Psicología

Para que un niño crezca feliz y seguro de sí mismo, es necesario cultivar en él el optimismo. La idea parece obvia, pero muchas veces no entendemos qué se necesita para ello. Las exigencias excesivas, así como la sobreprotección, pueden formar otras actitudes en un niño.

Los beneficios del optimismo han sido probados por muchos estudios. Abarcan todos los ámbitos de la vida (familiar, académico, profesional), incluida la estabilidad mental. El optimismo reduce el estrés y protege contra la depresión.

Aún más sorprendente es que el efecto del optimismo afecta la salud del cuerpo en su conjunto. El optimismo alimenta la autoestima y la confianza en uno mismo. Esto afecta el sistema inmunológico. Los optimistas se mantienen activos por más tiempo, se recuperan más rápido de lesiones, esfuerzo físico y enfermedades.

Psicologías: Piensas que criar a un niño feliz significa inculcarle una mentalidad optimista. ¿Qué significa?

Alain Braconnier, psicólogo, psicoanalista, autor de El niño optimista: en la familia y en la escuela: El optimismo es la capacidad, por un lado, de ver escenarios positivos y, por otro lado, de dar una evaluación razonable de los problemas. Los pesimistas son propensos a devaluar juicios y generalizaciones negativas. A menudo dicen: «Soy un lugar vacío», «No puedo hacer frente a las circunstancias». Los optimistas no se detienen en lo que ya sucedió, tratan de averiguar qué hacer a continuación.

Optimismo: ¿cualidad innata o adquirida? ¿Cómo reconocer la tendencia de un niño al optimismo?

Todos los niños muestran signos de optimismo desde el nacimiento. Desde los primeros meses, el niño sonríe a los adultos para demostrar que se encuentra bien. Es curioso por todo, le apasiona todo lo nuevo, todo lo que se mueve, brilla, suena. Constantemente demanda atención. Rápidamente se convierte en un gran inventor: quiere probarlo todo, llegar a todo.

Críe a su hijo para que su apego hacia usted no parezca una adicción, sino que al mismo tiempo le dé una sensación de seguridad.

Cuando el bebé tiene la edad suficiente para salir de su cuna, inmediatamente comienza a explorar el espacio que lo rodea. En psicoanálisis, esto se denomina «pulsión de vida». Nos empuja a conquistar el mundo.

Pero las investigaciones muestran que algunos niños son más curiosos y extrovertidos que otros. Entre los expertos, hubo una opinión de que esos niños representan el 25% del número total. Esto significa que para las tres cuartas partes se puede despertar el optimismo natural a través del entrenamiento y el ambiente adecuado.

¿Cómo hacerlo?

A medida que el niño crece, encuentra limitaciones y puede volverse agresivo e infeliz. El optimismo le ayuda a no ceder ante las dificultades, sino a superarlas. Entre los dos y los cuatro años, estos niños ríen y juegan mucho, sienten menos ansiedad por separarse de sus padres y toleran mejor la soledad. Son capaces de pasar tiempo a solas consigo mismos, pueden ocuparse.

Para hacer esto, críe a su hijo para que su apego hacia usted no parezca una adicción, sino que al mismo tiempo le dé una sensación de seguridad. Es importante que esté allí cuando lo necesite, por ejemplo, para ayudarlo a conciliar el sueño. Tu participación es necesaria para que el niño aprenda a experimentar miedos, separaciones, pérdidas.

Si los padres elogian en exceso al niño, es posible que tenga la idea de que todos le deben

También es importante fomentar la perseverancia en todo lo que el niño emprenda, ya sean deportes, dibujos o juegos de rompecabezas. Cuando persiste, logra un gran éxito y, como resultado, desarrolla una imagen positiva de sí mismo. Basta observar a los niños para comprender qué es lo que les produce placer: darse cuenta de que están haciendo algo.

Los padres deben reforzar la autopercepción positiva del niño. Podrían decir: «Veamos por qué no lo hiciste bien». Recuérdale sus éxitos pasados. El arrepentimiento lleva al pesimismo.

¿No crees que un niño demasiado optimista mirará el mundo a través de lentes color de rosa y crecerá sin estar preparado para las pruebas de la vida?

El optimismo razonable no interfiere, sino que, por el contrario, ayuda a adaptarse mejor a la realidad. Las investigaciones muestran que los optimistas son más serenos y concentrados en situaciones estresantes y son más flexibles cuando se enfrentan a desafíos.

Por supuesto, no estamos hablando de optimismo patológico, que se asocia con la ilusión de omnipotencia. En tal situación, el niño (y luego el adulto) se imagina a sí mismo como un genio, Superman, a quien todo está sujeto. Pero esta visión se basa en una imagen distorsionada del mundo: frente a las dificultades, esa persona tratará de proteger sus creencias con la ayuda de la negación y la retirada a la fantasía.

¿Cómo se forma ese optimismo desmedido? ¿Cómo pueden los padres evitar este escenario?

La autoestima del niño, su evaluación de sus propias fortalezas y habilidades depende del enfoque de los padres hacia la educación. Si los padres elogian en exceso al niño, lo admiran con o sin razón, puede tener la idea de que todos le deben. Por lo tanto, la autoestima no está asociada en su opinión con hechos reales.

Lo principal es que el niño comprenda por qué lo elogian, qué hizo para merecer estas palabras.

Para evitar que esto suceda, los padres deben formar la motivación del niño para la superación personal. Aprecia sus logros, pero en la medida en que se lo merecen. Lo principal es que el niño comprenda por qué lo elogian, qué hizo para merecer estas palabras.

Por otro lado, hay padres que ponen el listón muy alto. ¿Qué les aconsejarías?

Quien exige demasiado de un niño corre el riesgo de alimentar en él un sentimiento de insatisfacción e inferioridad. La expectativa constante de solo los mejores resultados crea una sensación de ansiedad. Los padres piensan que esta es la única forma de lograr algo en la vida. Pero el miedo a ser indigno en realidad impide que el niño experimente, pruebe cosas nuevas, se salga de los caminos trillados, por miedo a no estar a la altura de las expectativas.

El pensamiento optimista es imposible sin el sentimiento de «puedo hacerlo». Es necesario fomentar la sana competitividad y determinación en el niño. Pero los padres deben monitorear cuidadosamente la condición del niño y comprender lo que realmente puede hacer. Si es malo en las lecciones de piano, no debes ponerlo como ejemplo de Mozart, quien compuso sus propias piezas a la edad de cinco años.

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