Gato agresivo: entender al gato malo

Gato agresivo: entender al gato malo

El comportamiento de los gatos es motivo de preocupación para muchos dueños de felinos. Un cambio de comportamiento puede ser consecuencia de una enfermedad o de un problema en su entorno. A veces, podemos observar la agresión en un gato. Sus orígenes pueden ser múltiples y el tratamiento por parte de un veterinario conductista puede ser necesario para remediar la situación.

¿Por qué mi gato está cambiando su comportamiento?

Como cualquier animal, el gato tiene necesidades esenciales que el dueño debe cumplir para mantener su bienestar, tanto físico como mental. El entorno del gato, animal territorial, debe dividirse en varias áreas bien definidas (descanso, comida, juegos, depredación, eliminación, agua, rascador). Para delimitar su territorio, el gato recurrirá a varios comportamientos de marcaje (rascado, marcaje de orina, marcaje facial). Cuando algo anda mal con su entorno, el gato puede cambiar su comportamiento. También puede cambiar su comportamiento en caso de enfermedad o dolor.

Es importante distinguir el comportamiento no deseado de un trastorno de comportamiento. El comportamiento puede ser normal pero indeseable para el propietario, como actividad nocturna excesiva o etiquetado, por ejemplo. Un trastorno del comportamiento es un comportamiento patológico anormal. Estos trastornos requieren el tratamiento de un especialista. Los veterinarios se enfrentan muy a menudo a problemas de comportamiento como la agresión en ciertos gatos.

El comportamiento del gato agresivo

La agresividad del gato puede resultar en 2 actitudes diferentes:

  • Gato a la ofensiva: la espalda es redonda, la cola erizada y las extremidades rígidas. Cuando se adopta este comportamiento, el gato busca impresionar a su oponente y posiblemente puede atacar;
  • Gato a la defensiva: se enyesan las orejas, se levanta el pelaje y se levanta el cuerpo. El gato puede intentar atacar si la amenaza es persistente.

La agresividad puede estar dirigida hacia una persona (ajena o no en el hogar), otro animal, un objeto o un congénere. Según el contexto, existen varios tipos de agresión en los gatos:

  • Agresión por irritación: el gato se siente frustrado, constreñido o con dolor. Se manifiesta por ruidos, movimientos de la cola y las orejas, así como midriasis (pupilas dilatadas);
  • Agresión por miedo: el gato no puede huir de una situación que lo atemoriza y entonces adoptará una actitud defensiva. Posiblemente puede atacar repentina y violentamente sin signos previos de amenaza;
  • Agresión por depredación: el gato atacará a sus presas / juguetes. También puede afectar las manos y los pies de su dueño. Primero adopta una fase inmóvil de vigía antes de abalanzarse sobre ella;
  • Agresividad territorial y materna: el gato puede atacar por intrusión en su territorio. Adoptará actitudes a veces a la ofensiva ya veces a la defensiva, que pueden ir acompañadas de vocalizaciones.

Debes saber que los gatos no tienen un comportamiento de dominancia jerárquica como en los perros. Si se han acostumbrado, pueden aceptar compartir su territorio con un compañero u otro animal. La introducción de un nuevo gato u otro animal en su hogar debe hacerse de forma gradual, enfatizando la recompensa y el juego.

Causas de agresión en gatos.

La ansiedad de los gatos es un trastorno del comportamiento vinculado a un cambio en su entorno. Se manifiesta por signos de agresión a través del miedo o la irritación. Esta ansiedad puede ser intermitente o permanente.

Puede desarrollarse como resultado de varios eventos:

  • Cambio de ambiente de vida, cambio de una casa con acceso al exterior a un espacio cerrado (apartamento), etc.
  • Cambio en su dieta;
  • Necesidades básicas no satisfechas;
  • Llegada de un nuevo animal / humano al hogar;
  • Modificación de su territorio.

A esta agresividad se pueden asociar otros síntomas (vómitos, comportamiento impulsivo, etc.). Se requiere una consulta con un veterinario conductual para encontrar el origen de este comportamiento y encontrar una solución adecuada. De hecho, el comportamiento del gato puede evolucionar hacia una ansiedad permanente y un comportamiento de sustitución (como lamido excesivo) o incluso puede aparecer depresión.

Además, es importante tener en cuenta que el miedo y la ansiedad también pueden ser causados ​​por el castigo.

El llamado síndrome del “gato que muerde y acaricia” refleja una ansiedad intermitente que puede provocar agresión por irritación. En este contexto, es el gato quien acude al dueño en busca de una caricia pero luego se vuelve agresivo. Puede tener una baja tolerancia al contacto físico y luego le deja claro a su dueño que lo deje en paz. Por tanto, corresponde al propietario analizar el comportamiento de su gato para detener la acción antes de que se produzca el comportamiento agresivo.

Síndrome de abstinencia

Educar adecuadamente a un gatito requiere estimulación y manipulación desde una edad temprana. Si un gato no ha sido suficientemente estimulado (diferentes juegos, conocer gente nueva y otros animales, etc.), posteriormente puede desarrollar lo que se llama síndrome de abstinencia. Aquí hay una falta de socialización. El gato afectado puede desarrollar agresividad por miedo. Por ejemplo, un gato puede no permitir que un extraño lo acaricie por miedo y volverse agresivo.

Además, si un gato se excita con un estímulo al que no tiene acceso, como ver a otro gato en el exterior por ejemplo, puede trasladar su agresividad a una persona / animal cercano a él. La falta de socialización o un evento significativo puede estar en el origen.

¿Importa la raza del gato?

Tenga en cuenta que algunas razas de gatos se sienten naturalmente más cómodas con una persona: su dueño. Por lo tanto, el componente es hereditario aquí y puede ser difícil intentar que ciertas razas de gatos coexistan con otros animales o incluso con niños.

En cualquier caso, durante un comportamiento agresivo, una consulta con un veterinario conductista puede ser interesante. De hecho, en primer lugar es necesario determinar si este comportamiento no es el resultado de un problema de salud o de un dolor físico. Si se descarta una causa médica, la terapia conductual se puede implementar con o sin prescripción de medicamentos.

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