Cinco antídotos para la envidia

Pocas personas están listas para admitir que tienen envidia de una manera negra, porque este sentimiento no nos caracteriza del mejor lado, sus compañeros frecuentes son la hostilidad, la ira, la hostilidad. Y, sin embargo, ver un “monstruo” en uno mismo significa recibir la primera vacuna contra su efecto tóxico. Al menos de eso está segura la psicóloga Juliana Brains.

La vida nos recuerda sin cesar la falta de algo, transmitiendo señales a través de otras personas. Siempre habrá alguien más exitoso, talentoso y atractivo cerca. Alguien que logró acercarse a la meta más que nosotros.

Nos encontramos con estas personas todos los días; bien pueden ser nuestros amigos, parientes o colegas. A veces, después de conocerlos, tenemos un sentimiento de amargura o un brillo desagradable en los ojos, un pinchazo familiar de envidia.

La envidia se puede definir como un fuerte deseo de poseer lo que otra persona tiene. Esta es una emoción no constructiva y destructiva que puede bajar nuestra autoestima, hacer que busquemos socavar la reputación de otra persona o estallar en reproches airados, derramando irritación. Sí, eso en sí mismo es un sentimiento terrible.

Entonces, ¿qué podemos hacer para desarmar al monstruo?

1. Admite tus sentimientos

Este es un paso valiente, porque significa admitir la propia debilidad. El primer signo de envidia latente puede ser un sentimiento irracional de hostilidad hacia su objeto. La sola vista de este hombre puede ponerte la piel de gallina, aunque no haya hecho nada malo. Es recomendable investigar esta reacción lo antes posible y determinar su causa, antes de que la envidia se apodere de nosotros y dañe nuestras relaciones.

Preste atención a sus señales corporales: algunas formas de envidia desencadenan una respuesta fisiológica de lucha o huida que incluye síntomas como aumento del ritmo cardíaco, tensión muscular y glándulas sudoríparas hiperactivas.

2. Darse cuenta de que el orgullo es solo el otro lado de la envidia.

Es tentador, pero generalmente inútil, tratar de contrarrestar la envidia con orgullo. “Claro, tiene un buen auto, pero yo me veo mejor”, de esa manera no llegarás lejos. En este momento en particular, puede que te sientas protegido, pero tarde o temprano aparecerá alguien que tendrá un auto más genial que el tuyo y una apariencia más espectacular.

En otras palabras, la confianza en las propias cualidades envidiables no es sostenible. Y alimenta una jerarquía igualmente insostenible de comparaciones sociales, donde alguien más debe ser derribado y desvalorizado para que podamos «subir» y viceversa.

En lugar de adormecer los celos tratando de aumentar tu autoestima, trata de mostrar compasión por ti mismo. Reconoce que es difícil ver a alguien haciendo un gran trabajo mientras estás tratando desesperadamente de mantenerte a flote. Recuerda que estás lejos de estar solo en tus sentimientos: incluso las personas más exitosas a veces tienen dudas sobre sí mismas. Ser imperfecto es ser humano.

3. Reemplaza la envidia con compasión

Aunque la envidia parece casi un cumplido para otro, es, de hecho, inhumana. Reduce el objeto de la envidia a una sola característica y oculta la imagen completa de quién es esta persona y cómo es su vida en toda su diversidad.

Imagina que estás celoso de alguien que crees que lo está haciendo muy bien, y de repente descubres que en realidad está pasando por grandes dificultades y sufrimiento. Tales casos son más comunes de lo que pensamos: simplemente no tenemos la oportunidad de conocer los problemas de alguien (y las redes sociales, por cierto, no contribuyen a la formación de una imagen real).

No es que debamos buscar vulnerabilidades en la vida aparentemente perfecta de alguien. Pero debemos estar preparados para ver a una persona en toda su plenitud, con sus fortalezas y debilidades, alegrías y tristezas. Esto nos permitirá notar cosas que de otro modo pasaríamos por alto. Tal percepción tridimensional de una persona también nos ayudará a regocijarnos verdaderamente en su éxito.

4. Usa la envidia para la superación personal

Si la envidia está arraigada en algo que no podemos cambiar, ya sea una infancia difícil, un evento traumático o un problema de salud, tratar de usar ese sentimiento como un motivador para el desarrollo probablemente solo aumentará nuestra frustración. Pero a veces la envidia nos dice que queremos lo que es potencialmente alcanzable, solo necesitamos trabajar un poco.

Por ejemplo, si está celoso de su colega productivo, puede descubrir que usted mismo puede hacer más si administra mejor su tiempo. Incluso puede obtener un par de valiosos consejos de este empleado.

5. No te olvides de los regalos recibidos del destino.

Dicen que la envidia es contar las bendiciones de los demás en lugar de las tuyas. Recordar las cosas buenas que tenemos no es en absoluto lo mismo que inflarnos el ego sugiriéndonos que somos mejores que los demás. Más bien, es un reenfoque en lo que es realmente importante en la vida, y también en aquellas cosas a menudo intangibles o invisibles que poseemos y que están poco sujetas a la comparación social, como un espíritu fuerte o una variedad de experiencias de vida.

Mientras la envidia nos roba energía y nos roba la capacidad de disfrutar, la gratitud, por el contrario, puede abrir una fuente de fuerza e inspiración donde no esperábamos.


Sobre la autora: Juliana Brains es psicóloga.

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