Prevención del sarampión

Prevención del sarampión

¿Por qué prevenir?

Aunque el sarampión es leve en 90 % de los casos, puede causar complicaciones potencialmente fatales, incluida encefalitis, así como hospitalizaciones por neumonía. Al ser una enfermedad muy contagiosa, es necesaria la vacunación de gran parte de la población (95%) para detener la circulación del virus. 

¿Podemos prevenir?

La mejor forma de prevenir el sarampión es vacunarse y vacunar a sus hijos. La vacuna está disponible en forma combinada y brinda una protección eficaz contra el sarampión, las paperas y la rubéola (vacuna “MMR”). Los niños deben recibir dos dosis, una a los 12 meses de edad y la otra entre los 13 y los 24 meses.

En Francia también se recomienda una vacuna de “recuperación” para los niños mayores de 2 años no vacunados, los adolescentes y adultos jóvenes no vacunados a la edad de 30 años, así como para los profesionales sanitarios.

En teoría, la erradicación definitiva del sarampión en el mundo es posible, porque la vacuna es muy eficaz: ofrece un 90% de protección después de una dosis y más del 95% después de dos dosis.3.

Medidas preventivas básicas

Cuando se diagnostica un caso de sarampión, es objeto en Francia de una declaración obligatoria por parte del médico al Servicio de Vigilancia de la Salud de la Agencia Regional de Salud. El paciente debe estar aislado durante todo el período de contagio, es decir hasta 5 días después del inicio del exantema. En Quebec, los casos se notifican a la Oficina de Vigilancia y Vigilancia del Ministerio de Salud y Servicios Sociales.

Las personas que han estado en contacto con el paciente pueden vacunarse si aún no lo han hecho. Dependiendo del caso, también se les puede administrar un tratamiento preventivo por vía intravenosa (a base de inmunoglobulinas). Esto ayuda a proteger a las personas frágiles, especialmente a las mujeres embarazadas, a los niños menores de 12 meses no vacunados o a las personas con inmunodeficiencia.4

 

Observación : La caída en la tasa de vacunación Contra el sarampión en los últimos años se explica en parte por la creencia de que la vacuna MMR podría hacer que algunos niños sean autistas, tras la publicación de un estudio del Dr. Wakefield en 1998. Desde entonces, muchos estudios han llegado a negar la existencia de una asociación entre la vacuna MMR y trastornos autistas5. En dictamen del 28 de enero de 2010, el British General Medical Council, equivalente al Council of the College of Physicians, denunció la falta de rigor y credibilidad científica del estudio del Dr. Wakefiled, así como una vulneración de la ética médica.6. La revista The Lancet, en la que se publicó este trabajo, incluso borró el artículo en el origen de la polémica. Toda la comunidad científica está de acuerdo en que no existe un mayor riesgo de volverse autista después de esta vacuna.

 

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