrich Nietzsche alquiló una casa en las afueras de la ciudad, específicamente para poder caminar más a menudo. “Todos los pensamientos verdaderamente grandiosos vienen a la mente mientras caminamos”, argumentó. Jean-Jacques Rousseau caminó por casi toda Europa. Immanuel Kant también amaba caminar.

Los psicólogos de Stanford, Marilee Oppezzo y Daniel Schwartz, realizaron un experimento para probar el impacto positivo de caminar sobre la capacidad de pensar creativamente: dos grupos de personas realizaron una prueba sobre el pensamiento divergente, es decir, la capacidad de resolver problemas de maneras diferentes y, a veces, inesperadas. Pero un grupo hizo la prueba mientras caminaba, mientras que el otro grupo lo hizo sentado.

Tal pensamiento es espontáneo y libre. Y resultó que mejora al caminar. Además, el punto no está en un cambio de escenario, sino en el hecho mismo del movimiento. Incluso puedes caminar en una caminadora. De 5 a 16 minutos es suficiente para estimular la creatividad.

El genio resiste las circunstancias

Hay un dicho "La necesidad es la madre de la invención", pero Eric Weiner está listo para desafiarlo. Un genio debe resistir las condiciones, trabajar a pesar de todo, superar las dificultades. Entonces sería más apropiado decir: «La reacción es la condición principal para una invención brillante».

Stephen Hawking luchó contra una enfermedad terminal. Ray Charles perdió la vista a una edad temprana, pero esto no le impidió convertirse en un gran músico de jazz. Los padres abandonaron a Steve Jobs cuando solo tenía una semana. Y cuántos genios vivían en la pobreza, y esto no les impidió crear las más grandes obras de arte.

Muchos genios son refugiados.

¿Qué tienen en común Albert Einstein, Johannes Kepler y Erwin Schrödinger? Todos ellos, por diversas circunstancias, tuvieron que dejar sus países de origen y trabajar en tierra extranjera. La necesidad de ganar reconocimiento y demostrar su derecho a vivir en un país extranjero estimula claramente la creatividad.

Los genios no tienen miedo de correr riesgos

Arriesgan sus vidas y su reputación. “El riesgo y el genio creativo son inseparables. Un genio corre el riesgo de ganarse el ridículo de los colegas, o algo peor”, escribe Eric Weiner.

Howard Hughes puso su vida en peligro repetidamente y tuvo accidentes, pero continuó diseñando aviones y realizando pruebas por su cuenta. Marie Skłodowska-Curie había trabajado con niveles peligrosos de radiación toda su vida y sabía en lo que se estaba metiendo.

Solo superando el miedo al fracaso, la desaprobación, el ridículo o el aislamiento social, se puede hacer un descubrimiento brillante.

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