Psicología

Vuelves a leer la oración varias veces y luego el párrafo. O viceversa: lea rápidamente el texto en diagonal. Y el resultado es el mismo: cierras un libro o una página online y es como si no hubieras leído nada. ¿Familiar? El psicólogo explica por qué sucede esto y qué hacer al respecto.

Mis clientes a menudo se quejan del deterioro del pensamiento, la atención y la memoria, notando que tienen problemas con la lectura: “No puedo concentrarme en absoluto. Leo y entiendo que mi cabeza está vacía, no hay rastros de lo que leo.

Las personas que son propensas a la ansiedad son las que más sufren de esto. Una y otra vez se sorprenden pensando: “Leí algo, pero no entendí nada”, “Parece que entiendo todo, pero no recordaba nada”, “Descubrí que no puedo terminar de leer un artículo o libro, a pesar de todos mis esfuerzos.” En secreto, temen que estas sean manifestaciones de alguna terrible enfermedad mental.

Las pruebas fisiopatológicas estándar, por regla general, no confirman estos temores. Todo está en orden con el pensamiento, la memoria y la atención, pero por alguna razón los textos no se digieren. Entonces, ¿cuál es el problema?

La trampa del «pensamiento de clip»

El sociólogo estadounidense Alvin Toffler, en su libro The Third Wave, sugirió el surgimiento del «pensamiento de clip». El hombre moderno recibe mucha más información que sus antepasados. Para hacer frente de alguna manera a esta avalancha, intenta arrebatar la esencia de la información. Tal esencia es difícil de analizar: parpadea como cuadros en un video musical y, por lo tanto, se absorbe en forma de pequeños fragmentos.

Como resultado, una persona percibe el mundo como un caleidoscopio de hechos e ideas dispares. Esto aumenta la cantidad de información consumida, pero empeora la calidad de su procesamiento. La capacidad de analizar y sintetizar disminuye gradualmente.

El pensamiento de clip está asociado con la necesidad de novedad de una persona. Los lectores quieren llegar rápidamente al punto y seguir adelante en busca de información interesante. La búsqueda pasa de ser un medio a un objetivo: nos desplazamos y hojeamos (sitios, fuentes de redes sociales, mensajería instantánea) en algún lugar que sea "más interesante". Nos distraemos con titulares emocionantes, navegamos a través de enlaces y olvidamos por qué abrimos la computadora portátil.

Casi todas las personas modernas están sujetas al pensamiento recortado y a una búsqueda sin sentido de nueva información.

Leer textos largos y libros es difícil, requiere esfuerzo y concentración. Así que no sorprende que prefiramos misiones emocionantes a misiones que nos dan nuevas piezas del rompecabezas que no somos capaces de armar. El resultado es una pérdida de tiempo, una sensación de cabeza «vacía» y la capacidad de leer textos largos, como cualquier habilidad no utilizada, se deteriora.

De una forma u otra, casi todas las personas modernas que tienen acceso a las telecomunicaciones están sujetas a un pensamiento recortado y una búsqueda sin sentido de nueva información. Pero hay otro punto que afecta la comprensión del texto: su calidad.

¿Qué estamos leyendo?

Recordemos lo que la gente leía hace unos treinta años. Libros de texto, periódicos, libros, alguna literatura traducida. Las editoriales y los periódicos eran propiedad del estado, por lo que en cada texto trabajaban editores y correctores profesionales.

Ahora leemos principalmente libros de editoriales privadas, artículos y blogs en portales en línea, publicaciones en redes sociales. Los principales sitios web y editoriales están haciendo esfuerzos para que el texto sea fácil de leer, pero en las redes sociales, cada persona recibió sus “cinco minutos de fama”. Una publicación sentimental en Facebook (una organización extremista prohibida en Rusia) puede replicarse miles de veces junto con todos los errores.

Como resultado, todos nos enfrentamos diariamente a una gran cantidad de información, la mayoría de los cuales son textos de baja calidad. Están llenos de errores, no les importa el lector, la información está desorganizada. Los temas aparecen de la nada y desaparecen. Sellos, palabras-parásitos. carácter reservado. Sintaxis confusa.

Hacemos el trabajo de edición: desechando «basura verbal», leyendo conclusiones cuestionables

¿Es fácil leer tales textos? ¡Por supuesto que no! Estamos tratando de abrirnos paso hacia el significado a través de las dificultades que surgen al leer textos escritos por no profesionales. Nos atascamos en los errores, caemos en los vacíos de la lógica.

De hecho, comenzamos a hacer el trabajo de edición para el autor: “exfoliamos” lo innecesario, descartamos la “basura verbal” y leemos las conclusiones dudosas. No es de extrañar que nos cansemos tanto. En lugar de obtener la información correcta, releemos el texto durante mucho tiempo, tratando de captar su esencia. Esto es muy laborioso.

Hacemos una serie de intentos para comprender el texto de bajo grado y nos damos por vencidos, perdiendo tiempo y esfuerzo. Estamos decepcionados y preocupados por nuestra salud.

Qué hacer

Si desea leer con facilidad, intente seguir estas sencillas pautas:

  1. No se apresure a culparse a sí mismo si no entendió el texto. Recuerde que sus dificultades con la asimilación del texto pueden surgir no solo por el «pensamiento de clip» y la disponibilidad de búsqueda de nueva información, inherente al hombre moderno. Esto se debe en gran medida a la baja calidad de los textos.
  2. No leas nada. Filtrar la alimentación. Elija los recursos con cuidado: intente leer artículos en las principales publicaciones impresas y en línea que pagan a los editores y correctores.
  3. Cuando lea literatura traducida, recuerde que hay un traductor entre usted y el autor, que también puede cometer errores y trabajar mal con el texto.
  4. Lea ficción, especialmente clásicos rusos. Tome del estante, por ejemplo, la novela «Dubrovsky» de Pushkin para probar su capacidad de lectura. La buena literatura todavía se lee fácilmente y con placer.

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