Tres formas de comprar la felicidad: con dinero y sin él

Dicen que no se puede comprar la felicidad, pero ¿es cierto? Si no, ¿cómo administrar correctamente el dinero para sentirse mejor? El psicólogo y entrenador Ian Bowen decidió investigar este tema y llegó a conclusiones interesantes.

El proverbio "no se puede comprar la felicidad" de una forma u otra se encuentra en diferentes culturas. Parecería que la sabiduría popular no puede discutirse. Pero, ¿y si se cuestiona este postulado?

“Cuando quieres animarte, ¿gastas dinero en compras? ¿Y te sientes feliz por ello? pregunta el psicólogo Ian Bowen. “O te sientes culpable porque comprar es “malo” y derrochador, porque no todos a tu alrededor tienen esa oportunidad…”

Entonces, ¿es posible ser más feliz gastando dinero? Ian Bowen cree que sí. Y los estudios demuestran que lo principal es hacerlo de cierta manera.

Hay reglas que deben seguirse para que separarse del dinero traiga alegría. Pueden:

  • comprar experiencia;
  • usar el dinero para mejorar el pasatiempo;
  • mimarse a sí mismo;
  • pagar por adelantado;
  • Sé generoso.

«Comprar en la máquina», que ayuda a esconderse de la vida, no es ni mucho menos la opción más útil

Y hay algo más: ¡usted puede y debe experimentar pura alegría al comprar! Es bueno comprar algo que te gusta y te ayuda a expresarte, y luego usarlo, mostrándolo al mundo entero. Es genial, después de haber logrado una victoria en la siguiente etapa de la vida, comprarte un «premio» simbólico que te recordará cuánto podemos hacer y nos motivará a nuevos logros. Según Ian Bowen, esto ayuda a tomar acciones decisivas y valientes.

Y también podemos encontrar formas de reconocer, alentar y celebrar los eventos de la vida que no requieren que hagamos una inversión financiera. “Sin embargo, si todavía decide gastar un poco, disfrute y no se sienta culpable”, aconseja Ian Bowen.

Pero «comprar en la máquina», que ayuda a esconderse de la vida, no es ni mucho menos la opción más útil. Quizás fue gracias a él que se formó la "reputación" negativa del dinero. Acumular deudas de tarjetas de crédito, llenar armarios con cosas de la próxima nueva colección que realmente no necesitamos, no dan placer y no se usarán, no tiene sentido. Este comportamiento no conduce a la alegría, sino a la depresión.

El enfoque correcto del dinero puede ayudarlo a sentirse más feliz, dice Ian Bowen. Ella ofrece tres formas de «comprar la felicidad».

1. Gastar dinero para complacer a los demás

Si tiene dinero gratis, puede hacer algo inesperado y agradable: por ejemplo, enviar un gran ramo de flores a su querida tía o felicitar a un viejo amigo por algún logro.

Si no hay dinero para tales cosas, use su energía para el propósito previsto. ¿No puedes pedir un ramo de flores? Grabe un mensaje de video para su tía y complazca a su amigo con una selección de sus fotos comunes.

2. Invierte en tu crecimiento

Ser feliz significa invertir en uno mismo. Es posible que tenga en mente un curso o programa interesante, no necesariamente relacionado con su actividad principal, pero, como dicen, "para el alma". El psicólogo sugiere no preguntarse si es prudente gastar dinero en ese tipo de formación, sino simplemente hacerlo porque se quiere.

Si las oportunidades financieras son limitadas, aún no debe privarse de nuevos conocimientos: Internet abre muchas oportunidades para obtenerlos de forma gratuita. “Mira videos inspiradores, toma cursos gratuitos en línea”, recomienda Bowen.

3. Invierte en cosas que te hagan sentir mejor.

Ian Bowen sugiere enfocarse en compras que lo hagan sentir más fuerte, más feliz, más inteligente o simplemente mejor. Compre no porque sea un artículo de moda imprescindible, sino porque refleja algo importante sobre usted.

Y para esto, de nuevo, no es necesario tener finanzas. Puedes complacerte, animarte o celebrar un evento significativo sin gastar dinero. “Busque formas creativas de recordar el momento actual, para celebrar un día importante para usted. Por ejemplo, encuentre una imagen que se adapte a su estado de ánimo y configúrela como protector de pantalla”.

Es obvio que no es el dinero en sí lo que nos hace felices: la forma en que lo gastamos puede hacernos sonreír. Pero la acumulación fanática y la falta de voluntad para gastar dinero en las alegrías de nuestra corta vida son tan dañinas como el despilfarro irreflexivo.

Cada uno puede decidir por sí mismo qué le traerá placer. ¿Filantropía? ¿Espontaneidad? ¿Aventuras? ¿Creación? Esta elección determinará qué forma de gastar el dinero te hará más feliz.


Sobre el autor: Ian Bowen es psicólogo y entrenador.

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