Psicología

Pueden probarse mutuamente durante años para determinar su fuerza, o pueden comprender desde el primer minuto que son "de la misma sangre". Realmente sucede: algunos pueden distinguir a un amigo en un nuevo conocido literalmente a primera vista.

La mayoría de la gente cree en el amor a primera vista. Los estudios han demostrado que a veces 12 segundos son suficientes para enamorarse. Durante este tiempo, surge un sentimiento especial que da confianza de que hemos conocido a la misma persona que nos faltaba. Y es este sentimiento que ocurre en ambos socios lo que los une.

¿Qué pasa con la amistad? ¿Existe la amistad a primera vista? ¿Se puede hablar del sentimiento sublime que une a las personas, como los tres compañeros de Remarque? ¿Existe esa amistad ideal que nace desde los primeros minutos de nuestro conocimiento, cuando nos miramos por primera vez a los ojos?

Si preguntamos a conocidos qué esperan de las amistades, escucharemos aproximadamente las mismas respuestas. Confiamos en los amigos, tenemos un sentido del humor similar con ellos y es interesante para nosotros pasar tiempo juntos. Algunos realmente logran discernir rápidamente a un amigo potencial en una persona con la que acaban de comenzar a comunicarse. Lo sienten incluso antes de pronunciar la primera palabra. A veces solo miras a una persona y te das cuenta de que puede convertirse en un mejor amigo.

El cerebro es capaz de determinar rápidamente qué es peligroso para nosotros y qué es atractivo.

Cualquiera que sea el nombre que le demos a este fenómeno, destino o atracción mutua, todo sucede casi instantáneamente, solo se necesita un corto período de tiempo. La investigación recuerda: bastan unos segundos para que una persona se forme una opinión sobre otra en un 80%. Durante este tiempo, el cerebro logra crear la primera impresión.

Una zona especial es responsable de estos procesos en el cerebro: la parte posterior de la corteza. Se activa cuando pensamos en los pros y los contras antes de tomar una decisión. En pocas palabras, el cerebro puede determinar rápidamente qué es peligroso para nosotros y qué es atractivo. Entonces, un león que se acerca es una amenaza inminente, y una naranja jugosa está sobre la mesa para que la comamos.

Aproximadamente el mismo proceso ocurre en nuestro cerebro cuando conocemos a una nueva persona. A veces los hábitos de una persona, su forma de vestir y comportarse distorsionan la primera impresión. Al mismo tiempo, ni siquiera sospechamos qué juicios sobre una persona se forman en nosotros en la primera reunión, todo esto sucede inconscientemente.

La opinión sobre el interlocutor se forma principalmente sobre la base de sus características físicas: expresiones faciales, gestos, voz. Muchas veces el instinto no falla y la primera impresión es correcta. Pero también sucede viceversa, a pesar de las emociones negativas al encontrarse, las personas se hacen amigas por muchos años.

Sí, estamos llenos de prejuicios, así funciona el cerebro. Pero somos capaces de revisar nuestros puntos de vista dependiendo del comportamiento de otro.

El psicólogo Michael Sannafrank de la Universidad de Minnesota (EE.UU.) estudió el comportamiento de los estudiantes a la hora de reunirse. Dependiendo de la primera impresión, las actitudes de los estudiantes se desarrollaron de diferentes maneras. Pero lo más interesante: algunos necesitaron tiempo para comprender si valía la pena seguir comunicándose con una persona, otros tomaron una decisión de inmediato. Todos somos diferentes.

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