Cómo preparar a su hijo para la escuela

1. Volvemos al régimen de entrenamiento de la jornada de agosto.

Apenas hay un niño cuya rutina diaria no haya cambiado durante el verano. Y no para mejor. Es hora de recordar el horario escolar.

Durante la última semana de agosto, despierte a su hijo a la hora en que se despertará a partir del 1 de septiembre. Si el estudiante tiene dificultades para despertarse con la alarma de la mañana, recuérdele que siempre puede recuperarlo. Duerme en la hora tranquila del día. Acuerde que el estudiante debe estar en la cama a las 10 pm, incluso si aún no tiene sueño. Apoye al estudiante con su ejemplo: vaya a la cama y levántese temprano.

2. Descansamos al aire libre.

Si el niño pasó el verano en el mar o en el campo, es mejor regresar a casa al menos una semana antes del comienzo de la escuela. Esto es importante tanto para la aclimatación como para la adaptación psicológica. Pero esto no significa que ahora tengas que sentarte en casa. Saque a toda la familia al aire libre con la mayor frecuencia posible:

No permita que su hijo pase el rato frente a un televisor, computadora o tableta. Pasee en bicicleta, ande en patineta, patines, vaya de picnic, visite un parque de diversiones. Tenga una sesión de fotos familiar al aire libre. Si el niño no quiere ir a ninguna parte, piense en su último golpe general y recuérdele lo divertido que fue.

3. Estamos comprometidos en la adaptación psicológica para estudiar.

Las conversaciones familiares durante los últimos diez días de vacaciones deberían cambiar gradualmente hacia la escuela. Discuta qué profesores y materias aparecerán en el próximo año. Explique por qué se necesitan estos elementos. Pídale a su hijo que recuerde el incidente más divertido (¡o incluso más de uno!) Del último año escolar. Si ya hay libros de texto, hojeen juntos. Muestre a su hijo su curiosidad. Explore el programa de literatura y visite museos relacionados con varios temas.

4. Elección de accesorios escolares.

Compre cuadernos, bolígrafos, lápices, pinturas, diario, cartera o bolso. Elija un uniforme escolar o, si no está disponible, la ropa que su estudiante usará en clase.

5. Discutimos los planes para el próximo año escolar.

Es importante que el niño, e incluso los padres, comprendan lo que les espera en el nuevo año escolar. Es más fácil e interesante caminar por un camino ya pavimentado. Discuta si el estudiante todavía quiere ir a la clase de dibujo o si también le gustaría ir a la piscina. Planifique los logros: asegúrese de aprender a nadar o trate de obtener una B en ruso al menos en un trimestre. El niño, haciendo planes, ya está listo para pasar a la siguiente etapa: un intento de cumplirlos.

6. Nos dedicamos a la educación física.

Los deportes activos y una ducha de contraste fortalecerán la salud del alumno y prepararán su cuerpo para el estrés. Adopte un nuevo hábito familiar: cada mañana durante 10-15 minutos para hacer ejercicios con su hijo con la música enérgica y favorita del niño. Luego, una ducha de contraste: 1 a 2 minutos de agua caliente (37 a 39 grados), 10 a 20 segundos de enfriamiento (20 a 25 grados), alternar entre 5 y 10 veces y frotar con una toalla al final.

7. Comemos bien.

Las vacaciones de verano son el momento en que los niños se relajan en todo: en la rutina diaria, en la disciplina y en la nutrición. Es hora de recordar qué es una nutrición adecuada. Elimina chips, refrescos, chocolates en cantidades ilimitadas. Regrese el pan de grano, el requesón con bayas, el jugo recién exprimido y la avena a la dieta.

8. Empiece a aprender.

En tres meses, el niño ya se ha olvidado de escribir y contar. Es hora de recordar. Organice un juego o competencia, quién recordará la tabla de multiplicar más rápido, leerá los roles del cuento de hadas. Compra un juego de mesa que cuente mucho. Cuando regrese a la escuela, recuerde tranquilizar al alumno y repetir que es bueno en eso.

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