Psicología

Los hábitos y patrones de comportamiento establecidos en la infancia a menudo nos impiden apreciarnos a nosotros mismos, vivir una vida plena y ser felices. La escritora Peg Streep enumera cinco patrones de comportamiento y pensamiento que es mejor abandonar lo antes posible.

Dejar atrás el pasado y establecer y mantener límites personales son tres habilidades críticas para la vida con las que aquellos que crecieron en familias no amadas a menudo tienen problemas. Como resultado, desarrollaron un tipo de apego ansioso. A menudo construyen la «Gran Muralla China», que les permite evitar cualquier conflicto, prefiriendo no cambiar nada, simplemente no asumir la solución del problema. O tienen miedo de establecer límites razonables por temor a ser abandonados y, como resultado, se aferran a compromisos y relaciones que es hora de abandonar.

Entonces, ¿cuáles son estos hábitos?

1. Intentar complacer a los demás

Los niños temerosos a menudo se convierten en adultos ansiosos que tratan de mantener la paz y la calma a toda costa. Intentan complacer a todos, no expresar insatisfacción, porque les parece que cualquier intento de declarar sus intereses conducirá a un conflicto o una ruptura. Cuando algo anda mal, se culpan a sí mismos, por lo que fingen que no pasó nada. Pero esta es una estrategia perdedora, te impide avanzar y fácilmente te convierte en víctima de los manipuladores.

Tratar todo el tiempo de complacer a alguien que te ofende también termina mal: solo te vuelves más vulnerable. Principios similares se aplican en las relaciones personales. Para resolver el conflicto, debe discutirlo abiertamente y no ondear una bandera blanca, con la esperanza de que todo se resuelva de alguna manera.

2. Disposición a soportar insultos

Los niños que crecieron en familias donde los insultos constantes eran la norma, no es que toleren conscientemente los comentarios ofensivos, a menudo simplemente no los notan. Se vuelven insensibles a ese trato, especialmente si aún no son conscientes de cómo las experiencias de la infancia han moldeado su personalidad.

Para distinguir los insultos de las críticas constructivas, preste atención a la motivación del hablante

Cualquier crítica dirigida a la personalidad de una persona (“Tú siempre…” o “Tú nunca…”), epítetos despectivos o despectivos (estúpido, bicho raro, vago, freno, vago), declaraciones destinadas a lastimar, es un insulto. La indiferencia silenciosa (negarse a responder como si no te escucharan o reaccionar con desprecio o burla a tus palabras) es otra forma de insulto.

Para distinguir los insultos de las críticas constructivas, preste atención a la motivación del hablante: ¿quiere ayudar o lastimar? El tono en el que se pronuncian estas palabras también es importante. Recuerde, las personas que ofenden a menudo dicen que solo quieren ofrecer una crítica constructiva. Pero si después de sus comentarios te sientes vacío o deprimido, entonces su objetivo era diferente. Y debes ser honesto acerca de tus sentimientos.

3. Intentar cambiar a los demás

Si crees que un amigo o tu pareja necesita cambiar para que su relación sea perfecta, piensa: ¿quizás esta persona está contenta con todo y no quiere cambiar nada? No puedes cambiar a nadie. Solo podemos cambiarnos a nosotros mismos. Y si una pareja no es adecuada para usted, sea honesto consigo mismo y admita que es poco probable que esta relación tenga futuro.

4. Lamentaciones por el tiempo perdido

Todos experimentamos el miedo a la pérdida, pero algunos son especialmente propensos a este tipo de ansiedad. Cada vez que pensamos en terminar o no una relación, recordamos cuánto dinero, experiencias, tiempo y energía hemos invertido. Por ejemplo: “Llevamos 10 años de casados, y si me voy resultará que 10 años se han desperdiciado”.

Lo mismo ocurre con las relaciones románticas o de amistad, el trabajo. Por supuesto, sus "inversiones" no se pueden devolver, pero tales pensamientos le impiden decidir sobre cambios importantes y necesarios.

5. Excesiva confianza en la excesiva crítica ajena (y propia)

Lo que escuchamos sobre nosotros mismos en la infancia (elogios o críticas interminables) se convierte en la base de nuestras ideas profundas sobre nosotros mismos. Un niño que ha recibido suficiente amor se valora a sí mismo y no tolera los intentos de menospreciarlo o insultarlo.

Trate de notar cualquier crítica excesiva, ajena o propia.

Un niño inseguro con un tipo de apego ansioso, que a menudo tenía que escuchar comentarios despectivos sobre sus capacidades, “absorbe” estas ideas sobre sí mismo, se vuelve autocrítico. Tal persona considera que sus propias deficiencias son la razón de todos los fracasos en la vida: "No me contrataron porque soy un perdedor", "No me invitaron porque soy un aburrido", "Las relaciones se desmoronaron porque no hay nada que hacer". ámame por”.

Trate de notar cualquier crítica excesiva, ajena o propia. Y no tienes que confiar en ella incondicionalmente. Concéntrate en tus puntos fuertes, discute con la «voz interior» que te critica, no es más que un eco de aquellas frases que «absorbías» en la infancia. No dejes que las personas con las que sales te conviertan en el blanco de las burlas.

Recuerda que al tomar conciencia de tus patrones automáticos ocultos, darás el primer paso hacia cambios importantes.

Deje un comentario