Perro y gato en casa: ¿qué hacer para una buena convivencia?

Perro y gato en casa: ¿qué hacer para una buena convivencia?

La tradición dice que los gatos y los perros son enemigos naturales, incapaces de convivir pacíficamente. Sin embargo, muchas imágenes y videos publicados en línea refutan esta creencia al representar momentos conmovedores de vínculo entre felinos y caninos. Esto demuestra que es posible vivir juntos, dentro del mismo hogar. A continuación, se ofrecen algunos consejos para facilitar la convivencia.

Primer paso importante: socialización

Durante su desarrollo, los cachorros y gatitos se familiarizan gradualmente con su entorno. Hay un período sensible en el que los jóvenes son especialmente plásticos, es decir, son capaces de adaptarse a condiciones de vida muy diversas. Así, antes de las 14 semanas en perros y de las 10 semanas en gatos, los bebés deben ser introducidos a otros animales, de la misma o diferentes especies, para prevenir trastornos de socialización en la edad adulta. 

Al adoptar a su cachorro o gatito, tendrá al menos 8 semanas de edad (edad mínima legal). Por tanto, es preferible que este trabajo de socialización haya sido iniciado antes de la llegada a su casa, por parte del criador.

Segundo paso: elige un animal adecuado

Ya sea que desee adoptar un animal joven o un adulto, es fundamental conocer su carácter y sus antiguas condiciones de vida. 

De hecho, si el animal nunca ha estado en contacto con un individuo de la otra especie antes, y en particular no durante el período de socialización de la cría, es probable que el encuentro genere estrés y 'ansiedad'. La reacción de cada animal (vuelo, agresión, capacidad de acostumbrarse) dependerá de su carácter y muchas veces es impredecible. Por tanto, es más prudente adoptar un gato o un perro que ya haya convivido pacíficamente con un animal de la otra especie.

La elección de la raza del perro.

Algunas razas también son reacias a convivir, especialmente entre perros. Los perros de caza, en particular, fueron seleccionados por instinto para cazar mamíferos más pequeños. Por lo tanto, a menudo consideran a los gatos como presas y puede ser extremadamente complicado, si no imposible, calmar la relación entre los dos animales si este es el caso. Otras razas, como los perros pastores como los Border Collies, a veces tienden a tratar a los gatos como ganado. Sin mostrar agresión, por lo tanto, puede adoptar un comportamiento insistente que cause estrés al gato doméstico.

Tercer paso: adaptar los espacios habitables

Los perros y los gatos ocupan el espacio de formas completamente distintas. Los perros permanecen en el suelo y generalmente respetan los espacios que les concede su amo. Los gatos, por el contrario, ocupan un espacio tridimensional. La mayoría aprecia tener plataformas disponibles para saltar y dormir en las alturas. Esta diferencia es muy útil para disponer la chimenea de la forma más tranquila posible. Al cuidar de brindar espacios para todos, esto deja la oportunidad para que cada animal se aísle y así viva serenamente dentro del hogar. Por lo tanto, proporcionar al gato escondites y plataformas (árboles para gatos, estanterías, etc.) le permite mantener al perro a distancia cuando lo desee. También es posible colocar sus cuencos a una altura, para evitar que sean molestados durante sus comidas. La arena también debe colocarse en el refugio del perro, en un lugar tranquilo. En caso de tensión, también es mejor no dejar a los dos animales solos en la misma habitación, por ejemplo por la noche.

Terapias adyuvantes prometedoras

Si a pesar de todas estas medidas la convivencia entre tu perro y tu gato sigue siendo difícil, existen otros remedios para calmar las relaciones en el hogar. De hecho, ciertos productos no medicinales pueden administrarse para calmar a los animales de forma natural. Este es particularmente el caso de ciertos complementos alimenticios, productos de fitoterapia o difusores de feromonas. Un estudio reciente muestra una mejora en las relaciones perro-gato en los hogares que utilizan difusores de feromonas para perros y difusores para gatos (aumento de los comportamientos positivos, disminución de los comportamientos negativos y aumento de la puntuación de relajación). El efecto observado fue rápido (observado en una semana) y duradero, durante 6 semanas de administración.

En conclusión, conviene recordar que una convivencia pacífica entre perros y gatos es posible pero difícil de predecir. Para optimizar las posibilidades, se recomienda adoptar animales que estén adecuadamente socializados durante su desarrollo y evitar individuos que por naturaleza no son muy tolerantes con los animales de las otras especies. El diseño de la casa también es esencial para crear un entorno tranquilizador para todos. 

Finalmente, se encuentran disponibles terapias adyuvantes con resultados prometedores para ayudar a calmar las relaciones con los animales. Sin embargo, es importante tener en cuenta que algunas personas naturalmente se mostrarán reacias a vivir con un perro o un gato. 

La proximidad entre los animales domésticos no se puede forzar y es fundamental estar atento a los signos de malestar en cada persona para intentar remediarlo. De hecho, las tensiones no siempre se expresan por agresión, sino a veces también por comportamientos de evitación, postración, etc. En caso de dificultades de convivencia comprobadas, la mejor opción para esperar mejorar las relaciones es trabajar con un veterinario conductual.

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