Psicología

Hablar (hablar con verdad) no es simplemente traducir un pensamiento completo en palabras. Significa lanzarse al agua, ir en busca de sentido, embarcarse en una aventura.

Sobre todo, me gusta tomar la palabra antes de entender completamente mi punto. Sé que las mismas palabras vendrán en mi ayuda y me conducirán a mí mismo: confío en ellas. Me gustan esos alumnos para los que cada pregunta es como un reto, esos que aclaran su pensamiento tal como lo expresan.

Me gusta cuando estallan las palabras en el diván del psicoanalista, que nos hagan dejar de mentirnos a nosotros mismos. Me gusta cuando las palabras no nos obedecen, palpitan y se amontonan y se precipitan en el torrente del habla, embriagadas por el sentido que está naciendo en este momento. ¡Así que no tengamos miedo! No esperemos a entender lo que queremos decir para empezar a hablar. De lo contrario, nunca diremos nada.

Por el contrario, imbuyamos mejor la sensualidad de la palabra y dejemos que nos influencie, ¡puede y cómo!

“Es en la palabra donde el pensamiento adquiere significado”, escribió Hegel, objetando a Descartes y su afirmación de que el pensamiento precede al habla. Hoy sabemos que esto no es así: no hay pensamiento que preceda a las palabras. Y esto debería hacernos libres, debería ser una invitación para que tomemos la palabra.

Hablar es crear un acontecimiento en el que pueda nacer el sentido.

Puedes tomar la palabra incluso en completa soledad, en casa o en la calle, puedes hablar contigo mismo para explorar tu propio pensamiento. En cualquier caso, aunque estés en silencio, creas tu pensamiento a través del habla interior. El pensamiento, decía Platón, es «el diálogo del alma consigo misma». No esperes a tener confianza para hablar con los demás. Sepa que diciéndoles lo que piensa, sabrá si realmente lo piensa. En general, una conversación es cualquier cosa menos comunicación.

La comunicación es cuando decimos lo que ya sabemos. Significa transmitir algo con un propósito en mente. Envía un mensaje al destinatario. Los políticos que se sacan del bolsillo frases preparadas no hablan, comunican. Los oradores que leen sus cartas una tras otra no están hablando, están transmitiendo sus ideas. Hablar es crear un acontecimiento en el que pueda nacer el sentido. Hablar es arriesgarse: la vida sin invención no puede ser vida humana. Los animales se comunican, e incluso se comunican con mucho éxito. Tienen sistemas de comunicación excepcionalmente sofisticados. Pero no hablan.

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