Trastorno límite latente de la personalidad: ¿qué es?

¿Qué causa los ataques de pánico repentinos? ¿De dónde viene el miedo irrazonable? A veces, el trastorno límite de la personalidad se manifiesta de esta manera. Afortunadamente, es tratable. Lo principal es reconocer los síntomas a tiempo.

Elena sufría de insoportables ataques de pánico. Los ataques duraron desde unos pocos segundos hasta media hora. Surgieron de manera impredecible y completamente inestables. Esto le impedía vivir, trabajar y comunicarse plenamente. Estaba avergonzada de sí misma. Generalmente sociable, Elena comenzó a evitar a la gente y abandonó sus antiguos pasatiempos.

Los ataques de pánico comenzaron en la adolescencia. A la edad de 30 años, Elena no pudo mantener ningún trabajo por más de unos pocos meses, el matrimonio estaba al borde del colapso, casi no quedaban amigos.

Los médicos le diagnosticaron trastorno límite de la personalidad. Elena no parecía una paciente típica con este trastorno en absoluto. Tenía una forma latente de la enfermedad.

Aquí hay algunos síntomas del trastorno límite en su forma latente:

1. El deseo de mantener las relaciones a toda costa. Elena nunca dejaría a su marido, a pesar de los problemas en el matrimonio. Desde pequeña se sintió abandonada por sus padres y, en su juventud, se enamoró del hombre con el que se casó.

2. Relaciones inestables y emocionalmente tensas en la familia. Esto se manifestó principalmente en la relación con la madre. Insultó y humilló a Elena. La hija dejó de comunicarse con su madre tras otro SMS con insultos, y dos semanas después, como si nada, se fue de compras con ella. Elena reprimió el resentimiento y la irritación.

3. Ideas distorsionadas sobre ti mismo. Cuando Elena era pequeña, su madre la enviaba en repetidas ocasiones a participar en concursos de belleza. Tales eventos forman ideas malsanas sobre el propio cuerpo. Elena decidió que si tenía una apariencia atractiva, no tendría que lidiar con emociones y sentimientos. Debido a esto, suprimió la ira, el dolor, la vergüenza, la culpa y la tristeza durante muchos años.

4. Impulsividad y autodestrucción. Elena no negó que estaba abusando del alcohol y las drogas. Era propensa a gastar sin control, autolesionarse, comer en exceso. Los malos hábitos se sucedieron. Si lograba dejar de abusar de las drogas psicotrópicas, inmediatamente comenzaba a gastar dinero sin control. Habiendo superado el hábito de peinarse, comenzó a "agarrar" el estrés. Los métodos de autolesión cambiaron constantemente.

5. Intentos regulares de suicidio. A primera vista, Elena no tenía intenciones suicidas, ella negó tales pensamientos. Sin embargo, ella tuvo sobredosis de drogas. Su tendencia a largo plazo a las autolesiones y el comportamiento peligroso era tan fuerte que tales acciones también pueden llamarse intentos de suicidio encubiertos.

6. Ansiedad severa, depresión o irritabilidad. Cuando era niña, a Elena le enseñaron que las emociones desagradables (ansiedad, irritación, ansiedad) deberían avergonzarse. Como no se le permitía mostrar tales sentimientos abiertamente, los ocultó. Como resultado, surgieron ataques de pánico y, en la edad adulta, se agregaron problemas digestivos.

7. Sensación constante de vacío interior. Incluso cuando las cosas iban bien para Elena, se sentía insatisfecha. Comenzó a estropear el estado de ánimo de los demás, inconscientemente trató de expresar un sentimiento de vacío interior. Sin embargo, esto encontró una resistencia tan feroz por parte de su esposo y otros parientes que prefirió simplemente ocultar sus sentimientos a todos.

8. Arrebatos de ira. Elena afirmó que casi nunca se enoja. De hecho, le enseñaron desde pequeña que no se debe mostrar la ira. La ira se acumuló a lo largo de los años y, a veces, hubo arrebatos inesperados. Después de sentirse avergonzada, volvió a recurrir a las autolesiones, a comer en exceso o al alcohol.

9. Pensamientos paranoicos. El proceso de examen por parte del médico le causó tal horror a Elena que dejó todo varias veces y luego comenzó de nuevo. Tenía pensamientos que bordeaban la paranoia. Tenía miedo de la reacción de los familiares, la condena de los demás. Y sobre todo, que todos la dejarán.

10. Síntomas de disociación. A veces, Elena parecía "caerse de la realidad", le parecía que se miraba a sí misma desde un lado. La mayoría de las veces, esto sucedió inmediatamente antes del ataque de pánico e inmediatamente después. Antes de ir al médico, Elena no le contó a nadie sobre esto, tenía miedo de que la consideraran anormal.

Tanto el trastorno límite de la personalidad manifiesto como el encubierto son tratables. La psicoterapia ayuda a muchos pacientes: terapia conductual dialéctica, terapia de esquemas, educación psicológica. Cuando Elena se dio cuenta de lo que realmente le estaba pasando, los ataques de pánico disminuyeron y, con el tiempo, la psicoterapia la ayudó a aprender a sobrellevar mejor las experiencias emocionales.


Sobre la autora: Kristin Hammond es psicóloga asesora.

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