Lavado de estómago

Lavado de estómago

El lavado de estómago, o lavado gástrico, es una medida de emergencia que se lleva a cabo en caso de intoxicación aguda tras la ingestión intencionada o accidental de una sustancia tóxica (fármaco, producto de uso doméstico). A menudo asociado en el imaginario colectivo con intentos de suicidio por drogas, el lavado gástrico se utiliza cada vez menos en la actualidad.

¿Qué es el lavado de estómago?

El lavado de estómago, o lavado gástrico (LG), es una medida de emergencia que se realiza en caso de intoxicación aguda. Su finalidad es evacuar las sustancias tóxicas presentes en el interior del estómago antes de que sean digeridas y provoquen lesiones o alteren alguna de las funciones del organismo.

El lavado de estómago es uno de los llamados métodos de limpieza digestiva, junto con:

  • vómitos inducidos;
  • adsorción de sustancias tóxicas sobre carbón activado;
  • aceleración del tránsito intestinal.

¿Cómo funciona el lavado gástrico?

El lavado gástrico se realiza en un entorno hospitalario, generalmente en la sala de emergencias. Se recomienda encarecidamente la instalación previa de un abordaje venoso periférico de “seguridad” y es obligatoria la presencia de un carro de reanimación. Las enfermeras están autorizadas para realizar el procedimiento pero es necesaria la presencia de un médico durante el procedimiento. El lavado gástrico se puede realizar en una persona consciente o con alteración del conocimiento. En este caso, la intubarán.

El lavado gástrico se basa en el principio de los vasos comunicantes, o "sifón", en este caso entre el contenido del estómago y el suministro de líquidos externos.

Se introduce una sonda, llamada sonda de Faucher, en la boca y luego en el esófago hasta que llega al estómago. La sonda se fija a la boca con cinta adhesiva, luego se fija un tulipán (frasco) a la sonda. A continuación, se vierte agua tibia con sal en la sonda, en pequeñas cantidades, y el líquido de lavado se recupera mediante sifón, acompañado de masaje epigástrico. La operación se repite hasta que el líquido se aclare. Puede ser necesaria una gran cantidad de agua (de 10 a 20 litros).

El cuidado bucal se realiza al final del lavado gástrico. Para complementar el lavado gástrico, se puede administrar carbón activo después de retirar el catéter.

Durante todo el procedimiento, se controlan de cerca el estado de conciencia, la frecuencia cardíaca y respiratoria del paciente.

Después del lavado gástrico

La vigilancia

Después del lavado gástrico, el paciente es monitoreado de cerca. Se lo coloca en una posición acostada de costado, para evitar los vómitos. Se toman una radiografía de tórax, un ionograma de sangre, un ECG y la temperatura.

La función digestiva se reanudará naturalmente después del lavado gástrico. 

Los riesgos 

Existen diferentes riesgos para el lavado de estómago:

  • la inhalación bronquial es la complicación más grave, que puede poner en peligro la vida;
  • hipertensión, taquicardia;
  • bradicardia de origen vagal durante la introducción del tubo;
  • lesiones dentales u orales.

¿Cuándo lavar el estómago?

El lavado de estómago se puede realizar:

  • en caso de intoxicación aguda voluntaria, es decir, intento de suicidio por drogas (o “intoxicación voluntaria por drogas”), o accidental, generalmente en niños;
  • en algunos casos de hemorragia digestiva alta, para monitorizar la actividad hemorrágica y facilitar la endoscopia diagnóstica.

Si durante mucho tiempo se consideró al lavado gástrico como el método de referencia para la evacuación de productos tóxicos, en la actualidad lo es mucho menos. Una conferencia de consenso de 1992, reforzada por las recomendaciones de la Academia Estadounidense de Toxicología Clínica y la Asociación Europea de Centros de Toxicología y Toxicólogos Clínicos, de hecho estableció indicaciones muy estrictas para el lavado gástrico debido a sus peligros, su baja relación beneficio/riesgo pero también su costo (la técnica moviliza personal y toma tiempo). Estas indicaciones tienen en cuenta el estado de conciencia del paciente, el tiempo transcurrido desde la ingestión y la toxicidad potencial de los productos ingeridos. Hoy en día, el lavado gástrico se practica en estas raras indicaciones:

  • en pacientes conscientes, en caso de ingestión de sustancias con alto potencial tóxico de lesión (paraquat, colchicina, contra las cuales el carbón activado no tiene efecto) o en caso de intoxicación masiva con antidepresivos tricíclicos, cloroquina, digital o teofilina;
  • en pacientes con alteración de la conciencia, intubados, en cuidados intensivos, en caso de ingestión de sustancias de alto potencial tóxico;
  • en pacientes con alteración de la conciencia, no intubados, tras una prueba con Flumazenil (para detectar intoxicación por benzodiazepinas), en caso de ingestión de sustancias de alto potencial tóxico.

Estas indicaciones no son formales. Además, ahora se acepta que el lavado gástrico, en principio, no es útil más de una hora después de la ingestión de sustancias tóxicas, debido a su baja eficacia después de este período de tiempo. De hecho, a menudo se prefiere el carbón activado al lavado gástrico.

El lavado gástrico está contraindicado en los siguientes casos:

  • envenenamiento por cáusticos (lejía por ejemplo), hidrocarburos (aguarrás, quitamanchas, gasóleo), productos espumantes (lavavajillas, detergente en polvo, etc.);
  • envenenamiento con opiáceos, benzodiazepinas;
  • estado alterado de conciencia, a menos que el paciente esté intubado con un catéter con balón inflado;
  • antecedentes de cirugía gástrica (presencia de cicatrices abdominales), úlcera gástrica progresiva o várices esofágicas;
  • en caso de riesgo de inhalación, convulsiones, pérdida de reflejos protectores de las vías respiratorias;
  • ancianos dependientes;
  • bebé menor de 6 meses;
  • precarias condiciones hemodinámicas.

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