Lo que su terapeuta quiere escuchar

Mucha gente piensa que el objetivo de acudir a un psicólogo es obtener un conjunto de recomendaciones específicas, como en una consulta con un médico. Esto no es así, explica la terapeuta Alena Gerst. La tarea de un especialista competente es, sobre todo, escuchar atentamente y hacer las preguntas correctas.

Las propinas no valen nada. Son solo una medida temporal, una especie de primeros auxilios: aplicar un vendaje estéril a una herida que requiere un tratamiento serio.

Los psicoterapeutas competentes identifican el problema, pero se abstienen de dar consejos. Todo el que se forma en esta profesión debe aprender la valiosa habilidad de permanecer en silencio. Es difícil, tanto para el propio especialista como para el cliente. Sin embargo, la capacidad de averiguar tantos detalles como sea posible es una herramienta clave en psicoterapia. Es importante comprender que su terapeuta es principalmente un oyente activo, no un asesor.

Esto no significa que solo te miren y te den la oportunidad de hablar. Cualquier profesional experimentado escucha atentamente las señales específicas para determinar la dirección de futuras conversaciones. Y en general todo se reduce a tres temas.

1. ¿Qué es lo que realmente quieres?

Nadie nos conoce mejor que nosotros mismos. Es por eso que los consejos rara vez ayudan a despegar. De hecho, las respuestas se conocen desde hace mucho tiempo, pero a veces se encuentran demasiado profundas, escondidas bajo las expectativas, esperanzas y sueños de otras personas.

Para ser completamente honesto, pocas personas están interesadas en lo que realmente queremos. Gastamos mucho esfuerzo y energía tratando de satisfacer los deseos y necesidades de los demás. Esto se manifiesta tanto en cosas grandes como pequeñas. En cómo pasamos los fines de semana, qué almorzamos, qué profesión elegimos, con quién y cuándo nos casamos, tengamos hijos o no.

En muchos sentidos, el terapeuta pregunta una cosa: lo que realmente queremos. La respuesta a esta pregunta puede conducir a descubrimientos inesperados: algo asustará, algo complacerá. Pero lo principal es que llegamos a ello nosotros mismos, sin incitaciones externas. Después de todo, el significado radica precisamente en volver a ser uno mismo y vivir según sus propias reglas.

2. ¿Qué quieres cambiar?

No siempre nos damos cuenta de que nos gustaría cambiar mucho, pero esto no es difícil de adivinar por nuestro discurso. Pero cuando nos expresan nuestros deseos, a menudo reaccionamos como si nunca hubiéramos pensado en ello.

El terapeuta escucha cada palabra. Por regla general, el deseo de cambio se expresa en frases tímidas: “Tal vez podría (la)…”, “Me pregunto qué pasaría si…”, “Siempre pensé que sería lindo…”.

Si penetra en el significado profundo de estos mensajes, la mayoría de las veces resulta que detrás de ellos se esconden sueños incumplidos. Interviniendo en los deseos ocultos, el terapeuta nos empuja deliberadamente a encontrarnos con los miedos subconscientes. Podría ser el miedo al fracaso, el miedo a que sea demasiado tarde para intentar algo nuevo, el miedo a no tener el talento, el encanto o el dinero que necesitamos para alcanzar nuestra meta.

Encontramos miles de razones, a veces completamente increíbles, por las que no podemos dar ni un pequeño paso hacia nuestro sueño. La esencia de la psicoterapia es precisamente que entendamos lo que nos impide cambiar y queremos cambiar.

3. ¿Cómo te sientes contigo mismo?

Muchas personas ni siquiera saben lo mal que se tratan a sí mismas. Nuestra percepción distorsionada de nuestro propio «yo» se va formando poco a poco, y con el tiempo empezamos a creer que nuestra idea del yo es cierta.

El terapeuta escucha declaraciones autoevaluativas. No te sorprendas si capta tu mentalidad negativa básica. La creencia en nuestra propia insuficiencia penetra tan profundamente en el subconsciente que ni siquiera nos damos cuenta de lo críticos que somos con nosotros mismos.

Una de las tareas principales de la psicoterapia es ayudar a deshacerse de tales pensamientos. Es posible: incluso si pensamos que no somos lo suficientemente buenos, el terapeuta piensa lo contrario. Saca a relucir las falsas creencias para que podamos tener una actitud más positiva y realista hacia nosotros mismos.

El terapeuta guía la conversación, pero eso no significa que tenga que dar consejos. Cuando lo encontramos, nos conocemos a nosotros mismos. Y al final entendemos lo que hay que hacer. sami Pero con la ayuda de la psicoterapia.


Sobre la autora: Alena Gerst es psicoterapeuta, psicóloga clínica y trabajadora social.

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