Psicología

Todos nos enfadamos, enfadamos y enfadamos a veces. Algunos más a menudo, otros menos. Algunos desahogan su ira con los demás, mientras que otros se lo guardan para sí mismos. La psicóloga clínica Barbara Greenberg da 10 consejos sobre cómo responder adecuadamente a las manifestaciones de ira y hostilidad.

Todos soñamos con vivir en paz y armonía con los demás, pero casi todos los días nos convertimos en víctimas o testigos de agresiones. Nos peleamos con cónyuges e hijos, escuchamos las diatribas enojadas de los jefes y los gritos indignados de los vecinos, nos encontramos con personas groseras en la tienda y en el transporte público.

Es imposible evitar la agresión en el mundo moderno, pero puedes aprender a lidiar con ella con menos pérdidas.

1. Si alguien se enfada contigo en persona o por teléfono, no trates de detenerlo. Como regla general, una persona se calma. El stock de palabras y emociones se seca si no se alimentan. Es estúpido e inútil sacudir el aire si nadie reacciona.

2. Este consejo es similar al anterior: escuche en silencio al agresor, puede asentir con la cabeza de vez en cuando, mostrando atención y participación. Es probable que tal comportamiento decepcione al que está tratando de provocar una pelea, y se irá a un escándalo en otra parte.

3. Muestre empatía. Dirás que esto es estúpido e ilógico: te grita y te solidarizas con él. Pero son las reacciones paradójicas las que ayudarán a apaciguar a quien está tratando de provocar una agresión de represalia.

Dígale: “Debe ser muy difícil para ti” o “¡Oh, esto es realmente terrible e indignante!”. Pero ten cuidado. No digas: «Lamento que te sientas así». No exprese una actitud personal ante lo que está sucediendo y no se disculpe. Esto solo echará leña al fuego, y el rudo seguirá con su discurso con mucha ilusión.

Hágale al agresor una pregunta de la que probablemente sepa la respuesta. Incluso la persona más desenfrenada no se negará a mostrar conciencia.

4. Cambia de tema. Hágale al agresor una pregunta de la que probablemente sepa la respuesta. Incluso la persona más desenfrenada no se negará a demostrar su conciencia. Si no sabes en qué es bueno, haz una pregunta neutral o personal. A todo el mundo le encanta hablar de sí mismo.

5. Si la persona está furiosa y no te sientes seguro, presenta un caso y márchate. Lo más probable es que se calle por sorpresa, cambie de tono o vaya en busca de nuevos oyentes.

6. Puede decir que tuvo un día difícil y no puede ayudar al interlocutor a enfrentar sus problemas, no tienes los recursos emocionales para ello. Tal declaración dará un giro de 180 grados a la situación. Ahora eres una víctima desafortunada que se queja con el interlocutor sobre la vida. Y después de eso, ¿cómo puedes seguir derramando ira sobre ti?

7. Si te preocupa el agresor, puedes intentar evaluar los sentimientos que quiere expresar. Pero esto debe hacerse con sinceridad. Puedes decir: “Veo que estás furioso” o “¡No tengo idea de cómo te las arreglas!”.

No dejes que nos impongamos una forma de comunicación agresiva, dicta tu propio estilo

8. Redirigir al agresor a otra «zona de actuación». Ofrezca discutir el problema por teléfono o en una carta. De un solo golpe, matarás dos pájaros de un tiro: deshazte de la comunicación con la fuente de la agresión y muéstrale que hay otras formas de expresar los sentimientos.

9. Pide hablar más despacio, refiriéndose al hecho de que no tiene tiempo para darse cuenta de lo que se dijo. Cuando una persona está enfadada, suele hablar muy rápido. Cuando, a petición tuya, comienza a pronunciar las palabras lenta y claramente, la ira pasa.

10. Conviértete en un ejemplo para los demás. Hable con calma y despacio, incluso si el interlocutor grita palabras insultantes en voz alta y rápidamente. No se deje forzar a una forma agresiva de comunicación. Dicta tu estilo.

Estos diez consejos no sirven para todos los casos: si una persona se comporta constantemente de forma agresiva, es mejor dejar de comunicarse con ella.

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