Psicología

Encontrarse a uno mismo es una tendencia de moda. La publicidad, los medios y las redes sociales nos animan a “ser nosotros mismos”. Pero pocos entienden lo que eso significa. La socióloga Christina Carter explica y da cinco consejos sobre cómo volverse real.

1. No mientas

Ser nosotros mismos significa vivir en armonía con lo que creemos. Pero a la mayoría en la infancia se les enseñó a no decir la verdad, sino a complacer a las personas. Nos dijeron que mentir por el bien es normal, nos enseñaron a fingir y jugar los roles de otras personas.

Pero incluso la más mínima pretensión es un engaño. Si mentimos a menudo, nos parece que es fácil. De hecho, mentir es estresante para el cerebro y el cuerpo. El principio del detector de mentiras se basa en esto: no reconoce el engaño, sino los cambios en el cuerpo: cambia la conductividad eléctrica de la piel, el pulso, el tono de voz y la respiración. Cuando vivimos de acuerdo con lo que creemos, nos volvemos más felices y saludables. No puedes ser fiel a ti mismo si estás mintiendo.

2. Piensa en qué decir

No siempre vale la pena decir todo lo que se te ocurre. Las palabras pueden herir u ofender a alguien. Pero eso no significa que tengas que mentir.

Digamos que una amiga te pregunta qué piensas de su nuevo vestido. Si te parece terrible, no hace falta que digas: «Pareces una mujer sobre una tetera». En su lugar, pregúntale qué piensa y cómo se siente con este vestido, y escucha atentamente.

Nuestros sentimientos son siempre genuinos, pero las críticas rara vez reflejan la realidad objetiva.

A veces esta táctica no funciona y necesitas expresar tus pensamientos. Si entiende que puede ofender o avergonzar, piense antes de hablar. Asegúrese de no hacer juicios de valor ni hacer suposiciones. Nuestros sentimientos son siempre genuinos, pero las críticas rara vez reflejan la realidad objetiva.

Si crees que alguien está haciendo algo mal, no te quedes callado. Pero tampoco vale la pena la molestia. No digas: «Estás siendo horrible. Tienes que leer este libro para entender tu error.» En su lugar, diga: “Me enfado y me enfado cuando haces esto. Para mí esto está mal. No puedo estar en silencio mirando esto.»

3. Escuchar el cuerpo

Aunque la mente no lo sepa, el cuerpo sabe lo que sentimos. Escuche sus señales.

Di una mentira. Por ejemplo: “Me gusta cuando mi jefe me humilla delante de mis compañeros” o “Me encanta enfermarme de gastroenteritis”. Observe cómo reacciona el cuerpo. Lo más probable es que las manifestaciones apenas se noten: la mandíbula tirará ligeramente o el hombro se contraerá. Cuando digo algo que mi subconsciente no acepta, el cuerpo responde con una ligera pesadez en el estómago. Si hago algo que me parece mal durante mucho tiempo, me empieza a doler el estómago.

Ahora di en lo que crees: «Me gusta el océano» o «Me gusta tocar con la mejilla la cabeza de un niño». Cuando hablo o escucho la verdad, la "piel de gallina de la verdad" me recorre el cuerpo: se me erizan los vellos de los brazos.

Cuando hacemos y decimos aquello en lo que creemos, nos sentimos más fuertes y libres. Una mentira se siente como una carga y una limitación: te tira de la espalda, te duelen los hombros, te hierve el estómago.

4. No te metas en los asuntos de los demás

El estrés en la vida está relacionado con el hecho de que vivimos con los problemas de otras personas. Pensamos: “Necesitas encontrar un trabajo”, “Quiero que seas feliz”, “Deberías llegar a tiempo”, “Deberías cuidarte mejor”. Enfocarnos en los asuntos de otras personas nos protege de nuestras propias vidas. Sabemos lo que es mejor para todos, pero no pensamos en nosotros mismos. No hay excusa para esto, no hay necesidad de esconderse detrás del amor. Esta es una manifestación de la arrogancia, que nace de los miedos, ansiedades y tensiones.

Nuestra tarea principal es averiguar qué es lo correcto para nosotros antes de asumir los problemas de los demás. Si te ocupas de tus propios asuntos, libera y transforma tu vida.

5. Acepta tus defectos

Ser uno mismo no significa ser perfecto. Todas las personas, todos tenemos defectos, muchas veces cometemos errores.

Cuando amamos solo aquellas cualidades en nosotros mismos que nos hacen buenos, fuertes e inteligentes, rechazamos la parte de nosotros mismos que nos hace reales. Le quita la verdadera esencia. Escondemos lo real y mostramos lo que reluce. Pero la aparente perfección es falsa.

Lo único que podemos hacer con las imperfecciones es aceptarlas y perdonarnos a nosotros mismos por la imperfección. Al mismo tiempo, acepta la experiencia de estas debilidades. Esto no significa que nos neguemos a cambiar y ser mejores. Pero podemos ser honestos con nosotros mismos.

Amarte y aceptarte a ti mismo con todos los defectos es la única forma de volverte real. Cuando vivimos en armonía con nosotros mismos, nos volvemos más sanos y felices y podemos construir relaciones más cercanas y sinceras.

Deje un comentario