¿Por qué es mentira que el peso sea un indicador de salud?

¿Por qué es mentira que el peso sea un indicador de salud?

Psicología

La psicóloga Laura Rodríguez y el psicólogo Juanjo Rodrigo, del equipo de 'In Mental Balance', explican las razones por las que pesar más o menos no es un reflejo de nuestro estado de salud

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Desde hace algunos años, y más en las sociedades actuales, las personas están expuestas a miles de imágenes al día a través de publicidad, televisión o redes sociales. Cuerpos y apariencia de estos (peso, altura, talla o forma corporal) son un tema que nos afecta e influye en muchas personas.

A lo largo de nuestra vida interiorizamos mensajes que nos ayudan a posicionarnos en el mundo, en nuestro día a día. Uno de ellos es que el peso determina la salud de una persona. La salud es un concepto complejo, que evoluciona en el tiempo gracias a la investigación y los cambios que se producen en las formas de vida de todas las personas; y que está determinada por muchos factores individuales, sociales y relacionales. El peso no es un indicador de salud ni de hábitos. No podemos saber nada sobre la salud de una persona con solo conocer su peso o ver el tamaño de su cuerpo.

“El peso no es un indicador de salud ni de hábitos”
Laura Rodríguez Psicólogo

Incluso hoy, desde distintos ámbitos, la Índice de masa corporal (IMC), medida cuyo origen se sitúa en el siglo XIX. Este índice fue introducido por Adolph Quetelet, un matemático cuyo objetivo era estudiar estadísticamente las poblaciones y nunca fue pensado como una medida cuantitativa de la salud o la grasa corporal de las personas. Varias investigaciones han revelado las limitaciones del IMC. Entre ellos, vemos que esta medida no diferencia entre el peso de distintas estructuras corporales como órganos, músculos, fluidos o grasa.

Por ejemplo, el IMC de una persona musculosa que se dedica al levantamiento de pesas puede ser más alto de lo que, de los rangos de IMC, se considera 'peso normal'. El IMC no puede decir nada sobre la salud de una persona.Cómo come, qué actividades realiza, cuánto estrés o qué antecedentes familiares o médicos tiene. No podemos conocer el estado de salud de una persona con solo mirarla. Cada persona tiene diferentes necesidades y existe diversidad corporal.

Sobre los autores

La psicóloga Laura Rodríguez Mondragón compagina su labor como psicoterapeuta con adolescentes, jóvenes, adultos y parejas con la realización de su Tesis Doctoral sobre 'Trastornos de la conducta alimentaria y de la personalidad' en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Allí realizó el Máster en Psicología General de la Salud. También ha sido tutora de prácticas de máster en la Universidad Autónoma de Madrid y la Universidad Pontificia de Comillas.

Por su parte, el psicólogo Juan José Rodrigo ha desarrollado su actividad profesional en el ámbito clínico y sanitario en diversos contextos; colaborando con diferentes entidades como la Fundación Jiménez Díaz y SAMUR-Protección Civil. También ha trabajado en la Red Integral de Atención a las Drogodependencias del Gobierno de Castilla-La Mancha, realizando labores de prevención e intervención a nivel familiar e individual. Tiene una amplia experiencia con la población adulta y niño-adolescente en el tratamiento de trastornos de ansiedad, manejo emocional, problemas de conducta, estado de ánimo, duelo, problemas alimentarios, conductas adictivas, problemas familiares y de relación. Tiene formación específica en apego y trauma.

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