Calabaza: un regalo de otoño

La calabaza se puede presentar en diversas variaciones, como café con leche, sopas, panes, helados, muffins, pasteles. Si bien muchos de los platos enumerados con mayor frecuencia contienen sabores de calabaza, esta verdura en su forma natural ofrece una serie de importantes beneficios para la salud. Según el USDA, una taza de calabaza hervida, seca y sin sal contiene 49 calorías y 17 gramos de grasa. El mismo volumen contiene una cantidad significativa de vitaminas A, C y E, que sus ojos y su sistema inmunológico se lo agradecerán. Esta fruta viva también te aportará calcio, potasio y la cantidad diaria recomendada de fibra, además de ser baja en calorías. Divida la calabaza en 2 o 4 partes, dependiendo del tamaño de la calabaza, retire el interior fibroso y las semillas con una cuchara (¡guarde las semillas!). Hornee en bandejas para hornear durante unos 45 minutos a 220C. Una vez que los trozos de calabaza se hayan enfriado, retire la piel y deséchelos. La calabaza sobrante se puede hacer puré en un procesador de alimentos o licuadora. Agregar agua ablandará el puré si está demasiado seco. Sin embargo, la pulpa de calabaza no es la única parte comestible. Las semillas de calabaza también se pueden consumir crudas o tostadas. Use las semillas como refrigerio servido con rodajas de calabaza o puré. Las semillas de calabaza son una excelente fuente de proteínas de origen vegetal, grasas omega-3, magnesio y zinc. El zinc es muy importante para la salud del sistema inmunológico, los ojos y la cicatrización de heridas. Las semillas compradas en la tienda generalmente se tuestan y salan y tienen un alto contenido de sodio y grasa. Así, la cocina casera o el consumo en crudo es la mejor alternativa.

Deje un comentario