La crónica de Julien Blanc-Gras: "Cómo el papá va a la escuela en casa durante el parto"

“El día 1, establecemos un programa digno de una academia militar. Este encierro es un calvario que debemos transformar en una oportunidad. Es una experiencia única que nos enseñará mucho sobre nosotros mismos y nos hará mejores.

Y eso pasa por la organización y la disciplina.

Las escuelas están cerradas, debemos tomar el relevo de la Educación Nacional en casa. Me alegra compartir estos momentos con el Niño. Está en el jardín de infantes, debería lograr seguir el programa. Sobre todo porque no hay programa. El profesor nos informó: tómatelo con calma. Leer historias, ofrecer juegos que no sean demasiado estúpidos, eso servirá.

Por supuesto, en este período tan especial, lo importante no es tanto consolidar los aprendizajes como crear una rutina, puntos de referencia diarios tranquilizadores para el niño. Pero si mantenemos un buen ritmo, antes de fin de mes, dominará las tablas de multiplicar, la afinación del participio pasado y la Historia de la construcción europea. Si el confinamiento continúa, atacaremos las integrales y la teoría de la relatividad general.

Después de consultar con el consejo familiar (mamá + papá), el horario y las buenas resoluciones se publican en el refrigerador.

La escuela comienza a las 9:30 am

Todos deben ducharse, vestirse, cepillarse los dientes y despejar la mesa del desayuno. La contención no significa holgazanear (bueno, técnicamente lo hace, pero ya sabes a lo que me refiero).

Escriba la fecha en el cuaderno escolar creado para la ocasión. Yo hago la llamada. El estudiante está presente.

Un poco de lectura, un poco de matemáticas, tres palabras en inglés, juegos (conectando puntos, laberintos, busca las siete diferencias).

10:30 a. M. Recreación de media hora. Tiempo libre. Lo que significa que juegas solo y que sueltas el grupo, por favor, querido hijo, todavía tengo que responder a mis correos electrónicos.

10:35. Está bien, vamos a jugar al fútbol en el callejón en la parte inferior del edificio.

Tarde: eh, tiempo libre. Y si eres bueno, puedes ver una caricatura porque mamá está haciendo videoconferencias y no he terminado de escribir mi artículo.

Bien podríamos decir que nuestra ambiciosa dinámica inicial no duró tres días.

En el momento en que te hablo (J 24), el cuaderno de aula confinado está perdido, probablemente enterrado bajo una montaña de dibujos a medio color, el apartamento es un desastre, el Niño pasa el rato en pijama frente a su cuarto episodio de Power Rangers seguido, y cuando va a Pídeme un quinto, le diré: “Ok pero primero me traerás una cerveza de la nevera”. "

Estoy exagerando, por supuesto.

La realidad: la rutina escolar no aguantó, pero el Niño está feliz. Tiene a sus padres a mano todo el día. Lástima para las tablas de multiplicar. Este confinamiento nos habrá recordado algunos hechos obvios.

El maestro es una profesión. Y las vacaciones son más divertidas que la escuela. "

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