Hipomanía

Hipomanía

La hipomanía es un trastorno del estado de ánimo caracterizado por períodos de irritabilidad, hiperactividad y cambios de humor. Todavía rara vez se diagnostica como tal y se percibe más bien como un momento de muy buena forma. A menudo es el inicio de un episodio de depresión después del período de hipomanía lo que conduce al diagnóstico del trastorno. La combinación de tratamiento farmacológico, psicoterapia y un estilo de vida saludable ayuda a estabilizar el estado de ánimo del paciente.

Hipomanía, ¿qué es?

Definición de hipomanía

La hipomanía es un trastorno del estado de ánimo que se caracteriza por períodos de irritabilidad, hiperactividad y cambios de humor, asociados con alteraciones del sueño. La duración de estos síntomas no se extiende más allá de los cuatro días.

Esta fase suele ir seguida de otra, depresiva. Hablamos entonces de bipolaridad, es decir de maníaco depresivo, alternancias de manías y depresiones.

La hipomanía suele ser crónica. Es una versión ligera de la manía. La manía es una patología que dura al menos una semana y presenta una alteración significativa en el funcionamiento que puede llevar a la hospitalización o la aparición de síntomas psicóticos: alucinaciones, delirios, paranoia.

La hipomanía también puede estar presente como parte de un trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad, conocido por el acrónimo TDAH, o incluso un trastorno esquizoafectivo, si se acompaña de episodios. delirante.

Tipos de hipomanías

Solo existe un tipo de hipomanía.

Causas de la hipomanía

Una de las causas de la hipomanía es genética. Estudios recientes muestran la participación de varios genes, en particular en los cromosomas 9, 10, 14, 13 y 22, en el inicio de la enfermedad. Esta combinación de genes, que se dice que son vulnerables, hace que los síntomas, y por lo tanto los tratamientos, sean diferentes para cada individuo.

Otra hipótesis plantea un problema en el procesamiento de los pensamientos. Esta preocupación vendría de una disfunción de ciertas neuronas, lo que induciría la hiperactividad del hipocampo, un área del cerebro esencial para la memoria y el aprendizaje. Esto provocaría una interrupción en la actividad de los neurotransmisores que desempeñan un papel importante en el procesamiento de los pensamientos. Esta teoría está respaldada por la efectividad relativa de los fármacos psicotrópicos, incluidos los estabilizadores del estado de ánimo, que actúan sobre estos neurotransmisores.

Diagnóstico de hipomanía

Dada su baja intensidad y su brevedad, las fases de la hipomanía suelen ser muy difíciles de identificar, lo que conduce a un infradiagnóstico de estos episodios. La comitiva cree que la persona está en un muy buen momento, en muy buena forma. A menudo es la aparición de un trastorno depresivo después de esta fase hipomaníaca lo que confirma el diagnóstico.

El diagnóstico tardío a menudo se realiza al final de la adolescencia o al principio de la edad adulta, a más tardar alrededor de los 20-25 años.

Las herramientas permiten orientar mejor la hipótesis de la presencia de hipomanía:

  • Cuestionario sobre el trastorno del estado de ánimo –Versión original en inglés– publicada en 2000 en elRevista Americana de Psiquiatría, sería capaz de identificar a siete de cada diez personas con trastorno bipolar, con (hipo) manía y depresión alternas, y de filtrar a nueve de cada diez personas que no lo son. Versión original en inglés: http://www.sadag.org/images/pdf/mdq.pdf. Versión traducida al francés: http://www.cercle-d-excellence-psy.org/fileadmin/Restreint/MDQ%20et%20Cotation.pdf;
  • La Lista de verificación de hipomanía, dirigido únicamente a más hipomanía, desarrollado en 1998 por Jules Angst, profesor de psiquiatría: http://fmc31200.free.fr/bibliotheque/hypomanie_angst.pdf.

Tenga cuidado, solo un profesional de la salud puede establecer un diagnóstico confiable con estas herramientas.

Personas afectadas por hipomanía

La tasa de prevalencia de por vida de la hipomanía en la población general es del 2-3%.

Factores que favorecen la hipomanía

Diferentes familias de factores promueven la hipomanía.

