enfermedad de Creutzfeldt-Jakob

enfermedad de Creutzfeldt-Jakob

Qué es ?

La enfermedad de Creutzfeldt-Jakob es una de las enfermedades priónicas. Estas son enfermedades raras caracterizadas por la degeneración del sistema nervioso central y también se denominan encefalopatías espongiformes transmisibles subagudas (EET). Son causadas por la acumulación en el cerebro de una proteína normal pero mal conformada, la proteína prión (1). Desafortunadamente, la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob se caracteriza por un curso rápido y fatal, así como por la ausencia de tratamiento. Cada año hay de 100 a 150 casos en Francia (2).

Síntomas

La enfermedad suele comenzar con trastornos inespecíficos como el insomnio o la ansiedad. Poco a poco van apareciendo trastornos de la memoria, la orientación y el lenguaje. A continuación se manifiestan tanto por trastornos psiquiátricos como por ataxia cerebelosa (inestabilidad en la inmovilidad y al caminar acompañada de un escalofrío similar al de la borrachera). También existen lesiones típicas en el sistema nervioso central (placas floridas, depósitos amiloides de PrPres rodeados de vacuolas).

Ambos sexos se ven afectados, sin embargo, con una alta frecuencia en los adultos jóvenes.

Desafortunadamente, no existe una prueba de diagnóstico confiable. Un electroencefalograma (EEG) puede identificar alteraciones relativamente específicas en la actividad cerebral. La resonancia magnética revela anomalías específicas en ciertas regiones del cerebro (ganglios basales, corteza) para las que existen pocos diagnósticos diferenciales.

Si todos estos elementos clínicos y paraclínicos pueden hacer posible el diagnóstico de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, es solo un diagnóstico probable: de hecho, solo el examen del tejido cerebral, realizado con más frecuencia después de la muerte, permite confirmar la enfermedad. diagnóstico.

Los orígenes de la enfermedad

La enfermedad de Creutzfeld-Jakob es la única enfermedad humana que puede ser de causa genética (debido a una mutación en el gen que codifica la proteína priónica, siendo la mutación E200K la más común), causa infecciosa (secundaria a contaminación) o de forma esporádica (de ocurrencia aleatoria, sin mutación o exposición a un prión exógeno encontrado).

Sin embargo, la forma esporádica es la más común: representa el 85% de todas las encefalopatías espongiformes transmisibles subagudas (EET) diagnosticadas cada año. En este caso, la enfermedad suele aparecer después de los 60 años y progresa durante un período de aproximadamente 6 meses. Cuando la enfermedad es genética o infecciosa, los síntomas son más tempranos y progresan más lentamente. En formas infecciosas, el período de incubación puede ser extremadamente largo y superar los 50 años.

Los factores de riesgo

La proteína priónica (PrPc) es una proteína fisiológica que se encuentra de forma muy conservada en muchas especies. En las neuronas cerebrales, la proteína priónica puede volverse patógena al cambiar su conformación tridimensional: se pliega sobre sí misma con mucha fuerza, lo que la hace hidrófoba, poco soluble y resistente a la degradación. Luego se le llama proteína priónica “scrapie” (PrPsc). Las PrPsc se agregan entre sí y forman depósitos que se multiplican dentro y fuera de las células cerebrales, alterando su función y sus mecanismos de supervivencia.

En esta forma anormal, la proteína priónica también es capaz de transmitir su anomalía conformacional: al entrar en contacto con una PrPsc, una proteína priónica normal adopta a su vez una conformación anormal. Este es el efecto dominó.

El riesgo de transmisión entre individuos

La transmisión interindividual de enfermedades priónicas es posible con el trasplante de tejido o después de la administración de hormonas de crecimiento. Los tejidos de mayor riesgo provienen del sistema nervioso central y del ojo. En menor medida, el líquido cefalorraquídeo, la sangre y ciertos órganos (riñones, pulmones, etc.) también pueden transmitir el prión anormal.

El riesgo de la comida

 La transmisión de un prión del ganado al ser humano a través del consumo de alimentos contaminados se sospechó en 1996, durante la dramática crisis de las “vacas locas”. Desde hace varios años, una epidemia de encefalopatía espongiforme bovina (EEB) ha afectado a los rebaños en el Reino Unido3. La propagación de esta enfermedad priónica, que afecta a decenas de miles de animales cada año, se debió sin duda al uso de harinas animales, producidas a partir de cadáveres e insuficientemente descontaminadas. Su origen, sin embargo, sigue siendo debatido.

Prevención y tratamiento.

Hoy en día, no existe un tratamiento específico para las enfermedades priónicas. Los únicos medicamentos que se pueden recetar son los que pueden aliviar o limitar los diversos síntomas de la enfermedad. La Unidad Nacional de Apoyo a la ECJ ofrece apoyo médico, social y psicológico a los pacientes y sus familias. La búsqueda de fármacos destinados a prevenir la conversión de PrPc, promover la eliminación de formas anormales de la proteína y limitar su propagación es esperanzadora. Una pista interesante se dirige a PDK1, uno de los mediadores celulares implicados durante la infección. Su inhibición permitiría tanto inhibir el fenómeno de conversión promoviendo la escisión de PrPc, como atenuar las consecuencias de su replicación sobre la supervivencia de las neuronas.

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