“Él no quiere aprender a leer…”

¿Un niño de XNUMX años no quiere ir a la escuela? Así debe ser, dice la candidata a ciencias pedagógicas Marina Aromshtam*. Estudiar a esta edad no puede ser la actividad principal.

“Cuando un niño de 5-6 años se niega a estudiar, irrita y alarma a los padres: ¿es peor que los demás? ¿Cómo estudiará en la escuela? También existe la ambición de los padres: todos los niños en ciernes deben comenzar a leer lo antes posible … Si su hijo no quiere leer detenidamente la cartilla, intente comprender: ¿qué quiere? Si lo que más le gusta es jugar, si se le ocurre una trama fácilmente, sabe cómo negociar con sus amigos sobre el curso del juego, entonces todo está bien para él. Un niño que juega, por regla general, aprende a leer solo. Un poco antes o después. La edad puede variar de 5,5 a 7 años. Aprende sobre las letras de pasada: es suficiente leerle cuentos de hadas y poemas, cuyos caracteres son letras, mientras camina, preste atención al "alfabeto de la ciudad": el letrero "M" sobre la entrada del metro, el grandes palabras de carteles publicitarios.

Tal vez esté impaciente y crea que su hijo necesita sesiones de lectura específicas. En este caso, deben estar debidamente organizados. Un niño de cinco años está organizado de manera completamente diferente a un niño de siete años y, por lo tanto, debe enseñarse de una manera diferente: a través del juego. Use lotto con subtítulos cortos debajo de las imágenes, libros hechos en casa: imagen + letra o imagen + palabra, jueguen "escuela", "correo", "galería de arte" juntos. Muchos niños están fascinados con el juego de los “signos”. Por ejemplo, espera invitados de otro país. Escribir y colgar carteles por la casa con los nombres de objetos desconocidos para ellos: “mesa”, “gabinete”, “lámpara”… Y cuando el viento arranque y confunda todos los carteles, algunos (los más cortos) habrán de ser escrito de nuevo... Juegue con su hijo para su placer y tenga en cuenta: no existe una conexión rígida entre el aprendizaje temprano de la lectura y futuros logros brillantes. El hito que realmente da lugar a la inquietud se produce a la edad de 8-9 años. Y no está relacionado con la capacidad de poner letras en palabras, sino con el deseo o la falta de voluntad del niño para leer libros por su cuenta.

* AUTOR DEL LIBRO “NIÑO Y ADULTO EN LA PEDAGOGÍA DE LA EXPERIENCIA” (LINCO-PRESS, 1998).

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