Factores relacionados con eventos vitales estresantes o memorables como:

  • Estrés crónico, especialmente experimentado durante el período infantil;
  • Una deuda de sueño significativa;
  • La pérdida de un ser querido;
  • Pérdida o cambio de empleo;
  • Moviente.

Factores relacionados con el consumo de sustancias específicas:

  • El uso de cannabis durante la preadolescencia o la adolescencia;
  • Consumo de esteroides anabólicos androgénicos (AAS), potentes agentes dopantes para deportistas);
  • Tomar antidepresivos tricíclicos como la desipramina, que se sabe que inducen ciclos rápidos o episodios maníacos o hipomaníacos.

Finalmente, los factores genéticos no deben quedarse atrás. Y el riesgo de desarrollar hipomanía se multiplica por cinco si uno de nuestros familiares de primer grado ya la tiene.

Los síntomas de la hipomanía.

hiperactividad

La hipomanía conduce a hiperactividad o agitación social, profesional, escolar o sexual: hiperactividad psicomotora desordenada, patológica y desadaptativa.

La falta de concentración

La hipomanía provoca falta de concentración y atención. Las personas con hipomanía se distraen fácilmente y / o se sienten atraídas por estímulos externos irrelevantes o insignificantes.

Conducir con mayor riesgo

El hipomaníaco se involucra más en actividades que son placenteras, pero que pueden tener consecuencias dañinas; por ejemplo, la persona se lanza sin restricciones a compras imprudentes, comportamiento sexual imprudente o inversiones comerciales irrazonables.

Desorden depresivo

A menudo es la aparición de un trastorno depresivo tras una fase de hiperactividad lo que confirma el diagnóstico.

Otros síntomas

  • Aumento de la autoestima o ideas de grandeza;
  • Expansión;
  • Euforia;
  • Reducción del tiempo de sueño sin experimentar fatiga;
  • Voluntad de hablar constantemente, gran comunicabilidad;
  • Escape de ideas: el paciente pasa muy rápidamente de gallo a burro;
  • Irritabilidad
  • Actitudes vanidosas o groseras.

Tratamientos para la hipomanía

El tratamiento de la hipomanía a menudo combina varios tipos de tratamiento.

Además, en el contexto de un episodio de hipomanía donde no existe una alteración marcada en el funcionamiento profesional, las actividades sociales o las relaciones interpersonales, la hospitalización no es necesaria.

El tratamiento farmacológico puede prescribirse durante largos períodos de tiempo, de dos a cinco años, o incluso de por vida. Este tratamiento puede incluir:

  • Un estabilizador del estado de ánimo –o timorregulador–, que no es ni estimulante ni sedante, y de los cuales los 3 principales son litio, valproato y carbamazepina;
  • Un antipsicótico atípico (APA): olanzapina, risperidona, aripiprazol y quetiapina.

Las últimas investigaciones establecen que a medio plazo -en uno o dos años- la combinación de un estabilizador del estado de ánimo con un APA es una estrategia terapéutica que da mejores resultados que la monoterapia.

Tenga cuidado, sin embargo, durante un primer episodio de hipomanía, el conocimiento actual nos invita a favorecer la monoterapia, para contrarrestar una posible peor tolerancia de combinaciones de moléculas.

Las psicoterapias también son fundamentales para tratar las hipomanías. Citemos:

  • La psicoeducación ayuda a desarrollar estrategias de afrontamiento o prevenir episodios maníacos mediante la regulación del sueño, la dieta y la actividad física;
  • Terapias conductuales y cognitivas.

Por último, los buenos hábitos alimenticios, incluidas las frutas y verduras, y el control del peso también ayudan a canalizar la hipomanía.

Prevenir la hipomanía

La prevención de la hipomanía o sus recaídas requiere:

  • Mantenga un estilo de vida saludable;
  • Evite los antidepresivos, a menos que una prescripción previa haya sido eficaz y no haya causado un cambio hipomaníaco mixto, o si el estado de ánimo se deprimió al suspender el antidepresivo;
  • Evite las infusiones de hierba de San Juan, un antidepresivo natural;
  • No suspenda el tratamiento: la mitad de las recaídas se deben a la suspensión del tratamiento después de seis meses.

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