Big bang: cómo aprender a no hervir por ningún motivo

Todos somos humanos, lo que significa que todos tendemos a experimentar emociones negativas vívidas de vez en cuando. A veces son tan fuertes que “hiervemos” y “explotamos”, y entonces los que nos rodean lo pasan mal. Si hacemos todo lo posible para mantener las emociones en nosotros mismos, luego nos puede costar muy caro. ¿Cómo ser?

Ansiedad, irritación, ira, rabia, miedo: cuando estallan estas emociones, podemos comenzar a gritar y atacar a quienes nos rodean. Experimentamos una sobrecarga emocional colosal, y los familiares caen bajo la mano caliente.

Sucede de manera diferente: reprimimos las emociones y parece que "hervimos" desde adentro. Por supuesto, a los demás les gusta mucho más nuestro comportamiento, pero para nosotros, el precio de mantener las emociones es demasiado alto. La ebullición a menudo va acompañada de reacciones psicosomáticas: los ojos se oscurecen por la ira, las piernas se entumecen, la indignación no expresada se transforma en dolor de garganta, la ira no expresada en dolor de cabeza y la ansiedad y el miedo reprimidos provocan atascos u otros trastornos alimentarios.

¿Cómo ocurre el “ebullición” emocional?

1. Contacto previo

¿Tiendes a irritarte, hervir y explotar con frecuencia? En primer lugar, es importante comprender qué factores provocan esta condición, estudiar las situaciones y los desencadenantes que causan la ebullición. Por ejemplo, puede ser un sentimiento de injusticia cuando alguien se ofende frente a tus ojos. O – sorpresa y enojo porque te engañaron injustamente: por ejemplo, cortaron el bono de Año Nuevo, para el cual ya habías hecho planes. O – violación de fronteras, cuando todos sus familiares quieren venir a usted para las vacaciones, por lo que tendrá que limpiar todas las vacaciones.

Vale la pena estudiar a fondo todas las situaciones que preceden al estallido de emociones negativas y, si es posible, evitarlas. Hable con familiares sobre las condiciones de la reunión que le resulten cómodas y, si esto no es posible, aumente la distancia. Infórmese con antelación en el departamento de contabilidad sobre la prima para evitar sorpresas desagradables.

Siempre puede cambiar, si no la situación, entonces su actitud hacia ella, marcar los límites, decir claramente qué es exactamente lo que no le conviene y ofrecer otra solución.

2. Ebullición

En esta etapa, ya estamos involucrados en la situación y reaccionamos ante ella. A veces somos provocados deliberadamente para poder manipularnos. Es importante aprender a notar esos trucos sucios. Pregúntese por qué su contraparte necesita que hierva. ¿Cuál es su beneficio? Entonces, durante las negociaciones comerciales, a veces se provoca deliberadamente un conflicto para que el interlocutor brinde información importante sobre las emociones y luego haga una concesión para salvar las apariencias.

En las relaciones personales, sucede que un compañero nos obliga específicamente a jugar su juego. Por ejemplo, un hombre provoca a una niña hasta las lágrimas. Ella empieza a llorar y él le dice: “Todos sois iguales, sois iguales a los demás, yo lo sabía”. La niña se involucra en el juego, comienza a jurarse amor, demostrando que ella “no es así”, mientras que el motivo de las lágrimas permanece “tras bambalinas”.

Al darse cuenta de cuál es el beneficio del interlocutor, trate de reducir la velocidad. Pregúntese qué es lo mejor que puede hacer para apegarse a sus intereses.

3. Explosión

En este momento, no podemos hacer nada más que salir de la situación por completo. Durante el afecto y la explosión, es importante darse cuenta de quién está a nuestro lado.

Desafortunadamente, muchos de nosotros tendemos a tolerar y no expresar emociones a aquellos a quienes se dirigen, como un jefe o un socio comercial. Traemos estas emociones a casa y las derramamos sobre nuestros seres queridos, sobre aquellos que nos aman y, a veces, incluso más débiles y no pueden responder. Así, las madres les gritan a sus hijos si fue un mal día en el trabajo, mientras ellas mismas soportan las agresiones de los maridos que no son reconocidos por su jefe.

Si siente que está a punto de explotar, busque un oponente digno, alguien que pueda resistir su afecto.

Por ejemplo, el segundo adulto. Además, al menos trata de entender qué es exactamente lo que quieres. ¿Escapar solo para aliviar el estrés? Luego busque otra forma de descarga, por ejemplo, vaya al gimnasio. La forma en que salga de la situación depende de su capacidad para comprenderse a sí mismo y manejar las emociones.

4. Subsidencia de las emociones

La ira y el resentimiento son reemplazados por vergüenza y culpa. Ten cuidado con ellos. Por supuesto, estos reguladores del comportamiento nos ayudan a comprender cómo comunicarnos mejor con las personas. Pero es importante no perder la razón de la ebullición, porque es la clave del cambio. La vergüenza y la culpa oscurecen la causa, nos da vergüenza hablar de lo que provocó la explosión y nos enfocamos en eliminar sus consecuencias. Esto ayuda a mantenerse en una relación, pero debe analizar qué precedió al conflicto y qué se puede hacer la próxima vez para evitar que se desborde.

Si no se toman precauciones, la fase de ebullición será seguida inevitablemente por una explosión. Por lo tanto, esté atento a usted mismo y aprenda a manejar la situación, teniendo en cuenta las peculiaridades de su estado emocional.

ana nueve

Psicóloga

Psicóloga familiar, psicoterapeuta.

annadevyatka.ru/

Deje un comentario