Psicología

“Una psicoterapeuta danesa dibuja un retrato muy detallado de una persona a la que llama muy sensible”, señala la psicóloga Elena Perova. “Es vulnerable, ansioso, empático y ensimismado. Sand mismo pertenece a esta categoría. La alta sensibilidad a menudo se considera una desventaja, ya que estas personas se agotan fácilmente mentalmente. Sin embargo, también tiene muchos aspectos positivos: consideración, la capacidad de sentir sutilmente la belleza, una espiritualidad desarrollada, responsabilidad.

Para que estos beneficios se manifiesten, una persona sensible, en lugar de preocuparse por la baja resistencia al estrés, no debe dudar en anunciar a los demás sus características. Explique que necesita estar solo, salir temprano de las vacaciones y no aparecer en absoluto, pedir a los invitados que se vayan a casa exactamente a las nueve. En una palabra, ajusta el mundo que te rodea a tus características y vive tu propia vida. La única pregunta es dónde cada persona sensible (predominantemente introvertida) puede encontrar un compañero de vida con cuerpo que asumirá tareas tediosas como comprar muebles, acompañar a los niños a clases y reuniones de padres y maestros.

Sand observa con indignación que a las personas muy sensibles solían llamarse pacientes nerviosos, pero ella misma habla de ellos con tanta inquietud, como si recomendara tratarlos de esa manera. La idea del libro es simple, pero no menos valiosa: somos diferentes, muchas de nuestras características personales son innatas y solo se pueden cambiar parcialmente. Es inútil que algunos de nosotros intentemos convertirnos en un héroe enérgico que escribe una lista de cien hechos por la mañana y la completa a la hora del almuerzo. Ilse Sand ayuda a esas personas a aceptarse y les dice cómo cuidarse”.

Traducción del danés por Anastasia Naumova, Nikolai Fitisov. Editorial Alpina, 158 p.

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