Cómo criar a un niño optimista

Hacemos todo lo posible para desear que nuestros hijos crezcan como personas alegres, seguras de sí mismas y del futuro. Pero, ¿somos capaces de inculcarles una actitud tan positiva hacia el mundo, si nosotros mismos no tenemos siempre el control de la situación?

No existe tal materia en el currículo escolar. Como, sin embargo, nadie enseña optimismo en casa. “A menudo les pregunto a los padres qué cualidades buscan desarrollar en sus hijos y nunca mencionaron el optimismo”, dice la psicóloga y entrenadora Marina Melia. - ¿Por qué? Probablemente, esta palabra signifique ingenuidad, falta de pensamiento crítico, tendencia a mirar el mundo a través de lentes color de rosa. De hecho, una actitud de afirmación de la vida no anula una percepción sobria de la realidad, pero contribuye a la resiliencia ante las dificultades y la voluntad de alcanzar metas.

“El pensamiento optimista se basa en la confianza en uno mismo, la capacidad de encontrar una solución a cada problema y la perseverancia”, recuerda el psicólogo positivo Oleg Sychev. Pero, ¿pueden los padres con una perspectiva diferente y pesimista de la vida enseñar a este niño?

Por un lado, los niños aprenden involuntariamente nuestra actitud ante el mundo, adoptan actitudes, acciones, emociones. Pero, por otro lado, "un pesimista que ha dominado los principios del pensamiento positivo probablemente se convierta en un" optimista ilustrado ", una persona más equilibrada, resistente a las dificultades y constructiva", cree Oleg Sychev. Entonces, las posibilidades de crear en un niño una actitud positiva hacia sí mismo y hacia el mundo en un padre psicológicamente competente son grandes.

1. Responde a sus necesidades

Un niño pequeño descubre el mundo. Se sale valientemente del entorno familiar, prueba, olfatea, toca, da los primeros pasos. Dejar que experimente es importante, pero no suficiente. "Para que un niño disfrute de acciones independientes y no pierda interés en las búsquedas, necesita el apoyo de un adulto, una respuesta oportuna a sus necesidades", señala Oleg Sychev. “De lo contrario, se acostumbra a esperar lo peor, primero de las personas cercanas y luego del mundo entero”.

Apoya sus iniciativas, escucha, responde preguntas y no olvides compartir lo que te hace feliz: introdúcelo en la música, la naturaleza, la lectura, déjalo hacer lo que le interesa. Que crezca con la convicción de que la vida le prepara mucha alegría. Esto es suficiente para luchar por el futuro.

2. Mantener su creencia en el éxito

Un niño que a menudo se enfrenta a problemas irresolubles acumula una experiencia de frustración e impotencia, aparecen pensamientos de desesperanza: “Todavía no puedo tener éxito”, “No tiene sentido ni siquiera intentarlo”, “Soy incapaz”, etc. Qué deben hacer los padres ? ¿Repetir sin cesar “Terminaste, puedes”? “Tiene sentido elogiar y alentar a un niño cuando la tarea está a su alcance, cuando ya está cerca del resultado y simplemente le falta perseverancia”, explica Oleg Sychev. “Pero si las dificultades están relacionadas con la falta de conocimientos y habilidades o la falta de comprensión de qué cambiar en sus acciones, será más útil no dar palmaditas en la espalda, sino sugerir suavemente qué y cómo hacer, para ayudarlos a dominar las habilidades/conocimientos que les faltan”.

Anime a su hijo a sentir que cualquier problema se puede resolver solo (si se esfuerza más, encuentra más información, aprende un mejor curso de acción) o con la ayuda de otra persona. Recuérdele que es normal buscar apoyo, muchas tareas solo se pueden resolver juntos y otros estarán felices de ayudarlo y, en general, hacer algo juntos, ¡eso es genial!

3. Analiza tus reacciones

¿Te fijas en lo que sueles decir a los niños en caso de sus errores y desaciertos? “Su propia percepción depende en gran medida de nuestras reacciones”, explica Marina Meliá. El niño tropezó y cayó. ¿Qué escuchará? La primera opción: “¡Qué torpe eres! Todos los niños son como niños, y este seguramente recogerá todos los golpes. Y el segundo: “¡Está bien, sucede! El camino es áspero, ten cuidado”.

U otro ejemplo: un colegial trajo un deuce. La primera variante de la reacción: “Siempre es así contigo. Parece que no tienes ni idea. Y el segundo: “Probablemente no te preparaste bien. La próxima vez deberías prestar más atención a la resolución de ejemplos.

“En el primer caso, ponemos la creencia de que a un niño siempre le sale mal todo y “hagas lo que hagas es inútil”, explica la experta. – Y en el segundo, le hacemos saber que una mala experiencia le ayudará a sobrellevar las dificultades en el futuro. Mensaje positivo de los padres: “Sabemos solucionar esto, no retrocedemos, buscamos opciones y lograremos un buen resultado”.

4. Cultiva el hábito de la perseverancia

Un caso común: un niño, que apenas ha encontrado el fracaso, abandona lo que comenzó. ¿Cómo enseñarle a no dramatizar los errores? “Pregúntele cuál es, en su opinión, la causa de las dificultades”, sugiere Oleg Sychev. “Ayúdalo a descubrir que no se trata tanto de la habilidad, sino del hecho de que tal tarea requiere más esfuerzo, más conocimientos y habilidades que se pueden adquirir si no se rinde y lucha por la meta”.

Destacar el papel del esfuerzo y la perseverancia es especialmente importante. “¡Lo principal es no rendirse! Si no funciona ahora, funcionará más tarde, cuando lo descubras / aprendas algo que necesitas / encuentres a alguien que pueda ayudarte”. No es tanto la consecución del resultado lo que merece elogios, sino el esfuerzo: “¡Eres genial! ¡Trabajé muy duro, aprendí mucho mientras resolvía este problema! ¡Y obtuve un resultado bien merecido!” Elogios como este refuerzan la idea de que la perseverancia resolverá cualquier problema.

“Al discutir las causas de los problemas, evite las comparaciones negativas con otras personas”, recuerda la psicóloga. Si escucha de su hija que ella "no dibuja tan bien como Masha", diga que todos somos diferentes en capacidades y habilidades, por lo que no tiene sentido compararnos con los demás. La única diferencia realmente importante que finalmente conduce a un resultado es cuánto esfuerzo y perseverancia pone una persona para lograr los objetivos.

5. Facilitar su comunicación en un entorno seguro

Los niños pesimistas pueden ser algo menos sociables y más reticentes en las relaciones con los demás debido a sus expectativas negativas y su sensibilidad al rechazo. A veces parece timidez. “Un niño tímido que experimenta dificultades de comunicación puede beneficiarse de cualquier experiencia que refuerce sus expectativas positivas”, dice Oleg Sychev.

En primer lugar, los propios padres deben evitar las evaluaciones negativas y, con mayor frecuencia, recordar con él sus logros, incluso los modestos. Y además, es deseable planificar situaciones de comunicación en un ambiente seguro donde el niño sea aceptado y respetado, donde se sienta competente. Esto puede ser la comunicación con los niños más pequeños o las clases en su círculo favorito, donde tiene mucho éxito. En un ambiente tan confortable, el niño tiene menos miedo a las críticas y condenas de los demás, recibe emociones más positivas y se acostumbra a mirar el mundo con interés y esperanza.

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