Toxoplasmosis en gatos: ¿cómo tratarla?

Toxoplasmosis en gatos: ¿cómo tratarla?

La toxoplasmosis es una enfermedad parasitaria de los gatos. Es la causa de diarreas severas que pueden causar la muerte de animales jóvenes. Es una enfermedad importante porque el parásito puede infectar a los humanos y provocar abortos en mujeres embarazadas. Sin embargo, con una buena higiene y unas pocas acciones preventivas sencillas, los riesgos pueden reducirse considerablemente.

Toxoplasmosis, ¿qué es?

La toxoplasmosis es una enfermedad causada por un parásito protozoario llamado "Toxoplasma gondii". Este parásito forma parte de la gran familia de los coccidios. Tiene un ciclo de vida particular, en el que participan dos especies animales: el gato y cualquier otra especie.

De hecho, un huevo de toxoplasma puede contaminar a casi todas las especies de animales vivos. El parásito luego eclosionará y pasará a través de las células del tracto digestivo. Una vez en el cuerpo de su huésped, se difundirá por todas partes a través de la sangre y la linfa y podrá dividirse. Esta división del parásito producirá quistes llenos de parásitos. 

El gato es la única especie animal que puede desarrollar coccidiosis toxoplasmática, también llamada "toxoplasmosis del gato". Puede infectarse al ingerir un huevo contaminado o carne que contenga un quiste. El parásito luego se multiplicará sexualmente en el tracto digestivo del gato y producirá huevos, llamados ooquistes. Estos huevos luego se excretan en las heces del gato. Son extremadamente resistentes en el medio ambiente y a menudo es difícil deshacerse de ellos.

Entonces, hay dos formas de infectarse:

  • por huevos, presentes en las heces del gato;
  • por quistes, especialmente durante la ingestión de carne poco cocida de un animal contaminado.

Los síntomas de la toxoplasmosis en los gatos.

Aparte del gato, la contaminación es asintomática en todas las especies animales.

Cuando infecta a un gato joven, el parásito penetrará y destruirá las células del intestino lo que provocará diarreas por falta de absorción de nutrientes y una pérdida de agua bastante marcada. Al principio, la diarrea es leve, con un poco de moco y las heces parecen “viscosas”. A medida que aumenta la infección, la diarrea se vuelve aguda y hemorrágica, con la aparición de “gelatina de grosella”. Se observa entonces un ataque del estado general del gato que es sacrificado y una deshidratación bastante marcada. Es esta deshidratación relacionada con la diarrea la que puede ser fatal en animales jóvenes. A menudo, se pueden agregar infecciones bacterianas secundarias que causan fiebre y oscurecen el pronóstico del animal.

En los gatos adultos, la infección suele pasar desapercibida. Entonces, la toxoplasmosis es asintomática o se manifiesta solo por heces blandas. Sin embargo, el parásito se reproduce de todos modos en estos adultos que luego se convierten en bombas de tiempo real. Empiezan a excretar una gran cantidad de ooquistes que luego infectarán a las crías.

¿Cómo hacer un diagnóstico?

El diagnóstico de toxoplasmosis lo realiza un veterinario. La diarrea en un gato joven que vive en una comunidad o que ha sufrido estrés (destete, adopción) debe hacernos pensar en ello. Otro signo evocador es la observación de camadas heterogéneas, con animales de muy diferente tamaño y peso. Se debe tener especial cuidado en las granjas donde ya se han reportado casos de toxoplasmosis porque las recontaminaciones son frecuentes.


Se debe tener cuidado de no confundir la diarrea relacionada con la toxoplasmosis con la diarrea dietética debida al destete, la adopción, con la diarrea viral, bacteriana y de otro tipo de origen parasitario. Para ello, la coproscopia es un examen imprescindible para realizar el diagnóstico. Cuando el animal esté contaminado, entonces podremos observar ooquistes presentes en número en las heces del animal. El número de huevos presentes está directamente relacionado con la gravedad de la infestación.

¿Cuáles son los posibles tratamientos?

Existen dos tratamientos para la toxoplasmosis en gatos. Deben implementarse lo antes posible para que sean completamente efectivos. Los medicamentos son de dos tipos:

  • Coccidiostáticos, es decir fármacos antiparasitarios que bloquearán el desarrollo de nuevos parásitos. Se trata de tratamientos eficaces, pero relativamente costosos, por lo que se recomiendan para tratar a un solo animal.
  • Coccidiocidas, que son medicamentos que matan al parásito. En la actualidad, ninguno de estos medicamentos está destinado a gatos. Sin embargo, ocasionalmente se utilizan para tratar bandadas, ya que se venden en grandes cantidades y son relativamente más baratas que los coccidiostáticos.

Los tratamientos sintomáticos deben asociarse necesariamente a estos fármacos. En particular, es necesario tratar la diarrea con apósitos intestinales y poder rehidratar al animal. También es imperativo implementar medidas sanitarias. De hecho, los huevos de toxoplasma son extremadamente resistentes y pueden provocar una recaída por recontaminación del medio ambiente.

En prevención, es importante garantizar la buena higiene de los locales en los que se crían los animales jóvenes. En particular, es necesario poder eliminar rápidamente todos los excrementos, que es una de las principales fuentes de contaminación en la cría. También es necesario pensar en combatir los huéspedes intermediarios que pueden portar quistes de toxoplasma y evitar en la medida de lo posible su contacto con gatos (ratones, pájaros, etc.). Finalmente, debe evitar dar carne cruda o poco cocida a los animales para evitar la contaminación por quistes que puedan estar presentes.

Una enfermedad de riesgo para las mujeres embarazadas.

Las mujeres embarazadas deben tener especial cuidado de no entrar en contacto con el parásito. De hecho, durante una contaminación primaria en una mujer embarazada, el parásito puede transmitirse al feto y ser la causa de un aborto. Una vez que ha entrado en contacto con el parásito, el cuerpo humano producirá anticuerpos para defenderse. Por eso, el médico suele realizar una serología para comprobar la presencia de estos anticuerpos y saber si la mujer ya ha estado en contacto con el parásito. 

Si hay anticuerpos presentes, el cuerpo tendrá la capacidad de defenderse de las infecciones y el parásito no representará mucho riesgo para el embarazo. Por otro lado, si no hay anticuerpos, el parásito podrá contaminar a la mujer y posiblemente migrar al feto.

Si una mujer embarazada nunca ha estado en contacto con el parásito, será necesario estar atento a las diferentes fuentes de contaminación. Sin embargo, no es necesario separarse de su gato. Sobre todo, hay que tener cuidado de no tocar los excrementos del gato y, por tanto, su caja de arena. Si es necesario, debe hacerse con una máscara y guantes para evitar la contaminación. También es recomendable limpiar bien las verduras, sobre todo si hay que comerlas crudas, porque en ocasiones llevan ooquistes. Finalmente, será necesario cocinar bien su carne para neutralizar los quistes que puedan estar presentes.

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