Psicología

A medida que envejecemos, nos damos cuenta de que la mayoría de nuestras creencias pasadas no son ciertas. El malo que queríamos arreglar nunca cambiará. El otrora mejor amigo, con quien se juraron eterna amistad, se ha convertido en un extraño. La vida no es para nada como la imaginamos. ¿Cómo hacer frente a un cambio repentino en las orientaciones de la vida?

Con la proximidad del trigésimo aniversario, estamos entrando en un nuevo período de vida: comienza una reevaluación de los valores, una conciencia de la verdadera edad. Algunas personas tienen la sensación de haber vivido mal todo el tiempo. Tales pensamientos son la norma y no una razón para desesperarse.

Teoría de los ciclos de siete años

En el siglo pasado, los psicólogos realizaron un estudio, analizaron los problemas de las generaciones, comparando las experiencias de personas de la misma edad. El resultado fue una teoría de los ciclos de siete años.

Durante nuestras vidas, cada uno de nosotros pasa por muchos de estos ciclos: desde el nacimiento hasta los 7 años, desde los 7 hasta los 14, desde los 14 hasta los 21, y así sucesivamente. Una persona mira hacia atrás en los últimos años y los evalúa. El primer ciclo más consciente, de 21 a 28 años, fluye suavemente hacia el siguiente, de 28 a 35 años.

Durante estos períodos, una persona ya tiene una idea de la familia y el deseo de construirla, el deseo de realizarse en la profesión y declararse como una persona exitosa.

Está fijo en la sociedad, acepta su marco y comparte las creencias que dicta.

Si los ciclos transcurren sin problemas, la crisis pasará y la persona no tendrá de qué preocuparse. Pero si es doloroso, crece la insatisfacción con uno mismo, el entorno y la vida en general. Puedes transformar tu percepción del mundo. Y el período entre dos ciclos conscientes es una gran oportunidad para ello.

¿Cómo sobrevivir a la crisis?

Por supuesto, puede luchar por la perfección, pero a menudo es ilusorio y vago. Es mejor volverse hacia uno mismo, sus sentimientos y hacerse preguntas a nivel de “tener, hacer y ser”:

  • ¿Cuáles son mis metas en la vida?

  • ¿Qué es lo que realmente quiero?

  • ¿Quién quiero ser en un año? ¿Y en 10 años?

  • Donde quiero estar

Si una persona no puede responder a estas preguntas, entonces existe la necesidad de conocerse y aceptarse a sí mismo, volverse hacia sus propios deseos y alejarse de las creencias de otras personas. Un ejercicio especial ayudará en esto.

Un ejercicio

Ponte en una posición cómoda y trata de relajarte. Debe contestar las siguientes preguntas por escrito:

  1. ¿Qué crees ahora?

  2. ¿En qué creían tus padres y otras personas importantes de tu infancia?

  3. ¿Has hecho algún intento de cambiar tu vida?

  4. ¿Siente que es posible en principio cumplir sus deseos en la vida adulta?

  5. ¿Cuánto te mereces lo que quieres?

Al responder, escuche a su cuerpo: es la pista principal: si la meta o el deseo le son ajenos, el cuerpo le dará pinzas y sentirá incomodidad.

Resultado

Después de completar el ejercicio, recibirá un conjunto de creencias que heredó de sus seres queridos y podrá separarlas de las suyas. Al mismo tiempo, identifique las limitaciones internas en su vida.

Necesitas trabajar con ellos y reemplazarlos con actitudes positivas: “Puedo hacerlo. Lo principal es no dudar y moverse en la dirección dada. ¿Qué haré exactamente mañana? ¿Y en una semana?

Haz un plan en papel y síguelo. Marque cada acción completada con un signo más en negrita. Esto te ayudará a seguir adelante. Un diálogo confidencial con tu «yo» te permitirá emprender un viaje interior de deseos más íntimos. Para algunos, esto es nuevo e inusual, mientras que otros tienen miedo de admitir sus verdaderas aspiraciones. Pero funciona.

Todos pueden descubrir nuevas facetas en sí mismos a través de las actitudes internas, el análisis de los deseos y su división en propios y ajenos. Luego viene la comprensión de que cada uno crea su propia vida.

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