Psicología

¿Cómo afectan los años escolares a la vida adulta? La psicóloga reflexiona sobre qué experiencia de la adolescencia nos ayuda a desarrollar habilidades de liderazgo.

A menudo les pido a mis clientes que hablen sobre sus años escolares. Estos recuerdos ayudan a aprender mucho sobre el interlocutor en poco tiempo. Después de todo, nuestra forma de percibir el mundo y actuar se forma a la edad de 7-16 años. ¿Qué parte de nuestras experiencias adolescentes influye más fuertemente en nuestro carácter? ¿Cómo se desarrollan las cualidades de liderazgo? Veamos algunos aspectos importantes que afectan su desarrollo:

Travels

El anhelo de nuevas experiencias se desarrolla activamente en un niño menor de 15 años. Si a esta edad no hay interés en aprender cosas nuevas, en el futuro una persona seguirá siendo indiferente, conservadora y de mente estrecha.

Los padres desarrollan la curiosidad en un niño. Pero la experiencia escolar también es de gran importancia: viajes, caminatas, visitas a museos, teatros. Para muchos de nosotros, todo esto resultó ser muy importante. Cuantas más impresiones vívidas tenía una persona durante sus años escolares, más amplios eran sus horizontes y más flexible su percepción. Esto significa que es más fácil para él tomar decisiones no estándar. Es esta cualidad la que se valora en los líderes modernos.

Asistencia social

Muchos, al hablar de sus años escolares, destacan sus méritos sociales: “Yo era el jefe”, “Yo era un pionero activo”, “Yo era el presidente de la escuadra”. Creen que el servicio comunitario activo es un signo de ambición y cualidades de liderazgo. Pero esta creencia no siempre es cierta.

El verdadero liderazgo es más fuerte en entornos informales, fuera del sistema escolar. Un verdadero líder es aquel que reúne a sus compañeros en ocasiones informales, ya sea en actos útiles o bromas.

Pero el jefe suele ser designado por los maestros, centrándose en aquellos que son más manejables. Si los niños participan en las elecciones, entonces su criterio es simple: decidamos a quién es más fácil culpar. Por supuesto, aquí también hay excepciones.

Deportes

La mayoría de las personas en puestos de liderazgo se involucraron seriamente en los deportes durante sus años escolares. Resulta que practicar deportes en la infancia es casi un atributo obligatorio del éxito futuro. No es de extrañar: el deporte le enseña a un niño disciplina, resistencia, la capacidad de resistir, «recibir un golpe», competir, cooperar.

Además, hacer deporte hace que el alumno planifique su tiempo, esté constantemente en forma, compaginando el estudio, los deberes, la comunicación con los amigos y el entrenamiento.

Lo sé por experiencia propia. Recuerdo cómo justo después de las lecciones, hambriento, enjabonado, corrí a la escuela de música. Y luego, tragando una manzana sobre la marcha, se apresuró al otro extremo de Moscú a la sección de tiro con arco. Cuando llegué a casa, hice mi tarea. Y así tres veces a la semana. Por muchos años. Y después de todo, todo llegó a tiempo y no se quejó. Leí libros en el metro y caminé con mis amigas en el patio. En general, estaba feliz.

Relaciones con los profesores

La autoridad del maestro es importante para todos los niños. Esta es la segunda figura más importante después de los padres. La forma en que un niño construye una relación con un maestro dice mucho sobre su capacidad para obedecer a la autoridad y defender su propia opinión.

Un equilibrio razonable de estas habilidades en el futuro ayuda a una persona a convertirse en un empleado emprendedor, confiable, con principios y decidido.

Tales personas pueden no solo estar de acuerdo con el liderazgo, sino también discutir con él cuando los intereses del caso lo requieran.

Uno de mis clientes dijo que en la escuela secundaria tenía miedo de expresar cualquier opinión que no coincidiera con la del maestro y prefería tomar una posición «comprometida». Un día fue a la sala de profesores a buscar una revista de la clase. Sonó el timbre, las lecciones ya estaban en marcha, el profesor de química se sentó solo en la sala de profesores y lloró. Esta escena aleatoria lo sorprendió. Se dio cuenta de que el «químico» estricto es la misma persona común, que sufre, llora y, a veces, incluso está indefensa.

Este caso resultó ser decisivo: desde entonces, el joven dejó de tener miedo de discutir con sus mayores. Cuando otra persona importante lo inspiró con asombro, inmediatamente recordó al "químico" que lloraba y audazmente entró en cualquier negociación difícil. Ninguna autoridad ya no era inquebrantable para él.

Rebelión contra los adultos

La rebelión de los adolescentes contra el «mayor» es una etapa natural del crecimiento. Después de la llamada «simbiosis positiva», cuando el niño «pertenece» a los padres, escucha su opinión y sigue los consejos, el adolescente entra en el periodo de la «simbiosis negativa». Este es un tiempo de lucha, de búsqueda de nuevos significados, de los propios valores, puntos de vista, elecciones.

En la mayoría de los casos, un adolescente pasa con éxito esta etapa de desarrollo: adquiere experiencia de resistir con éxito la presión de los mayores, gana el derecho a juicios, decisiones y acciones independientes. Y pasa a la siguiente etapa de “autonomía”: la graduación de la escuela, una separación real de la familia paterna.

Pero sucede que un adolescente, y luego un adulto, internamente “se atasca” en la etapa de rebeldía

Tal adulto, en determinadas situaciones de la vida que desencadenan su «comienzo adolescente», se vuelve intolerante, impulsivo, categórico, incapaz de controlar sus sentimientos y guiarse por la razón. Y entonces la rebelión se convierte en su forma preferida de demostrar a sus mayores (por ejemplo, la gerencia) su importancia, fuerza, habilidades.

Conozco varios casos sorprendentes en los que personas aparentemente adecuadas y profesionales, después de haber conseguido un trabajo, después de un tiempo comenzaron a resolver todos los problemas a través de conflictos, rebeliones y un rechazo activo a todas las instrucciones de sus superiores. Termina en lágrimas: o "dan un portazo" y se van solos, o son despedidos por un escándalo.

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