Psicología

El dolor, la ira, el resentimiento destruyen nuestras relaciones, envenenan nuestras vidas, interfieren en la comunicación. Podemos manejarlos si entendemos su propósito útil. Tutorial paso a paso con explicaciones.

A menudo nos quejamos de nuestros sentimientos. Por ejemplo, no podemos comunicarnos con los seres queridos porque estamos enojados con ellos. Queremos deshacernos de la ira para que no interfiera con nosotros.

Pero, ¿qué sucede si realmente nos deshacemos de la ira? Lo más probable es que en su lugar aparezcan otros sentimientos desagradables: impotencia, resentimiento, desesperación. Por lo tanto, nuestra tarea no es deshacernos de nuestros sentimientos, sino aprender a manejarlos. Si el sentimiento de ira está bajo nuestro control, entonces su aparición ayudará a resolver las situaciones problemáticas que surjan en nuestra vida. Para aprender a manejar los sentimientos, primero debe asumir toda la responsabilidad por su apariencia.

¿Cómo hacerlo? En primer lugar, comprendiendo qué beneficio nos aporta tal o cual sentimiento. Habiendo aceptado el propósito útil de los sentimientos y el comportamiento en el que se manifiestan, seremos capaces de controlar este comportamiento.

Cada sentimiento es una señal de necesidad

Todo sentimiento es señal de alguna necesidad. Si nos hacemos la pregunta: “¿Qué necesidad indica mi sentimiento?”, podemos encontrar formas de comportamiento que ayuden a satisfacer esta necesidad. También podemos rechazar esta necesidad si no es vital. Satisfaciendo necesidades a tiempo, no dejaremos que el sentimiento crezca y nos absorba. Esta es la gestión de tus sentimientos. Naturalmente, si la necesidad está satisfecha, entonces el sentimiento que nos irritó (señaló una necesidad insatisfecha) da paso a otro sentimiento: la satisfacción.

El problema es que a menudo no percibimos los sentimientos molestos como formaciones propias que nos pertenecen. Pero habiendo logrado comprender su propósito útil (sentimientos), puede cambiar su actitud hacia él y, en consecuencia, apropiarse de él. El sentimiento se vuelve mi propia manifestación, un aliado.

Ejemplos de señales que dan sentimientos

Delito, como regla, informa que algunas cosas importantes en las parejas no se dejan salir. Sentimos la necesidad de apoyo, pero no lo reportamos.

Ansiedad antes de un examen, por ejemplo, puede ser una señal de que debes prepararte mejor. Y la ansiedad durante una reunión importante da una advertencia de que necesita controlar más claramente la situación.

Ansiedad puede señalar la necesidad de proporcionar algo en el futuro.

Impotencia — la necesidad de pedir ayuda a otra persona.

Rage — Mis derechos han sido vulnerados de alguna manera y es necesario restablecer la justicia.

Celos — Me enfoco demasiado en controlar la vida de otra persona y me olvido de mis tareas.

Práctica de manejo de sentimientos.

Este taller de cinco pasos lo ayudará a comprender el propósito útil de sus sentimientos y si desea cambiar el comportamiento habitual por acciones más efectivas.

1. Lista de sentimientos

Haz tu lista de sentimientos. Simplemente escribe en una columna los nombres de los diferentes sentimientos que recuerdas. Escríbalo en una columna, ya que el lugar de la derecha aún se requiere para otras tareas. No recomendamos utilizar listas descargadas de Internet. La esencia de la tarea es precisamente activar la memoria de los sentimientos y sus nombres. Y la lista de lectura, como se descubrió por experiencia, prácticamente no se retiene en la memoria. Reponga su lista en unos pocos días. Ahí es cuando te das cuenta de que ya no puedes recordar un solo nombre, entonces puedes usar la hoja de trucos de Internet y agregar esos sentimientos que estaban fuera de tu experiencia.

2. Evaluación

Toma tu lista de sentimientos y marca a la derecha de cada uno cómo lo percibes tú (o la gente en general): como «malo» o «bueno» o, mejor dicho, agradable y desagradable. ¿Qué sentimientos resultaron ser más? Considere cuál es la diferencia entre esos sentimientos que son agradables y los que son desagradables.

3. Revalorización

En lugar de la división habitual de los sentimientos en “buenos” y “malos” a la que estamos acostumbrados la mayoría de nosotros, reconsiderarlos como sentimientos que incitan a la acción y sentimientos que completan una acción o la satisfacción de una necesidad. Pon nuevas marcas en tu lista a la derecha de los nombres de los sentimientos. Es probable que durante esta tarea recuerdes nuevos sentimientos. Agrégalos a la lista.

4. Conclusiones preliminares

Compara qué sentimientos son más entre los que incitan a la acción: agradables o desagradables. ¿Y qué sentimientos son más entre las acciones finales? Considere qué conclusiones puede sacar de esta experiencia. ¿Cómo puedes usarlo para ti y para los demás?

5. Propósito de los sentimientos

Toma tu lista. A la derecha, puedes escribir el propósito útil de cada sentimiento. Determinar la necesidad que indica. Con base en la naturaleza de esta necesidad, formule el probable propósito útil del sentimiento. Obtendrá, por ejemplo, un registro de este tipo: «El resentimiento es una señal de que no sé cómo hacer valer mis derechos». Analiza lo que estos sentimientos te están diciendo. ¿Qué acciones te animan a tomar? ¿De qué se defienden o qué piden? Cuál es su parte útil. ¿Qué esperas obtener de los demás o de ti mismo cuando tienes estos sentimientos?

Puede haber varias de esas opciones, y esto es bueno. Pueden diferir de persona a persona. Ayuda a comprender no solo a uno mismo, sino también a otras personas. Después de todo, detrás del sentimiento expresado hay una necesidad. Y puedes responder directamente a la necesidad, y no a las palabras que acompañan al sentimiento.

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