Cómo su hijo afirma su personalidad

A los 9 meses descubrió que era un ser completo, separado de su madre. Poco a poco, alrededor del año de edad, comienza a tomar conciencia de la envoltura de su cuerpo y a considerarse a sí mismo como un todo. Reconoce su primer nombre e inicia la comunicación con el otro.

Se reconoce en el espejo

La etapa del espejo es una etapa importante, que ocurre alrededor de los 18 meses. Capaz de identificar su propia imagen, también puede identificarse a sí mismo en una foto. La imagen le da al niño una confirmación visual y externa de lo que siente en sí mismo. Le permite identificarse a sí mismo como un todo, una forma humana. Le da al "yo" su refuerzo.

Considera al otro como un doble de sí mismo

Esto se refleja en sus juegos para dos: “a ti, a mí”. “Te pegué, tú me pegaste”. “Yo corro detrás de ti, tú corres detrás de mí”. Todos juegan el mismo papel, a su vez. No están claramente diferenciados, cada uno actúa como espejo del otro.

Habla de si mismo en tercera persona

Este uso del lenguaje refleja su incapacidad para distinguirse claramente de los demás: habla de sí mismo como habla de su madre o de cualquier otra persona. Este trabajo de diferenciación se hará poco a poco, durante su tercer año.

Sabe definirse a sí mismo como niña o como niño

Aproximadamente a los 2 años se da cuenta de su identidad sexual. Compara, pregunta. Sabe a qué mitad de la humanidad pertenece. De ahí a ser consciente de él como un ser único, hay un gran paso.

Empieza a decir "no" a todo

Entre los 2 y los 3 años, el niño comienza a oponerse a sus padres. Es “me niego, luego existo”: decir “no” es su forma de decir “yo”. Necesita afirmar su propia existencia, su identidad en plena construcción. Sin ceder sistemáticamente, hay que escucharlo, escucharlo. Esta famosa crisis de oposición es un fuerte signo de la evolución de su inteligencia.

¡Te bombardea con "yo solo!" "

El "yo" viene poco después del "no" y existe en paralelo. El niño da un paso más en asertividad, quiere liberarse de la tutela paterna. Así, confusamente reclama el derecho a gobernar su propia existencia. Está ansioso por la autonomía. Déjelo hacer pequeñas cosas siempre que no haya peligro.

Se niega a tocar sus juguetes.

Para él, sus juguetes son parte de sí mismo. Si le pide que preste, también podría pedirle que le arranque un brazo. Al negarse, se protege de cualquier riesgo de fragmentación: su conciencia de sí mismo es todavía frágil. Por tanto, es absurdo obligar a un niño a prestar sus juguetes. También es inútil castigar su egocentrismo: es más fuerte que él. Más tarde aprenderá el desinterés y la generosidad.

Accede al "yo"

Esto marca un punto de inflexión fundamental en la construcción de su identidad: a los 3 años ha completado por completo su trabajo de diferenciar “yo / otros”. Su visión del mundo es bipolar: por un lado, “yo”, el personaje central, y por el otro, todos los demás, más o menos ajenos, periféricos u hostiles, que giran en torno a él a distintas distancias. Se irá refinando gradualmente.

A los 4 años: se construye la identidad de tu hijo

Tiene 4 años, su visión del mundo es matizada. Empieza a conocerse a sí mismo y a saber qué lo distingue de los demás niños. Él es capaz de afirmar estas diferencias: “¿Soy bueno en el fútbol? Thomas, corre rápido. Al diferenciarse de los demás, se define cada vez con mayor precisión.

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