«Tenemos que hablar»: 11 trampas a evitar en el diálogo

“¡Sé que me consideras un perdedor!”, “¡Siempre solo prometes, pero nunca haces nada!”, “Debería haberlo adivinado…” A menudo, al comunicarnos con otros, especialmente sobre temas importantes y delicados, nos encontramos en una variedad de trampas. La conversación se estanca y, a veces, la comunicación no llega a nada. ¿Cómo evitar las trampas más comunes?

Después de colgar, Max se dio cuenta de que había vuelto a fallar. Tenía tantas ganas de restablecer las relaciones con su hija adulta, que volvió a ponerse en contacto con ella... Pero ella, literalmente, le tendía trampas a cada paso, molestándolo, preocupándolo, y luego terminó la conversación, declarando que se estaba comportando de manera inapropiada.

Anna tuvo que lidiar con algo similar en el trabajo. Le parecía que el jefe la odiaba. Cada vez que ella se dirigía a él, él se salía con una respuesta monosilábica que no la ayudaba en nada. Cuando ella le pidió que le explicara con más detalle, él la dirigió a otro empleado, quien tampoco pudo decir nada que valiera la pena. Confundida, Anna trató de hacer la pregunta de nuevo, pero la tildaron de indecisa y de «demasiado sensible» como respuesta.

María y Philip fueron a un restaurante para celebrar su undécimo aniversario de bodas. La conversación empezó bien, pero Philip de repente se quejó de que las langostas del menú eran demasiado caras. María ya estaba cansada de escuchar constantemente quejas sobre la falta de dinero y los altos precios, y se quedó ofendida en silencio. Esto disgustó a su marido, y apenas hablaron durante el resto de la cena.

Todos estos son ejemplos de las trampas en las que caemos incluso cuando tratamos de tener un diálogo constructivo. La hija de Max intentaba pasivamente-agresivamente evitar la conversación. El jefe de Anna fue francamente grosero con ella. Y María y Felipe iniciaron las mismas disputas que echaron a perder ambos estados de ánimo.

Considere los tipos de trampas en las que cae la mayoría de la gente.

1. Pensar en el principio de «Todo o nada». Solo vemos dos extremos, blanco y negro: «Siempre llegas tarde», «¡Nunca acierto en nada!», «Será esto o aquello, y nada más».

Cómo evitar la trampa: no obligue al interlocutor a elegir entre dos extremos, ofrezca un compromiso razonable.

2. Sobregeneralización. Exageramos la escala de los problemas individuales: “¡Este bullying nunca se detendrá!”, “¡Nunca me enfrentaré a esto!”, “¡Esto nunca terminará!”.

Cómo evitar la trampa: recuerde que una declaración negativa, la suya o la del interlocutor, no significa que la conversación haya terminado.

3. Filtro psicológico. Nos enfocamos en un comentario negativo, ignorando todos los positivos. Por ejemplo, solo notamos críticas, olvidando que antes recibimos varios elogios.

Cómo evitar la trampa: No ignore los comentarios positivos y preste menos atención a los negativos.

4. Falta de respeto por el éxito. Minimizamos la importancia de nuestros logros o el éxito del interlocutor. “Todo lo que has logrado allí no significa nada. ¿Has hecho algo por mí últimamente?”, “Te comunicas conmigo solo por lástima”.

Cómo evitar la trampa: haz tu mejor esfuerzo para enfocarte en lo bueno.

5. «Leyendo la mente». Imaginamos que los demás piensan mal de nosotros. «Sé que piensas que soy un tonto», «Debe estar enojada conmigo».

Cómo evitar la trampa: comprobar sus suposiciones. ¿Dijo que estaba enfadada contigo? Si no, no asumas lo peor. Tales suposiciones interfieren con la honestidad y la apertura en la comunicación.

6. Intentos de predecir el futuro. Asumimos el peor resultado. “A ella nunca le gustará mi idea”, “Nunca saldrá nada de esto”.

Cómo evitar la trampa: no pronostiques que todo terminará mal.

7. Exageración o subestimación. O bien “hacemos un grano de arena de un grano de arena” o no nos tomamos algo lo suficientemente en serio.

Cómo evitar la trampa: evaluar correctamente el contexto, todo depende de ello. No intentes buscar un significado oculto donde no lo hay.

8. Sumisión a las emociones. Confiamos irreflexivamente en nuestros sentimientos. “Me siento como un tonto, supongo que lo soy”, “Estoy atormentado por la culpa, eso significa que realmente soy culpable”.

Cómo evitar la trampa: acepte sus sentimientos, pero no los muestre en una conversación y no transfiera la responsabilidad de ellos al interlocutor.

9. Declaraciones con la palabra «debería». Nos criticamos a nosotros mismos ya los demás usando las palabras “debería”, “debe”, “debería”.

Cómo evitar la trampa: evitar estas expresiones. La palabra “debería” sugiere culpa o vergüenza, y puede resultar desagradable para el interlocutor escuchar que “debería” hacer algo.

10. Etiquetado. Nos estigmatizamos a nosotros mismos o a los demás por cometer un error. «Soy un perdedor», «Eres un tonto».

Cómo evitar la trampa: trata de no etiquetar, recuerda que pueden causar mucho daño emocional.

11. Acusaciones. Culpamos a los demás oa nosotros mismos, aunque ellos (o nosotros) no seamos responsables de lo que sucede. “¡Es mi culpa que te hayas casado con él!”, “¡Es tu culpa que nuestro matrimonio se esté desmoronando!”.

Cómo evitar la trampa: responsabilízate de tu vida y no culpes a los demás por aquello de lo que no son responsables.

Al aprender a evitar estas trampas, podrá comunicarse de manera más efectiva y productiva. Antes de conversaciones importantes o emocionalmente intensas, debe repasar mentalmente la lista nuevamente.

Deje un comentario