Menisco: definición y tratamiento de la fisura del menisco

Menisco: definición y tratamiento de la fisura del menisco

En la rodilla, los meniscos actúan como amortiguadores entre el fémur y la tibia. Evitan que los huesos se desgasten con cada movimiento. Por eso, cuando se agrietan, hay que cuidarlos.

Anatomía del menisco

El fémur se coloca sobre la tibia. Pero las dos protuberancias de su extremo inferior no están en contacto directo con la superficie articular de la tibia. Se basan en dos meniscos: el menisco medial (en el lado interno de la rodilla) y el menisco lateral (en el lado externo). Estos juegan el papel:

  • amortiguadores: su tejido fibrocartilaginoso es ligeramente elástico, lo que les permite actuar como un amortiguador entre el fémur y la tibia, evitando así el desgaste prematuro de estos huesos cuando pesan sobre ellos fuertes tensiones mecánicas;
  • estabilizadores: debido a que son más gruesos en sus bordes externos que en sus bordes centrales, los meniscos forman "cuñas" alrededor del fémur. Ayudan así a mantenerlo firmemente en su lugar sobre la tibia;
  • lubricadores: por su material liso y flexible, los meniscos facilitan el deslizamiento entre el fémur y la tibia, evitando que esta última se roce y se desgaste.

Causas de la fisura meniscal

La fisura del menisco en una persona joven, que todavía no es propensa a la osteoartritis, suele ser el resultado de un traumatismo. Un esguince de rodilla durante un accidente de esquí, por ejemplo. Pero también puede ocurrir de manera más furtiva, a fuerza de repetir siempre el mismo movimiento brusco (sentadillas repetidas, etc.).

¿Qué se entiende por fisura de menisco?

El desgarro puede pasar desapercibido o permitir que se desprenda una pieza. Entonces podemos tener una "lengua" del menisco que sobresale, o un fragmento en un "mango de salto", sosteniendo solo dos extremos.

En todos los casos, la lesión se revela por:

  • dolor severo en la rodilla, como una puñalada. Particularmente agudo en el costado o detrás de la articulación, puede extenderse hasta el muslo;
  • hinchazón de la articulación, con edema episódico;
  • crujidos y sensación de doblar la rodilla, lo que dificulta mucho caminar, subir escaleras y ponerse en cuclillas;
  • bloqueo de la articulación, a veces, si el fragmento de menisco desprendido queda atascado entre los huesos.

Ante tales síntomas, es absolutamente necesario detener la actividad física en curso, para no agravar la lesión. Tienes que poner la rodilla en reposo, evitando cualquier apoyo en la pierna dolorida, y concertar una cita con tu médico. Mientras espera la consulta, el dolor y la inflamación se pueden aliviar enfriando la rodilla con una bolsa de hielo (envuelta en un paño). También es posible tomar analgésicos, como paracetamol, o antiinflamatorios no esteroideos (AINE) en dosis bajas, como ibuprofeno o aspirina.

¿Qué tratamientos para el menisco se agrieta?

La lesión del menisco no necesariamente significa cirugía. El tratamiento difiere en función del tipo de fisura, su localización, su extensión, la edad del paciente, la práctica deportiva, el estado general de los huesos y cartílagos, así como las posibles lesiones asociadas (rotura del ligamento cruzado anterior, artrosis, etc. ).

Tratamiento médico, sin cirugía

Si el paciente es anciano o poco activo, no siempre es interesante operar, al menos no de inmediato. Se pueden ofrecer sesiones de rehabilitación para fortalecer el papel de los músculos en la estabilización de la articulación. Un tratamiento médico a base de analgésicos o antiinflamatorios, complementado si es necesario con un infiltración los corticosteroides, también pueden aliviar el dolor, al menos temporalmente. Esto permite retrasar o incluso evitar la intervención.

Reparación de meniscos, mediante sutura

Por otro lado, si la persona es joven y muy activa, el dolor puede aumentar y volverse insoportable a diario. La cirugía es bienvenida.


Los cirujanos intentan preservar el menisco tanto como sea posible. Es por ello que privilegian su reparación cuando pueden, es decir, cuando se cumplen las siguientes condiciones:

  • la articulación debe ser estable, con un ligamento cruzado anterior (LCA) intacto o reconstruido;
  • la fisura debe estar ubicada en la periferia del menisco lateral (externo), porque el área a tratar debe ser accesible y lo suficientemente vascularizada para permitir una buena cicatrización; 
  • el resto del menisco debe estar sano, sin artritis;
  • la grieta debe tener menos de 6 semanas para poder repararse sola;

La intervención se realiza de forma ambulatoria o como parte de una hospitalización de corta duración (2 o 3 días). Se realiza artroscópicamente, es decir mediante minicámara y mininstrumentos introducidos a través de dos pequeñas incisiones en la rodilla. Consiste en suturar la fisura mediante hilos y pequeños anclajes absorbibles.

Meniscectomía parcial

Si el menisco no se puede reparar pero el dolor aún está muy presente, se puede considerar la meniscectomía. Siempre que no exista inestabilidad funcional.

Aquí nuevamente, la operación se realiza de forma ambulatoria o como parte de una hospitalización a corto plazo, bajo artroscopia. Se trata de retirar la parte dañada del menisco, de modo que su aspereza ya no ralle el fémur con cada movimiento.

Después de la operación, ya sea que haya habido una sutura o una meniscectomía, es importante seguir las instrucciones del cirujano con respecto al tiempo de inactividad, la rehabilitación y la reanudación de las actividades. Aunque parezca largo, este programa evita complicaciones: debilitamiento de las suturas, rigidez posterior, pérdida de fuerza muscular, etc.

Diagnóstico de la fisura del menisco

El diagnóstico se basa en un examen clínico de la rodilla y pruebas de imagen (radiografías y resonancia magnética). Lo realiza el médico tratante, un médico de urgencias, un reumatólogo o un cirujano ortopédico.

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